Barcelona, crisis y desempleo

Parados imparables

La necesidad de organizarse se hace patente en época de crisis, tanto en su aspecto reivindicativo como en su aspecto asistencial. Se multiplican las formas asociativas para movilizarse y ayudarse. Aunque por los datos que se ofrecen, la presión que se está acumulando en la olla del paro parece que no va a haber válvula alguna capaz de aliviarla.

Los trabajadores que ierden el empleo se van multiplicando, y con ellos las asociaciones de todo tipo que representan sus intereses. Entre las reivindicativas y las asistenciales, predominan éstas segundas, algunas de ellas nacidas en crisis anteriores. Parados sin Fronteras, prácticamente desaparecieron durante los años de crecimiento económico, y ahora han reaparecido. Esta ONG aplica "medidas imaginativas, como las que utilizaban los argentinos durante el corralito". Ayuda a los parados a buscar trabajo y formas de autoempleo, organiza redes de ayuda mutua y trueque entre parados ("si un parado sabe de fontanería y una mujer sin trabajo sabe coser a máquina pueden intercambiar sus trabajos y ayudarse mutuamente" en los llamados bancos de tiempo o redes de intercambio), buscar empleo a los parados y reivindica ¡”Qué menos que el salario mínimo para poder subsistir" Otras ONG, como Acció Solidaria Contra l’Atur, facilitan ayudas económicas y microcréditos a parados. La diferencia entre esta crisis y las anteriores (la de finales de los 70 y la de principios de los 90) es, según su portavoz, que en la actual “el problema de la vivienda es más acuciante que nunca, mucha gente está endeudada y los desahucios están a la orden del día". La Asamblea de Parados y Paradas de Barcelona tiende más a lo que llaman el “modelo francés”, reivindicativo, siguiendo el ejemplo de unas “organizaciones de parados fuertes y consolidadas, que movilizan a mucha gente y hacen oír su voz" en Francia. en sus folletos que "mientras banqueros y empresarios, que han provocado la crisis económica, se reparten y disfrutan del botín de nuestra explotación, nuestras familias tienen que malvivir con unas prestaciones de desempleo insuficientes". Esta asociación exige que el Gobierno "deje de llenar los bolsillos de los banqueros", y "prohíba los expedientes de regulación de empleo fraudulentos, impida por ley los desahucios en época de crisis, imponga el reparto del trabajo decretando la jornada laboral de 35 horas y distribuya la riqueza mediante fuertes impuestos fiscales a los ricos". Reivindicaciones en las que puede estar de acuerdo cualquiera, tenga trabajo o no. Y es que, si habitualmente las comparaciones son odiosas, con los tiempos que corren no. Son inevitables.

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