Teresa Aranguren cubrió la invasión de Israel sobre el Líbano, viajó a China, Argelia y Marruecos como responsable de la sección de Internacional de Mundo Obrero, el periódico del PCE, en los inicios de su carrera. En 1985 empezó a trabajar en Interviú, y poco después en El Independiente y Telemadrid. Ha formado parte del Consejo de Administración de RTVE.
Durante 15 años fue enviada especial en Oriente Medio, cubrió la guerra del Golfo y el conflicto de los Balcanes. Ha escrito varias obras sobre Palestina y es secretaria del equipo de dirección de la UNRWA en España (la agencia de refugiados de la ONU para Palestina).
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¿Cuál es el punto de partida de la represión contra Palestina?

La confluencia de dos fenómenos europeos. Por un lado, el movimiento sionista que nace a finales del XIX en Centro Europa y la Rusia zarista, y que es un fenómeno de judíos europeos y de esa zona de Europa casi exclusivamente, donde hay un antisemitismo muy fuerte que es uno de los impulsos al movimiento sionista.
El movimiento sionista pretende crear un Estado judío en algún territorio. En un primer momento piensan en Uganda o la Patagonia. Pero se dan cuenta enseguida que ningún judío europeo se va a ir a la Patagonia. Se dan cuenta, además, de que Palestina sí es un territorio que pueden reclamar argumentando razones de tipo histórico bíblico.
Y por otro lado el colonialismo europeo, básicamente el de Gran Bretaña, que está intentando asentar su presencia en el corazón del Oriente Próximo, y que ve en el movimiento sionista una ocasión muy propicia para crear un enclave de europeos en el corazón del Oriente Medio.
La confluencia de esos dos elementos es lo que determina que un proyecto, que se hubiera quedado en un sueño más o menos acogido por comunidades judías del mundo, se convierta en una realidad, porque sin el imperio británico no se hubiera hecho realidad el proyecto sionista.
A finales del siglo XIX, los judíos que hablaban árabe, y que formaban parte del tejido social de Palestina, estaban en torno a un 2,5% de la población. Hablamos de un proyecto que pretende crear un Estado judío en un territorio donde más del 95% de la población no son judíos.
En 1927 entra el ejército británico en Palestina, y la Sociedad de Naciones otorga a Gran Bretaña el mandato sobre Palestina. Y esta es la realidad sobre la que se asienta el eslogan de una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra, que todavía sigue funcionando, pero que es una gran mentira que busca negar la existencia del pueblo palestino antes de la fundación del Estado de Israel.
“Sin el Imperio Británico, el proyecto sionista de fundar un Estado judío no existiría”
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¿La naturaleza del nacimiento del Estado de Israel tiene desde el principio un sello imperialista?
Sí, o colonial. Hay otros factores añadidos que no son estrictamente coloniales, de tipo sociocultural, como la influencia de la mitología bíblica, que es también la nuestra. Pero fundamentalmente es un fenómeno colonial.
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¿Cómo es la sociedad palestina del siglo XIX?

Desde el punto de vista de composición social, demográfica… se parecía mucho a las sociedades de la cultura del Mediterráneo, la española, la griega, entonces. Era una sociedad mayoritariamente campesina, y por lo tanto tradicional, pero nunca fue una sociedad mísera, en Palestina no se conocían las hambrunas. Podía haber gente pobre, pero había también mecanismos para proteger al campesino pobre, que luego desaparecieron.
Pero también era una sociedad en la que había ya, en los núcleos urbanos, clases medias muy cosmopolitas, incluso más que las de España entonces, que tenían aspiraciones emancipadoras con respecto al dominio turco y después al dominio británico, y con un matiz claramente nacional enmarcado dentro de la gran reclamación del movimiento nacional árabe.
Esta idea de que en Palestina no había pueblos, sino que solo había gente, que no existía conciencia nacional, es falsa.
En los años 30 una importante resistencia a la colonización sionista y al amparo británico de esa colonización, que se tradujo en la gran revuelta del 36, que duró como la guerra civil española hasta el año 39. Tres años de resistencia frente al mayor imperio del momento, que era el británico, y frente al mayor ejército, porque Gran Bretaña desplegó un contingente importantísimo de soldados para reprimir ese levantamiento, que fue la primera Intifada.
“Los judíos árabes eran el 2,5% de la población y las propiedades el 6,6%”

En el ejército británico había encuadrados algunas milicias sionistas, pero la represión era británica. Llega un momento en el que el gobierno británico se da cuenta de que aquello no lo pueden manejar y acceden a algunas reclamaciones, como que en 10 años se hiciera un referéndum al que se oponían los sionistas.
Aquel referéndum significaba el fin del proyecto sionista. Después de dos décadas de emigración sistemática y amparada por el imperio británico, los judíos no llegaban al 30% de la población.
Ahí es donde se produce un cambio radical por parte de algunos sectores del movimiento sionista, que se revuelven contra los británicos y lanzan una campaña de atentados terroristas. El más grave fue el año 46, contra el Hotel King David, que era la sede de la administración británica, en el que murieron 91 empleados de la administración británica. Y es a partir de ese momento cuando Gran Bretaña deja Palestina en manos de las recién creadas Naciones Unidas.
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Entonces, tras la II Guerra Mundial, EEUU sustituye a Gran Bretaña como potencia imperialista…
Sí, no se produce de golpe, pero empieza ya en esos años, y empieza básicamente en el año 47.

Hay un intento de esas Naciones Unidas recién creadas, bastante burdo, de solucionar lo que para ellos es una especie de marrón. Y entonces, Naciones Unidas decide la resolución de partición del territorio de Palestina para crear un Estado judío y un Estado árabe. Eso es en noviembre del 47.
Gran Bretaña se abstuvo en la votación, pero la presión de Estados Unidos, sobre todo sobre países pequeños, consigue que sea un voto afirmativo, que los países árabes no se lo esperaban. De hecho argumentan que ataca el derecho a la autodeterminación, porque en esos momentos la población judía en Palestina era el 30% de la población. Pero hay otro dato más significativo. En el año 47, cuando se aprueba la división del territorio para un Estado judío y un Estado árabe, el 6,6% no llega al 7%, era propiedad judía. El resto era propiedad árabe, propiedad privada y propiedad comunal. Y así ¿cómo levantas un Estado judío, sin la propiedad de la tierra ni la mayoría demográfica? Ahí está el germen de la limpieza étnica.
La semana siguiente a la resolución de partición comienzan las “operaciones de vaciado”. Así lo decían en el lenguaje de entonces, “vaciado” de la tierra.
“Dicen que no existía conciencia nacional pero Gran Bretaña no pudo con la resistencia palestina”
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¿Cómo ha sido el proceso de desentrañar la verdad?

Me he basado en documentos oficiales de Naciones Unidas y de la administración británica. Y en los testimonios he buscado, por ejemplo, el del delegado de Cruz Roja en Jerusalén, que fue la primera persona que llegó a la aldea de Deir Yassin, donde se había producido una de las matanzas que forman parte de las operaciones de limpieza étnica, y describe lo que encuentra. No entro en las maniobras de comunicación que ya entonces estaban en marcha por parte de la propaganda sionista, porque hay la documentación suficiente como para apoyar los datos históricos.
Israel dice que no los echaron, que les compraron las tierras, pero resulta que no llegaban ni al 7%. Ya no hay un historiador serio que niegue las operaciones de limpieza étnica y el intento de vaciar el territorio palestino de su población palestina.
Para denunciar el genocidio que están cometiendo hay que recordar que hubo otro momento en el que se vació de población palestina la tierra de Palestina.
“Desde que EEUU se convierte en la potencia hegemónica lo decisivo es la simbiosis con Israel”
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¿Cuál es entonces la base para justificar lo injustificable?, ¿mitos e invenciones?

Sí, y ocultamientos. Por una parte está la mala conciencia europea por el exterminio de los judíos europeos por los nazis, que se intenta calmar cargando sobre las espaldas de otro pueblo que no tiene nada que ver. Y por otra que Israel no representa a los judíos del mundo. Aunque pretendan representarlos, y aunque gran parte de la opinión pública europea y estadounidense esté en ello.
Esto no sirve más que para callar voces. Porque inmediatamente que hay una crítica a Israel surge la acusación de antisemitismo. Lo estamos viendo cuando el gobierno israelí acusa al secretario general de Naciones Unidas de antisemita por decir la obviedad de que esto no empezó el 7 de octubre con el ataque de Hamás.

También los grandes aliados del sionismo son los sionistas fundamentalistas cristianos. El entramado que en América tiene tanta importancia, el de las iglesias evangélicas, es un respaldo enorme a Israel. Y luego hay un factor de tipo cultural que hace de la Biblia una especie de escritura de propiedad.
Pero lo decisivo es la alianza Estados Unidos-Israel, que a partir, sobre todo de los años 60, se convierte en una simbiosis, no simplemente en una alianza.
Y teniendo en cuenta que Estados Unidos es la potencia hegemónica desde hace bastante tiempo en el mundo, eso ha marcado las posiciones europeas, del seguidismo europeo, incluso hasta ahora.