Orden tripolar contra caos global: Brzezinski y la doctrina Trump

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El prolífico Zbigniew Brzezinski, a sus casi 89 años, propone un urgente arreglo tripolar entre las máximas potencias militares –EEUU, Rusia, China– que configure la estructura de la doctrina Trump con el fin de paliar “el desaliñado orden global”.

Brzezinski –ex asesor de Seguridad Nacional de Jimmy Carter, íntimo de Obama y promotor de la sepultada Comisión Trilateral de los Rockefeller– soslaya que fue Obama quien legó su doble caos, doméstico/global, que ha acentuado Trump con su caos dentro del caos.

La decadencia de EEUU se ha acelerado: el mundo se desliza a un desorden significativo sin estructura internacional capaz de manejar los tipos de problemas que probablemente estallen casi en forma simultánea.

Todas las estructuras caducas del viejo orden de la post-Segunda Guerra Mundial –primero bipolar, entre EEUU y la URSS; luego unipolar, después del colapso de la URSS– son patéticamente disfuncionales: ONU, FMI, BM y OMC.

Hoy el mundo es idílicamente multipolar, pero cruda y militarmente tripolar, donde Obama puso a la defensiva en todos los ámbitos a Rusia, mediante sus inoperantes sanciones, y a China mediante su estrangulamiento mercantilista del incinerado ATP.

No hay que exagerar. Con todo y sus defectos locales/regionales, Trump se mueve a escala global en los fractales –elementos de orden dentro del masivo desorden– cuando la realpolitik doméstica –reflejo del magno declive de EEUU– lo han obligado a operar aparatosas volteretas en sus proyectos con Rusia (amistoso) y China (hostil).

El Congreso, con mayoría del Partido Republicano le impidió en forma brutal su acercamiento con Rusia con la defenestración de su asesor de Seguridad Nacional Michael Flynn con sólo 24 días en su puesto, mientras es orillado a desechar su coqueteo con Taiwán y a admitir la centralidad de “una sola China.

La ofensiva militar de EEUU se ha sobrextendido en su cerco a Rusia y China, y ya llegó a su límite, mientras Moscú y Pekín han mejorado sus sistemas de defensa, no se diga Irán a escala regional. Curioso espíritu de los tiempos: Rusia y China, con Irán, se pertrechan mientras EEUU se repliega.

A juicio de Brzezinski, un mundo vulnerable necesita de una doctrina Trump, con quien discrepa en todas sus decisiones cotidianas, pero quien en última instancia es el presidente de EEUU.

Trump debe reconocer que la solución ideal a largo plazo es una en la que los tres poderes dominantes militarmente EEUU, China y Rusia, trabajen en conjunto para sostener la estabilidad global.

En contraste con Kissinger, quien deslizó un G-2 entre EEUU y Rusia para detener a China –esquema al que se sumó Trump–, Brzezinski padece la nostalgia de su G-2 de EEUU y China contra Rusia, que fue rechazado por Pekín: mucho depende del grado en que EEUU y China puedan comprometerse a un exitoso diálogo. Lo que abriría el camino a un entendimiento estratégico más serio, que a su vez, crearía la base para un entendimiento más duradero entre las tres principales potencias, puesto que Rusia se percataría de que si no es incluida en un acomodamiento entre China y EEUU, peligrarían sus intereses. Primero el G-2 de EEUU y China, y luego el G-3 con Rusia. ¡Qué sencillo!

Hoy Rusia y China han mejorado sus posiciones defensivas y no veo la razón por la que –cuando EEUU sucumbe a sus domésticos demonios centrífugos, peores que los externos– China caiga en la trampa de un etéreo G-2 dirigido contra Moscú.

EEUU no está ya en condiciones de imponer su unilateralismo global –salvo con sus masoquistas vasallos regionales, carentes de visión estratégica–, pero tampoco a Brzezinski se le escapa que EEUU debe ser juicioso del peligro de que China y Rusia puedan formar una alianza estratégica, por lo que debe tener cuidado de no actuar con China como si fuera un subordinado, lo que garantizaría una relación más estrecha de China y Rusia. EEUU no sabe actuar de otra forma cuando su apabullante imposición bélica forma parte de su código geopolítico (…)

El problema con el orden internacional de Brzezinski es que impone el orden unilateral de EEUU, que ha fenecido: el deseo del presidente Trump de un diálogo constructivo con Rusia es razonable, pero carente de un marco aceptable de conducta, es decir, una coreografía en que Rusia se someta a la hermenéutica unilateral de las leyes internacionales de EEUU.

Brzezinski no se percata de que al fenecer el viejo orden unipolar perece consigo su andamiaje legal, que ya es inadmisible para Rusia y China (…)

Son tiempos militares más que de vulgaridad mercantilista, y Brzezinski concluye con su amenaza a Rusia en caso de una incursión militar a Europa cuando Trump, quien conoce el poder de los negocios, deberá propinar un bloqueo punitivo al acceso marítimo de Rusia a Occidente, que afectaría casi las dos terceras partes de todo su comercio marítimo. Eso ya significa la tercera guerra mundial, ineluctablemente nuclear.

Ahora falta ver qué opinan Rusia y China de su nuevo orden posoccidental.

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