Estatut: carta de Montilla a 200 entidades catalanas

Órdagos preventivos

La carta del presidente de la Generalitat de Cataluña a 200 entidades catalanas es el segundo órdago, en apenas menos de dos meses, lanzado por las castas polí­ticas catalanas como chantaje y presión al Tribunal Constitucional que ha de emitir sentencia sobre la constitucionalidad del Estatut de Cataluña. La burguesí­a burocrática y las cúpulas nacionalistas de la burguesí­a catalana ven un peligro para sus privilegios y su cuota de poder la posibilidad de que el Tribunal Constitucional ponga en entredicho aspectos del Estatut, tales como la definición de Cataluña como «nación», la obligatoriedad del catalán o las relaciones bilaterales de Cataluña con el Estado.

Montilla, en su carta a las 200 entidades de todo tio (sindicatos, empresarios, deportivas, municipales, eclesiásticas…) que se adhirieron al editorial conjunto publicado por doce diarios catalanes en noviembre, llama “si llega el momento de que sea preciso a dar una respuesta unitaria”. No está siendo el nacionalismo catalán sino Montilla y los dirigentes del PSC quienes se han puesto al frente de agitar las aguas de una política disgregadora. Y este es el factor más inquietante del problema porque lo hacen jugando con los votos de una Cataluña no nacionalista votante de izquierda cuyo sentir histórico siempre ha estado vinculado a la defensa de la unidad de Cataluña con el resto de España. Y que el mismo referéndum del Estatut puso de manifiesto con una abstención del 51%, sólo 1 de cada 3 catalanes votó afirmativamente la reforma del Estatut.Pero es el secretario general del PSOE y presidente Zapatero quien tiene la principal responsabilidad en la generación del problema desde que lanzó su irresponsable, ambiguo y frívolo, “aceptaré cualquier reforma que venga de Cataluña”. Zapatero ha arrastrado a su propio partido a esta deriva, multiplicada por los dirigentes catalanes.A pesar del sentir mayoritario de las estructuras básicas del Partido Socialista, de sus afiliados y sus votantes, la respuesta desde dentro del PSOE de los Bono, Guerra o Ibarra y cientos de cuadros intermedios ha sido hasta ahora insuficiente para crear las condiciones que permitan corregir radicalmente esta deriva que sólo contribuye a alimentar no sólo los proyectos disgregadores de los nacionalismos excluyentes, sino los intereses y privilegios más mezquinos de las castas políticas periféricas.Sin embargo, el cambio en la situación política española que está provocando la crisis, con la creciente debilidad de Zapatero y la preocupación absoluta de la inmensa mayoría de los ciudadanos por sus graves consecuencias sobre las condiciones de vida del conjunto despueblo trabajador, crea nuevas condiciones para arrinconar las derivas que dividen y desvían las energías del país de todo lo que no sea dar una salida a la crisis favorable al conjunto del país y de las clases populares. Ahora es el momento de arrinconar esa deriva desde dentro y fuera del partido socialista y convertir los votos de izquierdas en votos de lucha contra quienes enfrentando unas partes de España con otras, o ejecutando el programa de la gran banca, impiden una salida a la crisis popular y nacional.

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