El Pentágono sacará a la luz 2000 fotos de Guantánamo

Operation `face-cleaning´

El Pentágono, el Departamento de Defensa de EEUU, el núcleo duro del poder duro de Washington, la columna vertebral del poder del hegemonismo norteamericano… publicará hasta 2000 fotos que ilustrarán las torturas de Guantánamo. De repente el nuevo inquilino de la Casa Blanca ha conseguido que la institución directamente encargada de planificar, diseñar y ejecutar la estrategia militar del paí­s más poderoso del planeta se deshaga en `autocrí­ticas´ y afirme que intentaron disuadir a la administración Bush de que no utilizara la tortura contra los prisioneros. ¿Pretenden que pensemos que los nuevos aires post-imperiales han llegado hasta el sancta sanctorum del poder de la superpotencia?

Tres días desués de que el director de la Inteligencia Nacional, Dennis Blair, admitiera en un informe interno que las técnicas de tortura permitidas por la administración Bush han servido para obtener `información muy valiosa´ sobre terroristas, la oficina de información del Pentágono recuerda que advirtió al presidente Bush de la inconveniencia de dichas técnicas de interrogatorio. El mismo departamento del Pentágono que ideó, diseño y perfeccionó –basándose en la rica experiencia en este campo de la CIA- las técnicas de tortura e `interrogatorio agresivo´, advirtió en un informe fechado en julio de 2002 a la Casa Blanca que tales técnicas de interrogatorio de que no lograrían "información fidedigna", además de que las consecuencias de usar la tortura podría ser que los enemigos de EEUU la utilizaran también contra los soldados norteamericanos capturados en combate. El informe elaborado por la Agencia Conjunta de Recuperación de Personal advierte que “el resultado no previsto de una política de EEUU que establezca la tortura de prisioneros es que podría ser usada por nuestros adversarios para justificar la tortura de estadounidenses capturados”. Aunque admite la conveniencia de utilizar la tortura en casos donde haya que evitar rápidamente un atentado, el informe afirma que el uso de la tortura está basado en una concepción errónea: “el error inherente en esta estrategia es la presunción de que, mediante la tortura, el interrogador pueda extraer “información confiable y precisa. La historia y una consideración de la conducta humana parecen refutar esta presunción”.La tortura no es discutida en términos de moralidad –un terreno ajeno a consideraciones militares- sino de utilidad para los planes de EEUU. El Senado estadounidense se ha unido también a esta cruzada contra la tortura. "Es parte de una política de aplastar la disidencia", afirma el presidente del Comité de Servicios Armados del Senado, Carl Levin, que ha denunciado también que este documento fue ignorado deliberadamente o tal vez suprimido por la administración Bush. Ahora la superpotencia tiene que restaurar su deteriorada imagen después de ocho años de `dictadura terrorista mundial de Bush´, y la llegada de Obama a la Casa Blanca ha significado –en el terreno de los gestos- una auténtica revolución. Tras su estela, todos los aparatos de Estado parecen ponerse en sintonía con estos nuevos vientos, abandonar la opacidad y democratizarse. Hasta el todopoderoso Pentágono ha anunciado que hará públicas 2000 fotografías de las torturas de Guantánamo. ¿Qué mejor mensaje de que los tiempos han cambiado, que EEUU vuelve a ser la potencia de la Democracia, el garante de la Libertad? Pero un vistazo más de cerca, y a mayor profundidad de la mirada interesadamente miope de la que los medios de comunicación nos ofrecen, nos da una visión menos tranquilizadora. El azote contra la tortura, el principal grupo de presión que abandera la persecución de estas prácticas ante la opinión pública es la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU). La decisión de la Casa Blanca de que el Pentágono desclasifique esas imágenes dentro de un mes tiene su origen en una querella interpuesta por ACLU en 2004 de acuerdo a la Ley de Libertad de Información de EEUU. ¿Defensores de las libertades civiles?. Ciertamente el pueblo norteamericano atesora una larga tradición de lucha por sus libertades. Pudiera tratarse de una organización independiente, de seguidores del valioso testigo de Martin Luther King… Pero su principal fuente de financiación parece desmentirlo: La ACLU recibe aportes anuales de fundaciones como Ford, Rockefeller, Carnegie, Field, Tides, Gill, Arcus, Horizons y otras más. Algunas de las más importantes instituciones de la burguesía monopolista norteamericana –en algunas de las cuales podemos encontrar a personajes de la calaña Henry Kissinger- están detrás de esta organización y de su denuncia. Poderosos sectores de la clase dominante norteamericana e históricos miembros de su élite dirigente ya advirtieron en 2004 como la línea unilateral, de “dictadura terrorista mundial” de Bush, estaba dañando gravemente el sistema de alianzas norteamericano, y confiriendo un poder al llamado `complejo militar industrial´ dentro de la clase dominante norteamericana que amenazaba con romper para siempre el complejo equilibrio de poder entre los sectores de la oligarquía yanqui. Entre aquellos detractores de la línea Bush podemos encontrar a cuadros poco sospechosos de antibelicismo, como Kissinger o Robert McNamara –teórico en la Guerra Fría de la `disuasión por destrucción mutua asegurada´- . Es de estos sectores y de sus vínculos en los aparatos de Estado de donde salieron las fotos de la cárcel de Abu Ghraib, que escandalizaron a la opinión pública norteamericana y asestaron un duro golpe a Bush en vísperas de su enfrentamiento electoral con John Kerry. Es preciso partir siempre de `quien lo dice, cuando lo dice y para qué lo dice´. Si entonces las fotos de Abu Ghraib buscaban arrinconar una línea unilateral y dañina para EEUU, ahora las fotos que el Pentágono se dispone a revelar de Guantánamo –o los informes de las torturas de la CIA- buscan anestesiar a la opinión pública mundial, crear un clima de opinión planetario de que los EEUU de Barack Obama han abandonado su condición de superpotencia agresiva, dispuesta a lo que sea con tal de mantener su hegemonía, y que en esta nueva era post-imperial, el suave yugo de Washington puede garantizar la paz, la libertad y la democracia. Es preciso, por convincentes y espectaculares que sean los gestos, que no nos dejemos deslumbrar por la nueva cara limpia de Washington. Sus entrañas son de la misma sustancia, y no hay presidente que pueda cambiar eso.

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