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Ofensiva del FMI y Alemania para que España recorte más la protección del empleo

Cada vez aparece más claro el objetivo del Gobierno de Angela Merkel y del Fondo Monetario Internacional (FMI) respecto de la protección laboral en España. Tan claro como que quieren que cada vez haya menos. Hasta ahora no se habían atrevido a decirlo con claridad en foros públicos. Pero el 28 de enero ha marcado una nueva vuelta de tuerca a la presión que vienen ejerciendo sobre España. Les molesta el sistema español de protección laboral frente al despido improcedente de los trabajadores con contrato indefinido. Pretenden equiparar la protección de los trabajadores indefinididos a la de los trabajadores temporales.

Teman lo peor. Piden modificar el sistema de protección existente en la actualidad para que los desempleados que reciben el seguro de desempleo, ante la falta de protección, tengan que buscar trabajo a la fuerza. No importa el puesto de trabajo ni la preparación que hayan obtenido.

Era el último paso por dar en la presión que vienen ejerciendo desde los organismos internacionales para continuar con la reforma laboral en España. Quizás no sea el momento de aceptar el envite ante la proximidad de las elecciones al Parlamento Europeo que ya vaticina resultados más que negros para el partido del Gobierno. Pero una vez celebradas las elecciones no es descartable nada.

De Guindos tampoco ha negado nuevas medidas pese a que el Gobierno ha vendido la última reforma laboral como el principal instrumento para que no se haya destruido más empleo. Para el responsable de Economía, el mercado laboral español ha sido, tradicionalmente, una máquina de desincentivar el empleo. En cierta medida ha dado la razón a su colega alemán, Wolfgang Schauble, que había apuntado a España al decir que los incentivos perversos de la regulación laboral de varios países son una de las causas decepcionantes de la actual situación económica en Europa. Ha añadido que el coste del empleo es tan elevado que lleva a muchos trabajadores hacia la economía sumergida. Pero si se han destruido tres millones y medios de puestos de trabajo durante la crisis. Si todavía fuera más barato despedir, habríamos acabado con el empleo en España.

La intervención de la directora gerente del Fondo Monetario Internacional con ocasión de la presentación de la publicación del FMI ‘Trabajo y crecimiento: apoyando la recuperación europea’, evidencia que el lobby de los empresarios españoles ha hecho mella en Lagarde. Si hasta ahora los empresarios se venían quejando de la interpretación de los jueces españoles de la legislación laboral, generalmente a favor de los trabajadores, Lagarde ha dicho textualmente en Bruselas que el éxito de la reforma laboral dependerá de que los tribunales no hagan una interpretación restrictiva de la normativa ahora vigente.

¿Pero no ha comprendido todavía la directora del FMI que el problema de España no es el de destruir empleo sino el de crearlo?

No se entiende muy bien en cambio qué ha querido decir con que los Gobierno europeos deben hacer un esfuerzo para proteger a las personas y no los puestos de trabajo concretos. Se les llena la boca de poner el modelo nórdico como ejemplo. Pero conlleva unos mayores gastos en protección social que los que se registran en España, pese a ser nuestro país el campeo del paro. Está muy bien seguir recomendado la aplicación de políticas activos de empleo para los parados, pero esto conlleva más costes. De donde va a sacar España los recursos.

Si se quiere que cumpla con los objetivos del déficit no se pueden imputar muchos más gastos a la Seguridad Social. Bien es cierto que de acuerdo con los datos aportados este martes las cuentas de la Seguridad Social son mejores que las del resto de los gastos de la Administración central. Hasta noviembre, el déficit alcanza 3.337 millones, un 0,33% del PIB. Cifra baja si tenemos en cuenta que el objetivo para todo el 2013 se fijó en el 1,4%. Todo parece indicar que los objetivos del déficit se podrán cumplir en este apartado.

¿Por qué tanto empeño de los organismos internacionales en recortar más derechos laborales conseguidos a lo largo de muchos años de reivindicación de los trabajadores cuando no aparece la evidencia de su necesidad? Está claro que es una cuestión de modelo ideológico, de modelo ideológico de administrar la economía. Lo que no quiere decir que sea ni el único ni el más acertado. ¿Qué le pedirán a Obama que ha decidido prescindir de los legisladores e incrementar el salario mínimo en EEUU?

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