Literatura

Novelas para el siglo XXI

La novela, género supremo de la literatura contemporánea, inicia su tercera gran centuria con una ardua y temeraria misión: ser testimonio de las realidades silenciadas y vehí­culo de las verdades sepultadas.

Tras rotagonizar un siglo XIX glorioso y canónico, y un XX tortuoso, experimental y enormemente rico, la novela, sin duda el género literario más apreciado por el gran público, y tal vez el más dúctil y maleable de todos, se adentra en el siglo XXI -ya con una década cumplida-, con su prestigio intacto, un enorme gancho popular y, aunque con una capacidad de innovación algo mermada (¿signo de agotamiento?), poseída por una nueva misión. En un mundo dominado por poderes cada vez más gigantescos, dotados de una capacidad de manipulación global casi omnímoda (merced a su dominio sobre los poderosos y ominipresentes medios de comunicación de masas), la literatura, la gran literatura, la literatura verdadera (la insobornable, la que no se somete a ningún poder), se erige cada vez más como uno de los escasos ámbitos en que la realidad silenciada, oculta, negada, alcanza a mostrar algunos de sus "fogonazos", y en la que la paradójica fuerza de la ficción se convierte en misterioso vehículo de las verdades más hondas y esenciales.En medio de un mundo saturado de información, en el que lo real se hace irreconocible y la verdad ha sido prácticamente aniquilada, la ficción literaria auténtica es aún capaz de abrir una ventana, un respiradero, por el que conectar con ellas.Esa voluntad, ese anhelo, de que la literatura traspase la muralla de falsedades acumuladas y fijadas por el poder y consiga iluminar algunos fragmentos de la realidad acontecida, de los laberintos del presente o del inquietante futuro, está notoriamente presente en la obra de los escritores y novelistas que, nacidos en la posguerra (desde mediados de los años 40 hasta mediados de los 50), iniciaron su actividad literaria a mediados de los 70 y principios de los 80, y ha alcanzado en esta primera década del siglo XXI su plena madurez literaria y publicado sus obras más relevantes. Ellas han mantenido en pie el edificio de la gran literatura.Muchos de ellos se han visto impelidos, con el cambio de siglo, a dejarnos un testimonio literario de la centuria pasada. Por eso, buena parte de las grandes obras maestras de esta primera década del siglo XXI son, en cierto modo, recapitulaciones -o reconstrucciones- narrativas del siglo XX, miradas -por lo común, implacables- a un siglo atravesado por apasionantes contradicciones, esperanzas genuinas, crímenes aterradores… y que nos ha legado un horizonte inquietante, que suscita los interrogantes más dispares.Ese afán reconstructivo del siglo está presente en toda la narrativa de Philip Roth, verdadero maestro en la articulación literaria del momento histórico y la ficción narrativa, y cuya novela "La mancha humana" (2000) -pero también, por ejemplo, "Indignación" (2008)- marcan un cénit de su obra, por otra parte, una de las más influyentes de la literatura actual.También esa mirada reconstructiva guía "Austerlitz" (2001), obra póstuma del escritor alemán, residente en Gran Bretaña durante más de treinta años, W. G. Sebald. Si toda su obra es un alegato contra una civilización regida por un insaciable instinto de destrucción, en "Austerlitz" Sebald traza el destino inevitablemente desarraigado del hombre contemporáneo en medio de un "paisaje" (histórico, social, cultural) troquelado por las constantes huellas del horror.Un descenso tan profundo e inquietante como el de Sebald es el que lleva a cabo el irlandés John Banville en "Imposturas" (2003), o en cualquiera de las cuatro novelas que componen su último ciclo narrativo ("El intocable", "Eclipse" o "El mar", son las otras tres). En aquélla, Banville disecciona una historia emblemática: la de un gran intelectual europeo de posguerra… del que al final de su vida se descubren unas cartas juveniles de admiración hitleriana. También el resto de protagonistas de sus otras novelas son intelectuales, artistas… e impostores, de una u otra calaña. Banville apunta así a una de las razones de fondo de eso que causa tanto desconcierto: la penuria intelectual de nuestra época. Banville nos da las claves.También dos de las grandes novelas de la lengua española del siglo XXI, aunque estilísticamente muy distintas, comparten esa mirada crítica, demoledora, esclarecedora, sobre el pasado reciente, sobre el gran cráter del siglo XX: "2666", de Roberto Bolaño, y "Tu rostro mañana", de Javier Marías. Rompiendo con el "localismo" empequeñecedor de que adolece nuestra última literatura, ambos escritores, que se cuentan, sin duda, entre los mayores de nuestro tiempo, se zambullen sin ambajes en historias que abarcan lo esencial de un mundo y un tiempo convulsos, y mantienen la mirada fija y el pulso firme al asomarse a los pozos del horror.Una perspectiva en cierto modo distinta, intentando mantener en pie la ilusión de un humanismo derrotado, es la que utiliza Claudio Magris en "A ciegas" (2005), para ofrecernos su particular reconstrucción de los conflictos ideológicos, políticos, culturales y sociales del siglo XX, poniéndose en la piel de un militante comunista italiano.También las huellas de la herencia del pasado -del pasado colonial, en este caso- vertebran una de las grandes obras del extraordinario ciclo narrativo del escritor portugués Lobo Antunes: en "Mi nombre es Legión" (2007) irrumpe la voz de esos desechos sociales que el colonialismo europeo ha ido amontonando en los suburbios de las capitales europeas y que constituyen hoy en día el exponente máximo de la marginación social "invisible" en el interior de las sociedades de bienestar.Si en la mayoría de estos casos la mirada al pasado pretende rescatar verdades relevantes para el presente, también aspiran a lo mismo dos grandes fábulas "futuristas": la apocalíptica de Cormack McCarthy, "La carretera" (2007) -verdadero retrato del "fin del mundo"-, y "Nunca me abandones" (2005) del británico de origen japonés Kazuo Ishiguro, fábula kafkiana sobre el verdadero destino que el poder intenta imponer a nuestras vidas.La literatura y la vida, la vida y la literatura, es, en fin, el hilo directriz de la obra del barcelonés Enrique Vila-Matas, cuya trilogía formada por "Bartleby y compañía", "El mal de Montano" y "Doctor Pasavento" constituye uno de los puntales narrativos de una literatura que disuelve las distancias y fusiona las cosas, y quizá la expresión de otra forma de adentrarse en el nuevo siglo. Las novelas de una década (2000-2010) 2000 – La mancha humana (Philip Roth) 2001 – Austerlitz (W.G. Sebald) 2002 – Imposturas (John Banville) 2004 – 2666 (Roberto Bolaño) 2005 – A ciegas (Claudio Magris) 2005 – Nunca me abandones (Kazuo Ishiguro) 2005 – Doctor Pasavento (Enrique Vila-Matas) 2007 – Tu rostro mañana (Javier Marías) 2007 – La carretera (Cormack McCarthy) 2007 – Mi nombre es Legión (Lobo Antu

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