Se abre el debate "innombrable"

¿Nos conviene el euro?

Erase una vez un paí­s hispano empujado a la quiebra por la dolarización de la economí­a y las imposiciones del FMI. Hasta que un dí­a la gente se levantó, e impuso un nuevo gobierno que soltó amarras con el dólar y consiguió escapar del escandaloso saqueo perpetrado por Washington. Este paí­s existe, se llama Argentina y, gracias a haber recuperado su soberaní­a monetaria, hoy ha pasado del «corralito» a encabezar los ránkings de crecimiento mundiales. La moraleja de este «cuento argentino» encierra sustanciosas lecciones para España. ¿Por qué no podemos hacer lo mismo que ellos, saliéndonos del euro y recuperando parte de nuestra soberaní­a, vistos los excelentes resultados?

Hace un mes el Real Instituto Elcano publicada una encuesta donde el 69,8% de los consultados consideraba que el euro ha sido “malo o poco beneficioso para España”. Pocos días después, se desvelaban las razones de tan enérgico rechazo. Según la OCU, desde la implantación del euro, los productos básicos han subido su precio un 48%, mientras que los salarios sólo han aumentado un 14%. Diez años después de su implantación, el euro ha sido la coartada perfecta para un escandaloso expolio de nuestros bolsillos. Y la plataforma para el enriquecimiento de unos pocos.Las draconianas condiciones de nuestro ingreso en la UE han entregado a precio de saldo lo mejor de la economía nacional a los monopolios extranjeros. «Por cada euro “invertido” por Bruselas en “ayudas europeas”, los monopolios franco-alemanes se han reembolsado 4,5 euros». Al calor del euro, los grandes bancos y monopolios españoles financiaron el boom inmobiliario o su expansión internacional a través de un gigantesco proceso de endeudamiento. Ellos se han forrado, y a nosotros nos dejan una factura que nos obliga a pagar, sólo en concepto de intereses, 44.000 millones más cada año a los bancos alemanes, franceses o norteamericanos.Este es el saldo que nos dejan diez años de euro. No es, por tanto, extraño que el rechazo a la moneda europea alcance ya a un 70% de la opinión pública. O que entre cada vez más economistas se señale la salida del euro como una alternativa.Hay quien nos amenaza con las predicciones más catastrofistas si rompemos amarras con el euro. Y es aquí donde el ejemplo argentino nos ofrece valiosas conclusiones.En 1999, el gobierno de De la Rua encadenó la moneda argentina al dólar. Las consecuencias no pudieron ser más catastróficas, desembocando en el “corralito”. La producción nacional se hundió y los intereses de la deuda externa alcanzaron niveles asfixiantes.Bajo el mando del FMI, PIB argentino cayó un 20%, y el 60% de la población fue arrojado a la pobreza.¿Cómo salió Argentina de ese pozo sin fondo? Las movilizaciones populares echaron a los gobernantes más vendepatrias. Se suspendió el pago de la deuda externa, se eliminó la convertibilidad con el dólar, y se puso coto a la injerencia del FMI.Y, «a partir de que Argentina se desvinculo del dólar, el país empezó a crecer». En solo tres años se recuperó los niveles del PIB anteriores, y ahora Argentina lidera los índices de crecimiento de Hispanoamérica. El pasado año creció al “ritmo chino” del 10,5%, impulsado por el desarrollo de la industria nacional.También los agoreros pronosticaban un futuro de “marginalidad” si Argentina daba la espalda al dólar. Pues bien, desde que lo hizo el PIB ha crecido un 77,2%.Recuperar parte de su soberanía económica ha permitido a Argentina destinar sus recursos -que antes se lo llevaban los bancos y monopolios extranjeros- a impulsar su desarrollo.¿Por qué no podemos hacer nosotros lo mismo? ¿Por qué no salirnos del euro?

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