SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

No, Rajoy, España ni es ni será nunca Alemania

El gobierno y sus satélites justifican su ineficacia mediante un recetario cargado de planteamientos ideológicos vacuos y falsos. Desde este blog ya hemos rebatido dos de las ideas que los círculos de poder alrededor del gobierno repiten de manera machacona. Sí que hay alternativas a su desastre, basta con mirar la evolución de la prima de riesgo de Francia desde que Hollande llegó al Elíseo. Los españoles no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades sino nuestras élites económicas y financieras, al ser el sistema financiero y nuestras grandes empresas las responsables últimas de un endeudamiento neto externo récord, que no se podrá devolver.

Sin embargo, para mi sorpresa, empiezan a utilizar otro razonamiento falaz. Los recortes salariales, los aumentos de impuestos, la reforma laboral, el empeoramiento de servicios básicos como la educación o la sanidad, tratan de replicar las recetas del otrora canciller alemán Gerard Schroeder, y que, según los voceros del Gobierno, están detrás del actual crecimiento económico alemán.

De nuevo vuelven a distraer al personal. Desconocen la recesión de balances que ha experimentado Alemania desde la reunificación; ignoran la composición del PIB alemán y las razones sociológicas que hay detrás de la misma; y, sobretodo, aún no han entendido el papel que las burbujas financieras e inmobiliarias del sur de Europa jugaron como catalizador del crecimiento alemán y de su peso actual como principal acreedor europeo (…)

Poco se puede pedir de un Gobierno que ignora la recesión de balances en la que estamos inmersos, y que obvia las distintas composiciones del PIB. Nuestro gobierno debería plantar cara y poner de manifiesto ante Merkel que el “problema de competitividad” de los países del sur de Europa fue consecuencia de una política monetaria excesivamente expansiva del BCE. Ésta tenía como objetivo último estimular la economía con el fin de que Alemania no tuviera que expandir su crecimiento vía política fiscal (…)

En una crisis de deuda privada como la actual, la deflación salarial implícita en la reforma del mercado laboral y su programa de austeridad fiscal hundirán aún más la actividad económica. Eso sí, mantienen los privilegios de una élite financiera que nos ha llevado a la situación actual y que en nuestro país aún no ha pagado por lo sucedido, y es ideal para unos acreedores que no quieren oír la palabra quita o reestructuración de la deuda, único camino posible para salir de la actual recesión.

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