¡No es cierto!

Publicado en El Correo Español del Pueblo Vasco 7-3-2004

No es cierto que la unidad de España esté enfrentada a su pluralidad. Ambas son inseparables. Ya sabemos que la imposición por la fuerza trabaja por enfrentarnos, que sólo defendiendo el carácter plural de Españaa es posible fortalecer la libre unidad de sus nacionalidades y regiones. Y a su vez, que ha sido la unidad democrática la que nos ha permitido preservar la diversidad frente a los intentos de acabar con ella.

No es cierto que avivar las diferencias y enfrentarlas a lo que nos une sea sinónimo de libertad. Bajo banderas identitarias se esconden hoy en España los planes de un nacionalismo Ètnico excluyente, amparado en la barbarie de ETA. También quienes, desde una agitación demagógica, fomentan la insolidaridad y lanzan amenazantes ultimátums. Las propuestas que avanzan en la desarticulación política del país son peligrosas concesiones que alientan la división y el enfrentamiento.

No es cierto que la defensa de la unidad de España sea patrimonio de élites reaccionarias. Ni tampoco contraria a los intereses populares o a un pensamiento avanzado y progresista. Desde la primera Constitución surgida de las Cortes de Cádiz en 1812 imposible sin la gesta popular contra la invasión francesa hasta la recuperación de la democracia y la aprobación de la Constitución de 1978; desde Jovellanos hasta Unamuno, Machado o Lorca, ha sido el pueblo, frente a las élites que abdicaban de los intereses y la dignidad nacional, quien más ha contribuido a que el respeto y el reconocimiento a las nacionalidades sea parte inseparable de la imprescindible unidad para defender la independencia y conquistar la libertad.

No es cierto que una mayor integración en la Unión Europea exija la fragmentación y disolución de Españaa. Más aún cuando asistimos a crecientes turbulencias en el seno de la UE provocadas por el afán de dos grandes potencias Francia y Alemaniañpor imponer su hegemonÌa sobre el resto de socios. Cualquier proyecto que debilite la necesaria cohesión nacional y los mecanismos económicos o jurídicos que la garantizan constituye en estos momentos una merma en la capacidad de defender nuestros intereses; perjudicando el progreso y el bienestar del conjunto del país y de todos y cada uno de sus territorios y ciudadanos.

No es cierto que el interés de España suponga participar en una política de agresión y guerra. Es inaceptable que en nombre de valores que todos compartimos, como la lucha contra el terrorismo, se nos encadene a una política de guerras y ataques contra otros países o pueblos del mundo. Por ello llamamos a todos nuestros conciudadanos a defender:

– La libertad en Euskadi frente al terrorismo y el nacionalismo excluyente y sus planes;

– Una unidad basada en la solidaridad, donde la pluralidad no vaya en contra de lo que nos une y cohesiona;

– Una voz propia e independiente en el mundo, para hacer de España un factor de paz entre los pueblos.

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