No dividir al mundo en nuevos bloques

«Entre los temas de la polémica, ha tenido especial trascendencia el eventual abandono de la tradicional polí­tica china de no alineamiento, la cual serí­a substituida por un sistema de garantí­as de seguridad para los vecinos geográficos de China, o incluso por la formación de alianzas estratégicas, tal y como hicieron las potencias emergentes en el pasado.»

No es ropicio para la ambición estratégica de China de alcanzar un mundo armonioso copiar simplemente las teorías y el comportamiento de las potencias occidentales. Incluso en el contexto regional, la lucha por esferas de influencia que fue importante durante la Guerra Fría está ahora fuera de lugar. Ahora, los frentes internacionales basados en las líneas ideológicas ya no existen. Por el contrario, el control de una organización regional puede significar una carga de responsabilidad inasumible. (DIARIO DEL PUEBLO) THE WALL STREET JOURNAL.- Los problemas económicos que han aquejado a Europa y el correspondiente declive del euro ya están mermando las ganancias de los fabricantes asiáticos. La preocupación es que el dolor se propague con más facilidad si decae la demanda europea por las exportaciones asiáticas. Las empresas asiáticas que venden desde chalecos a paneles solares en Europa empiezan a sentir el impacto. Los pedidos realizados el año pasado, cuando el euro se cotizaba 20% por encima de su nivel actual contra las monedas locales, están obligando a las empresas a asumir pérdidas imprevistas o a renegociar los precios con los clientes del Viejo Continente. China. Diario del Pueblo No dividan al mundo con nuevas alianzas de seguridad Fu Mengzi La posibilidad de aplicar cambios a los principios básicos de la política exterior de China ha sido objeto de acalorados debates académicos de un tiempo a esta parte. Entre los temas de la polémica, ha tenido especial trascendencia el eventual abandono de la tradicional política china de no alineamiento, la cual sería substituida por un sistema de garantías de seguridad para los vecinos geográficos de China, o incluso por la formación de alianzas estratégicas, tal y como hicieron las potencias emergentes en el pasado. Por tradición, la RPCh ha conservado su independencia diplomática y militar, y ni siquiera cuando mantenía relaciones en pie de amistad con la ex Unión Soviética consintió en integrar el también extinto Pacto de Varsovia. Un poco más tarde, su compromiso estratégico con EEUU condujo al surgimiento de relaciones más amistosas. El final de la Guerra Fría dejó a China como uno de los pocos países socialistas sobrevivientes, enfrentándola a serias presiones políticas y estratégicas. Sin embargo, al despuntar la década de los 90 del siglo XX, el país continuó ateniéndose firmemente a sus opciones estratégicas de “no portar la bandera” y de “no asumir el liderazgo”. El término de la Guerra Fría propició una nueva era de globalización, cuyos términos aprovechó China para participar en la integración económica global. Como superpotencia emergente, el país asiático despertó reacciones variadas en el resto del mundo, donde nacieron teorías al estilo de la “arrogancia de China” y la “amenaza de China. ” Pero China ha abogado siempre por nuevos principios, tales como seguridad integral y un mundo armonioso, los cuales superan con creces a las maniobras geopolíticas consustanciales a las alianzas de seguridad militar tradicional. Todo indica que China tiene contados amigos fieles. Algunos de sus vecinos parecen insatisfechos con las ventajas económicas que el país les ha aportado. Las preocupaciones de índole política y de seguridad se confabulan para hacerles ver con suspicacia el despegue chino. Por ejemplo, algunos singapurenses se pronuncian por que EEUU actúe como fuerza externa que permita equilibrar la influencia de China en Asia. Hay cierta lógica detrás de la idea de que China conforme una alianza regional de seguridad. Si China puede proporcionar protección de seguridad a algunos países, éstos verán el ascenso chino sin mayores preocupaciones, además de que no necesitarán aliarse con otros. Sin embargo, aunque China pueda proporcionar seguridad a algunos países, queda por ver aún cómo reaccionarán terceros. Los países vecinos de China no evidencian una actitud clara hacia EEUU y China. Incluso aliados de EEUU como Australia no expresan de manera diáfana si estarán del lado de Washington en la eventualidad de un conflicto bélico entre este último y Beijing. La teoría tradicional de establecer alianzas sobre presupuestos “realistas” queda superada con creces por las necesidades del realismo verdadero. La teoría "realista" de las relaciones internacionales no puede adaptarse a las dramáticamente cambiantes realidades del mundo. La globalización ha cambiado el patrón de relaciones oficiales, y el alto grado de dependencia mutua está muy lejos de lo que se podía imaginar en la Guerra Fría. La naturaleza de las relaciones entre China y EEUU también está lejos de las relaciones EEUU-URSS durante la Guerra Fría. La profunda unión de las relaciones económicas entre China y EEUU ha intensificado la naturaleza simbiótica de su interdependencia. La realidad inhibe en gran medida los simples impulsos militares de ambas partes. Incluso si China se convierte en una potencia militar de primera clase, esto no obedece a las necesidades de dominación militar. No es propicio para la ambición estratégica de China de alcanzar un mundo armonioso copiar simplemente las teorías y el comportamiento de las potencias occidentales. A pesar del aspecto competitivo de las relaciones bilaterales entre China y EEUU, ambos países pueden formar de hecho una relación simbiótica a través de los intereses existentes en las condiciones de la globalización. El mundo globalizado se enfrenta a retos enormes y complejos. Algunas cuestiones requieren manejar la cooperación, como el cambio climático, la protección del medio ambiente, las crisis económicas y diversos problemas de seguridad no tradicionales. Sin embargo, las alianzas militares y de seguridad no pueden resolver los nuevos desafíos. Incluso en el contexto regional, la lucha por esferas de influencia que fue importante durante la Guerra Fría está ahora fuera de lugar. Ahora, los frentes internacionales basados en las líneas ideológicas ya no existen. Por el contrario, el control de una organización regional puede significar una carga de responsabilidad inasumible. China puede tener alianzas, pero deben limitarse a cuestiones concretas, como el terrorismo internacional, la piratería, el cambio climático, la protección del medio ambiente, la propagación de las enfermedades infecciosas y la lucha contra la delincuencia transnacional. Con su ascenso, China debe participar más activamente en la construcción del sistema mundial y sus mecanismos, reflejando más elementos chinos en el orden internacional. Simplemente, no debemos dividir el mundo a pesar de las alianzas. DIARIO DEL PUEBLO. 13-6-2010 EEUU. The Wall Street Journal El declive del euro amenaza a un eslabón clave para la economía global Alex Frangos HONG KONG—Los problemas económicos que han aquejado a Europa y el correspondiente declive del euro ya están mermando las ganancias de los fabricantes asiáticos. La preocupación es que el dolor se propague con más facilidad si decae la demanda europea por las exportaciones asiáticas. Las empresas asiáticas que venden desde chalecos a paneles solares en Europa empiezan a sentir el impacto. Los pedidos realizados el año pasado, cuando el euro se cotizaba 20% por encima de su nivel actual contra las monedas locales, están obligando a las empresas a asumir pérdidas imprevistas o a renegociar los precios con los clientes del Viejo Continente. "En el caso de los pedidos en euros, podríamos perder hasta la camisa, el pantalón y la ropa interior", señala Willy Lin, director ejecutivo de Milo’s Knitwear International Ltd., una empresa familiar de Hong Kong que trabaja con marcas europeas. La caída del euro podría ser una molestia pasajera. La pregunta más importante es si la desaceleración europea socavará la demanda de más largo plazo de bienes asiáticos. El tema es fundamental porque desde el estallido de la crisis financiera, las economías manufactureras de Asia se han transformado en los motores del crecimiento de la economía global y de las ganancias de las empresas. Asia, asimismo, necesita los pedidos europeos. La Unión Europea absorbe cerca de 13% de las exportaciones de las 10 mayores economías asiáticas, excluyendo la de Japón, según los cálculos del banco de Singapur DBS. Estados Unidos, por su parte, recibe 11% de estas exportaciones. Los problemas por los que atraviesa Europa aún no se reflejan en el intercambio comercial. Las exportaciones chinas a la región crecieron 48,5% en mayo respecto al mismo mes del año pasado. Corea del Sur y Taiwán también registraron alzas importantes en las cifras de mayo. Las exportaciones, sin embargo, no responden de manera instantánea a los vaivenes de la economía. Una reducción del gasto fiscal en Europa podría tener "efectos muy negativos sobre los países en desarrollo que dependen de las exportaciones para crecer", manifestó el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, en una reciente reunión del Grupo de los 20 en Corea del Sur. Las economías asiáticas, en especial la de China, han sido criticadas por sus modelos de exportación. Los países han prometido depender más de la demanda interna e implementar políticas que estimulen a las empresas y las personas a gastar menos y ahorrar más. "Las economías emergentes tienen que emprender acciones para dinamizar su crecimiento interno para compensar" el bajón de Europa, dijo Strauss-Kahn. Estos cambios, sin embargo, pueden demorar años en surtir efecto. Por ahora, Asia necesita que los países desarrollados sustenten su crecimiento. "Hay algunos indicios que muestran que los problemas de la zona euro se están propagando a la economía global", dijo recientemente el Banco de Corea, cuando anunció que la economía local tenía un buen desempeño. Se espera que Corea del Sur crezca más de 5% este año. La caída del euro es la principal amenaza inmediata. Los fabricantes de electrónicos para el segmento alto del mercado ya han sentido el impacto. El analista de CLSA Saurabh Chugh estima que cerca de la mitad de los ingresos del fabricante de computadoras Acer proviene de Europa. En términos porcentuales, sus ganancias disminuyen 5% por cada 1% que pierde el euro frente al nuevo dólar taiwanés. En torno a 15% de la facturación del gigante coreano Samsung Electronics es en euros. La industria china de paneles solares ha sido particularmente golpeada. Solarfun Power Holdings Company Ltd., un fabricante de paneles solares de Shanghai, obtiene 8% de sus ventas en Europa. El descenso del euro ha nublado sus mejores ganancias desde su fundación en 2005. Solarfun calcula que cada declive de 1% del euro frente al yuan reduce su margen de ganancia en 0,4%. El declive del euro la ha obligado a renegociar precios con clientes europeos y trabajar arduamente para tratar de diversificarse y vender más en China y EE.UU. "A largo plazo, nos preocupa que la crisis financiera en Europa debilite el apoyo de los gobiernos europeos a los subsidios a la energía renovable", dice Gareth Kung, el director de Finanzas de Solarfun. Es posible, en todo caso, que la crisis europea no repercuta negativamente en Asia. Algunos creen que las economías exportadoras asiáticas seguirán creciendo siempre y cuando EE.UU. se recupere, pese al enfriamiento de la economía en Europa. Alemania, la mayor economía europea, ha mostrado un crecimiento robusto y es probable que se beneficie de la debilidad del euro. "Habrá una presión persistente sobre el crecimiento de las exportaciones asiáticas, pero no es suficiente para ser menos optimista acerca de Asia en general", indica Eric Fishwick, economista jefe de CLSA Asia Pacific Markets. Los temores, sin embargo, son reales. Lin, cuya empresa produce millones de chalecos al año en sus fábricas de China y Hong Kong, dice que sus finanzas son sólidas y el dolor de corto plazo es manejable. A largo plazo, no obstante, le preocupa que el derrumbe del euro encarezca sus chalecos comparado con los de sus competidores del norte de África. "Todo es más incierto", reconoce. "Nadie quiere trabajar con mucho stock". THE WALL STREET JOURNAL. 14-6-2010

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