ETA anuncia una tregua

Ni nos distraen ni nos confunden

Ni la doblemente mal llamada izquierda abertzale nos va a distraer un átomo de energí­a en la preparación de la Huelga General del 29-S, ni ETA nos va a colar una nueva tregua trampa para que su brazo polí­tico pueda presentarse a las próximas elecciones municipales.

Ha costado años de lucha y sufrimiento, de coraje olítico y valentía ciudadana para resistir con firmeza sus zarpazos brutales. Pero el conjunto de la sociedad española, el pueblo de todas las nacionalidades y regiones de España hemos llegado hace tiempo al final del camino de firmeza contra el fascismo en Euskadi. Y sólo admitimos ya una resolución: la rendición incondicional de la banda terrorista, la entrega de las armas, la rendición de cuentas ante la justicia por sus crímenes y la reparación a las víctimas de sus atrocidades. Sólo después de que eso ocurra y sea amplia y completamente verificado, se podrá hablar de generosidad judicial y reintegración personal, de normalización política y participación en las instituciones democráticas. La respuesta del conjunto, o de la inmensa mayoría, de fuerzas políticas, sociales y ciudadanas ante el último comunicado de ETA anunciando de forma ambigua y confusa una tregua (“ETA hace saber que ya hace algunos meses tomó la decisión de no llevar a cabo acciones armadas ofensivas”), responde, en general, a esta posición ampliamente mayoritaria de la sociedad española. Hoy, tras la exitosa lucha del movimiento vasco de rebelión ciudadana por denunciar, aislar y derrotar al nazifascismo en Euskadi, tras la victoria de las fuerzas democráticas en las últimas elecciones autonómicas y la formación del gobierno de Patxi López, no es ya posible –ni sería permitido por nadie– un paso atrás en la línea de firmeza democrática. Hablar, como ha hecho algún miembro del gobierno, de “un paso adelante pero claramente insuficiente” o deslizar la idea, como hizo en su editorial Deia, el periódico del PNV, al día siguiente del comunicado de que hay que valorar “lo que de intrínsecamente positivo tiene que la sociedad sepa que al menos puede respirar tranquila” es enturbiar lo limpio y confundir lo claro. Aquí ya no hay ni pasos adelante ni nada intrínsecamente positivo que no sea el abandono y la entrega de las armas. Admitir cualquier otra cosa por razones de estrategia electoral, no admitiría otra calificación que la de delito de lesa traición al país y a sus ciudadanos. Habrá que estar vigilantes.

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