Las revelaciones de la UCO sobre Santos Cerdán no dejan lugar a dudas, y destapan una trama de corrupción que debe ser investigada hasta la última piedra, que merece el más absoluto rechazo y repudio de la opinión pública. Sobre corruptos y corruptores -las constructoras del Ibex, como Acciona, que pagaron las mordidas- debe caer todo el peso de la Ley.
Ahora bien, a nadie se le escapa que este enorme escándalo es munición de grueso calibre para hacer caer el gobierno de coalición PSOE-Sumar.
La derecha y la ultraderecha -junto a sus terminales mediáticas y judiciales- han redoblado su ofensiva para derribar a Sánchez, para interrumpir la legislatura y forzar la convocatoria de elecciones anticipadas. Unos comicios que esperan ganar ante un electorado progresista decepcionado y desmovilizado.
Pero los poderes que buscan derribar al gobierno de Sánchez no están simplemente en Génova 13 o en las cavernas de la ultraderecha. Detrás del escándalo de corrupción está la mano de los centros de poder hegemonistas (secundados por la oligarquía española), que han ordenado el derribo del gobierno de coalición.
Los que han dado la orden de hacer caer el actual gobierno no están principalmente en Madrid, sino en Washington. El emperador que ha bajado el pulgar se llama Donald Trump.
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Un gobierno que dan por amortizado
A lo largo de los últimos seis años, los gobiernos de Pedro Sánchez han gestionado de manera exitosa y muy rentable los intereses oligárquico-imperialistas. Han puesto los raíles para que el Ibex35 y sus dueños -el capital extranjero, principalmente norteamericano- bata año tras año un nuevo récord de beneficios. Ha acatado el mandato de elevar al 2,1% el gasto militar.
Pero el gobierno de coalición mantiene un incómodo anclaje, el que lo vincula a la mayoría social progresista. Y esto lo inhabilita para ejecutar -en el ritmo y la intensidad que exige la dictadura mundial de Trump- los mandatos del hegemonismo.
El gobierno PSOE-Sumar ha subido una y otra vez el SMI, reducido la jornada laboral, mantenido el impuesto a la banca o el tope a los alquileres. Sin embargo, no es la «influencia del viento popular» en general lo que ha hecho que el hegemonismo dé por amortizado el gobierno de coalición.
Hay tres cuestiones fundamentales que han hecho que Trump firme la «sentencia de muerte» del gobierno de Pedro Sánchez:
La primera es el acercamiento de Sánchez a China -el gran enemigo estratégico de EEUU- en plena guerra comercial. El viaje a Pekín y la defensa ante la UE de tratar a China como un aliado en plena guerra de aranceles fue calificado por el secretario del Tesoro, Scott Bessen, como ponerse “un cuchillo en el cuello”.
La segunda es la posición de España en la causa Palestina, Israel y Oriente Medio, presentando en la ONU una moción contra el genocidio, secundando la causa abierta por Sudáfrica en la CPI, y encabezando las posiciones favorables a Palestina y a endurecer las sanciones contra Israel en la UE.
La cuestión de Oriente Medio ha dado un salto cualitativo con la entrada en guerra de EEUU contra Irán. España tiene una implicación directa en la guerra por el uso de las bases americanas de Rota y Morón. La ministra de Defensa confirmaba el despliegue de bombarderos y aviones cisterna estadounidenses en las bases militares de Morón de la Frontera (Sevilla) y Rota (Cádiz), en el contexto del refuerzo militar ante la creciente tensión en Oriente Medio por los ataques a Irán.
Y la tercera, y ahora de primer plano, es la negativa de Sánchez a cumplir la exigencia de elevar al 5% del PIB el gasto militar -un gasto anual de 80.000 millones de euros-, algo que sólo se puede hacer no ya a costa de recortes sociales, sino sobre la base, en palabras de Sánchez, de “comprometer el Estado de bienestar”.
Lo que los centros de poder hegemonistas -secundados por la oligarquía- buscan al sacar la munición de grueso calibre del escándalo de Santos Cerdán es evidente.
Acabar con este gobierno, para sustituirlo por otro que pueda cumplir con sus exigencias y mandatos, en los ritmos y etapas que el trumpismo requiere. En el terreno político-militar, pero también en el terreno de dar saltos en el saqueo al 90% de la población y de una aún más profunda penetración del capital norteamericano en las arterias de la economía española.
Esta es la amenaza que hay detrás del acoso y derribo del gobierno de Sánchez.
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