Educación

Muerte anunciada en la Universidad

La Universidad se encuentra en pleno proceso de cambio, de momento camino de Bolonia. Por lo que los estudiantes que se presentan a la Selectividad van a encontrarse un campo sembrado de opciones que no lo son, carreras que no existirán y parches de andar por casa. Es lo que tiene reformar contra la comunidad universitaria y sus intereses, y no en un proceso amplio de participación popular. Todo a escondidas y con nocturnidad.

La mayoría de rofesionales piensan que Bolonia restará calidad a la Universidad. Sin llegar a las denuncias de mercantilización que se hacen desde el movimiento anti- Bolonia, en este criterio se coincide.En la línea del modelo “descentralizado” de nuestro sistema universitario, cada campus pone diferentes condiciones para cambiarse de plan. Es evidente, y lógico, que los estudiantes elijan la carrera principalmente en función de lo que quieren estudiar o de la profesión que desean ejercer, vaya o no a suponer más dificultades inmediatas por los años “puente” de reforma.El Gobierno intenta coger carrerilla de la mano del nuevo ministro Gabilondo, y tener aprobados 1.000 grados para este año. Y para ello han de ir adaptándose los currículums de las diferentes titulaciones:Los grados son de cuatro cursos; las diplomaturas, de tres y las licenciaturas e ingenierías, cinco. Pero hay excepciones como Medicina, que seguirá constando de seis o la de ingeniero superior; habrá que cursar igualmente cinco – un grado y un master -.Se supone que Bolonia cambiará la forma de enseñar, más centrada en el alumno, con más tutorías, trabajo en grupo… pero lo seguro es que dependerá de cada campus. Y para los alumnos que empiecen un plan antiguo existirá la posibilidad de cambiar al grado, pero los detalles dependerán de cada universidad…Lo mejor de todo es que las asignaturas suspendidas del antiguo plan se habrán de cursar sin docencia y pagando más.Llegado el momento de ver la consecución práctica de la reforma lo que sale a la luz son dos problemas acuciantes e inevitables:Por una parte la desvertebración del sistema universitario; una cosa es la libertad de cátedra y otra que la autonomía universitaria se convierta en un totum revolutum a la hora de implementar cambios estructurales. Quienes lo pagan son los estudiantes, su tiempo y sus bolsillos.Y por otra es de esperar que las dificultades se agudicen y con el tiempo se manifieste de forma mucho más virulenta y con perjuicio para la formación de los profesionales que han de venir, la actitud de oídos sordos del Gobierno. No es que extrañe, porque ya sabemos que su voluntad está con la fundación Universia del Santander, alma mater de Bolonia “versión España”, pero como ya hemos vivido esto antes – LOGSE, LOU – se saben las dimensiones que puede alcanzar el desastre. Vamos, una muerte anunciada.

Deja una respuesta