El tándem franco-alemán, con otros socios europeos más, entre ellos España, para quienes lo urgente es una regulación mucho más estricta de los mercados que lleve consigo la eliminación de los hedge funds, una nueva evaluación de las agencias de ratings y el fin progresivo de los paraísos fiscales.
La reunión de Londres atrae el mayor interés orque se ha depositado en ella una desmedida esperanza, debido a que cierto imaginario colectivo cree posible que allí se funden las bases de lo que ha dado en llamarse una nueva arquitectura financiera internacional, algo así como un nuevo Bretton Woods. Aunque en verdad se omite recordar que aquella Conferencia internacional económico financiera -celebrada en 1944 y donde se crearon el FMI y el BIRF- duró tres semanas y estuvo conducida por un solo protagonista, los EE.UU.En el G-20 los EE.UU. buscarán imponer sus criterios que se basan, esencialmente, en preservar su estructura financiera insistiendo en medidas reactivantes de la demanda mundial. Ciertamente esto implica incrementar la deuda pública, soslayando una redefinición del sistema financiero.Del otro lado, Alemania y Francia han venido insistiendo en priorizar los controles sobre los bancos, calificadoras de riesgos, paraísos fiscales y fondos de inversión, y temen avanzar en exceso con las estímulos reactivantes. Obviamente los EE.UU. pueden soportar una mayor deuda pública mientras a sus aliados europeos les preocupa la solvencia fiscal, debido al tamaño de la deuda y al elevado gasto social, careciendo del privilegio de «producir y exportar» dólares.Con la crisis del 2008 han quedado al desnudo las debilidades estructurales de una economía que consumía, que no ahorraba y que exportaba primordialmente servicios, armamentos, alimentos y ciertos productos industriales. En cuanto a los fundamentos de su poder internacional éstos descansaban sobre sus bancos y empresas aseguradoras, sobre su moneda y sobre el extendido poder militar que le permite ejercer una incuestionada hegemonía en continentes, mares y espacio.Europa pretende, que los fondos especulativos norteamericanos, que montaron el régimen financiero paralelo que llevó a la crisis, carguen con los costos. El choque toca el nudo más sensible de todo el andamiaje financiero internacional -la capacidad excepcional de Estados Unidos para emitir moneda en virtud del status del dólar como principal medio de pago internacional y principal reserva de valor.Europa enfrenta la necesidad de salir en socorro de Europa oriental, cuya deuda externa total es de 1.5 billones de dólares y los vencimientos de este año, de 500 mil millones. Los bancos austríacos están comprometidos por el equivalente al 80 por ciento del PBI de Austria; algo similar ocurre con Italia y con SueciaEl presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha asegurado este miércoles que Francia y Alemania «hablarán con una sola voz» en la cumbre del G20. Sarkozy ha hecho estas declaraciones en una rueda de prensa conjunta con la canciller alemana, Angela Merkel, ha insistido en la necesidad de crear una «nueva arquitectura para el sistema financiero mundial».Merkel, que junto con el presidente francés ha subrayado en los últimos días en que la reforma de los mercados es más importante que los planes de estímulo económicos, por oposición a la insistencia de Gordon Brown y Barack Obama en aumentar los programas de estímulo, ha añadido que los países que no respeten las nuevas normas «deben de ser identificados».Ambos han señalado las que consideran «líneas rojas» de la reunión, entre las que figura su exigencia de que se publique una lista de paraísos fiscales. «Tiene que haber una lista de los (paraísos fiscales) que se nieguen a ser controlados», ha asegurado la jefa del Gobierno alemán, mientras el presidente francés ha afirmado que se ofrece ahora «una oportunidad histórica para moralizar un sistema que se ha vuelto inmoral».Estados Unidos, Gran Bretaña y Fondo Monetario Internacional considera que para salir de la crisis hay que gastar más dinero en nuevos planes de estímulo y paquetes para salvar bancos. Se propone emplear el 4,5% del PIB de cada país para este fin.El tándem franco-alemán, con otros socios europeos más, entre ellos España, para quienes lo urgente es una regulación mucho más estricta de los mercados que lleve consigo la eliminación de los hedge funds, una nueva evaluación de las agencias de ratings y el fin progresivo de los paraísos fiscales.Frente a la amenaza de Sarkozy, un funcionario británico manifestó que al parecer, Sarkozy está provocando una «guerra», en la cual él podría declarar en su país que él es el triunfador.Un analista dijo que a través de la toma de esta enérgica acción en vísperas de la Cumbre del G-20, Sarkozy está ofreciendo una representación política ante el mundo, lo que constituye la única acción que permita agregarle puntos en la política interna. Desde que fue elegido presidente en 2007, la tasa de apoyo de Sarkozy ha ido siempre cuesta abajo.Sin embargo, al provocar el conflicto con los «anglosajones», Sarkozy también encara una situación embarazosa.Antes de amenazar con boicotear la Cumbre y de oponerse a la posición de coordinar los planes de estímulo económico, Sarkozy se esforzó por congraciarse con Obama llevando a Francia a retornar integralmente a la OTAN y declarando públicamente que la tradicional doctrina anti-norteamericana de Francia es «un cáncer cultural que ha hecho imposible la marcha diplomática de Francia».Obama ha adoptado un tono conciliador y ha dicho, en clara referencia a franceses y alemanes, que «casi todos los países participantes han llevado a cabo un estímulo económico». También ha llamado a la unidad y ha añadido: «He venido aquí a proponer ideas, pero también a escuchar, no a dar lecciones». El presidente estadounidense ha reconocido que «ha habido una tendencia a creer que todo lo que hacían los mercados globales de capital resultaría beneficioso», pero «hay que entender que va a ser necesario algún tipo de marco regulatorio».El plan Obama es un golpe de mano internacional en las vísperas de la reunión del G-20, que fue convocado para elaborar una salida «coordinada» a la crisis.Europa, Alemania y Francia en concreto, pueden airear su desacuerdo sobre todo cuidando su frente interno y con la que se le puede venir encima ante un posible derrumbe de las economías del este. Pero necesitan de la alianza con Washington para hacer frente a la amenaza asiática que se ha convertido en un serio competidor.Obama ha dejado claro que lo que busca es coordinar al resto entorno a su multimillonario plan de rescate, forzando a los demás países a apoyar su plan sustentando el dólar y comprando más deuda norteamericana. Es una historia de hechos consumados el Plan ya esta en funcionamiento, sino, el barco se hunde, o nos salvamos todos o ninguno.Las tan ansiadas reformas exigidas por Europa sobre las estructuras económicas internacionales FMI, Banco Mundial, y el dólar como divisa de reserva, no están en la agenda de EE UU.