«Un alto funcionario de seguridad del Instituto de Información para la guerra y la paz (IWPR) dijo que aproximadamente la mitad de los 1.000 militantes que se habían rendido en el último año, han vuelto a la lucha contra el gobierno. Tanto para el gobierno afgano como para la comunidad internacional se ha convertido en una prioridad persuadir a miembros de los talibanes y los grupos armados aliados para que deserten»
Este funcionario fue uno de los que han acusado a funcionarios de la Dirección Nacional de Seguridad, NDS, de acosar a antiguos militantes y alejarlos del roceso de reconciliación. Aunque a los hombres que se rindieron les fueron otorgadas generalmente una carta de protección, la NDS con frecuencia les interrogaron. (ASIA TIMES) DIARIO DEL PUEBLO.- Un portavoz del Departamento de Estado de EEUU confirmó días atrás que el portaaviones USS George Washington participará en los ejercios conjuntos entre EEUU y República de Corea en el Mar Amarillo. Agregó que los ejercicios incluirán combates antisubmarinos, bombardeos aéreos y operaciones de unidades especiales, con el objetivo de “exhibir” su poderío. ¿A qué responde este despliegue de fuerza?, cabría preguntar. Hong Kong. Asia Times Militantes afganos retoman las armas Zia Ahmadi Militantes de la provincia de Herat, en el este de Afganistán, que depusieron las armas en respuesta a las ofertas de ayuda del gobierno y la amnistía están reincorporándose a la insurgencia después que las autoridades no cumplieran sus promesas. Un alto funcionario de seguridad del Instituto de Información para la guerra y la paz (IWPR) dijo que aproximadamente la mitad de los 1.000 militantes que se habían rendido en el último año, han vuelto a la lucha contra el gobierno. Tanto para el gobierno afgano como para la comunidad internacional se ha convertido en una prioridad persuadir a miembros de los talibanes y los grupos armados aliados para que deserten, y este fue el tema central de una jirga o asamblea de paz organizado por el presidente Hamid Karzai en la capital, Kabul, en junio. Los esfuerzos se han centrado en ganar a pequeños grupos a cambio de protegerlos jurídicamente de las investigaciones, proveerlos de puestos de trabajo y de proyectos de reconstrucción de sus lugares de origen. Sin embargo, en una entrevista telefónica con IWPR, Gul Nur, un comandante talibán que se rindió con sus 20 hombres armados en octubre pasado, dijo que ninguna de las promesas que recibió previamente se habían traducido en hechos. Nur Gul, de 38 años, fue originalmente parte de la Jamiat-e Islami, que luchó contra los talibanes en el norte de Afganistán en la década de 1990. Pero luego cambió de lealtades y se unió a sus anteriores enemigos talibanes, antes de ser convencido para pasarse a la parte del gobierno. "El día que se rindió, el PRT [equipo de reconstrucción provincial] italiano nos dio a cada uno de nosotros un saco de arroz, una lata de aceite de cocina y una chaqueta de invierno", dijo. "Ellos lo mostraron por televisión, lo que nos ha pareció muy humillante, pues la mayoría de la gente podría pensar que habíamos estado luchando sólo por un poco de arroz o aceite de cocina." Nur Gul dijo que sus hombres estaban siendo hostigados por agentes de seguridad afganas, no se habían dado puestos de trabajo y no había visto los trabajos de reconstrucción. "Pensamos que teníamos un gobierno independiente, pero [ahora] nos damos cuenta de que son los extranjeros los que tienen el mayor poder en este país, no el gobierno afgano", dijo. Ahora está de vuelta con los talibanes. "Esta vez voy a luchar contra el gobierno y las fuerzas extranjeras de ocupación hasta la última gota de sangre", dijo. Gul Zaman Arbab, de 40 años, del barrio Keshk Kuhna, era un comandante de Hezb-e Islami, un grupo insurgente liderado por Gulbuddin Hekmatyar y se alió con los talibanes. Se entregó a la policía provincial de Herat, junto con sus 30 luchadores este mes de mayo. Pero él también ha vuelto a la violencia, acusando al Gobierno de incumplir sus promesas. "Después de que les entregaran y recibieran una carta de protección del gobierno, cuatro de mis hombres fueron asesinados en los siguientes 10 días", dijo. Él acusa a "elementos" del gobierno de los asesinatos. "La razón por la que nos entregamos es que no íbamos a ser acosados y torturados por las fuerzas de seguridad del gobierno, sino que ayudaríamos a restablecer la paz y la seguridad", dijo Gul Zaman. "Queríamos que nuestra zona fuera reconstruido y pensamos que tendríamos una oportunidad de conseguir trabajo. Pero el gobierno no ha cumplido con sus compromisos. Así que hemos tenido que salir, volver a coger las armas y luchar contra ellos de nuevo. Si el gobierno continúa con sus mentiras, no sólo uno no querrá rendirse, sino que el número de personas que se oponen irá en aumento." Mullah Mustafa, un ex comandante talibán que se rindió y se unió al proceso de paz junto con sus 50 combatientes, dijo a IWPR que no han regresado todavía a la lucha armada. Sin embargo, advirtió que si el gobierno no cumple sus promesas, sus hombres tomarán las armas otra vez. Las autoridades reconocen que ha habido problemas con el proceso de reconciliación, apuntando a la falta de recursos y las contradictorias prioridades de los distintos organismos gubernamentales. El esfuerzo para persuadir a los militantes a alejarse de la violencia ha sido dirigida por la Comisión Nacional Independiente por la Paz y la Reconciliación, NPRC, fundada en 2005. Sharif Mojaddidi, quien encabeza la división NPRC para el oeste de Afganistán, dice que entre 5.000 y 7.000 insurgentes en todo el país se han unido al proceso de paz en los últimos cinco años. Dijo que el gobierno siempre otorgó a los militantes que se rindieron cartas de protección, y prometió que crearía puestos de trabajo y pondrían en marcha los esfuerzos de reconstrucción en las zonas de donde provenían. Mojaddidi reconoció que algunos insurgentes habían vuelto hacia el otro lado, debido a las limitaciones presupuestarias que impidieron cumplir algunos compromisos, y también a lo que describió como "falta de atención" por parte de algunos funcionarios gubernamentales de alto nivel. El jefe de la policía provincial de Herat, Mohammad Salim Ehsas dijo que los militantes que se unieron al proceso de paz tenían expectativas irreales – que querían la reconstrucción, la creación de empleo y la salida de las tropas extranjeras de Afganistán, todo en un futuro muy próximo. Siawash, un analista político en la provincia de Herat, dice que cree que la mayoría de los que se unieron al proceso de paz son simplemente criminales armados, y no parte de la oposición. Una vez que se dieron cuenta que ya no eran capaces de ganarse la vida mediante la delincuencia, dice, se presentaron ante el gobierno y afirmaron ser militantes dispuestos a rendirse. Luego habrían vuelto a la delincuencia de nuevo. Según Siawash, la verdadera oposición tiene una agenda ideológica que hace más difícil persuadir a sus miembros a entregarse sólo para obtener dinero o puestos de trabajo. Un funcionario de alto rango de la zona de seguridad occidental, que habló bajo condición de anonimato, estima que de los más de 1.000 hombres armados que habían entregado sus armas en el último año, "500 están de vuelta luchando contra el gobierno y las fuerzas internacionales". Dice que los que han reanudado la actividad militante vienen sobre todo de los distritos de Bala Murghab y Qadesh, de la provincia de Badghis, y de los distritos de Kuhna Keshk, Guzra, Adreskan y Shindand, en la provincia de Herat. Este funcionario fue uno de los que han acusado a funcionarios de la Dirección Nacional de Seguridad, NDS, de acosar a antiguos militantes y alejarlos del proceso de reconciliación. Aunque a los hombres que se rindieron le fueron otorgada generalmente una carta de protección, la NDS con frecuencia les interrogaron. El general Ekramuddin Yawar, jefe de la policía de la zona de seguridad occidental, está de acuerdo en que los servicios de inteligencia habían puesto presión sobre los antiguos militantes en un intento de extraerles información. En algunas ocasiones, dijo, esto había llevado a los hombres armados a regresar nuevamente. "Algunos de los que se han sumado al proceso de paz han vuelto … y han reanudado sus actividades contra las fuerzas de seguridad afganas e internacionales", dice. Un funcionario del NDS en la provincia de Herat, que pidió no ser identificado, dijo que la entidad tenía que interrogar a los que se rindieron para identificar a sus asociados. Insistió en que fueron interrogados, no torturados o encarcelados. Sharif Ahmad, un ex militante, dijo en una entrevista telefónica que el interrogatorio de la NDS le había impelido a volver con los insurgentes. "Aunque entregué todas las armas que tenía al gobierno, agentes del NDS me pusieron más presión todavía porque querían que les entregara más armas", dice. Dijo que cuando se enteró de que la NDS iba a detenerlo de nuevo, se volvió a unir a los insurgentes. ASIA TIMES. 11-8-2010 China. Diario del Pueblo ¿A qué responde el despliegue de armas de EEUU en nordeste de Asia? Un portavoz del Departamento de Estado de EEUU confirmó días atrás que el portaaviones USS George Washington participará en los ejercios conjuntos entre EEUU y República de Corea en el Mar Amarillo. Agregó que los ejercicios incluirán combates antisubmarinos, bombardeos aéreos y operaciones de unidades especiales, con el objetivo de “exhibir” su poderío. ¿A qué responde este despliegue de fuerza?, cabría preguntar. El 20 de julio, los titulares de Defensa Nacional de EEUU y de la República de Corea emitieron un comunicado conjunto, destacando públicamente que las dos partes quieren enviar un mensaje claro a Corea del Norte a través de una serie de maniobras militares y fortalecer continuamente las fuerzas de defensa conjuntas, para defender la paz en la Península Coreana. Ambas exigieron a Corea del Norte suspender sus “actividades hostiles”. Como es sabido, la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU adoptó el 9 de julio una declaración de condena al ataque que causó el hundimiento de la corbeta “Cheonan”, pero no precisó en términos definidos que sea hubiera sido un acto cometido por Corea del Norte. El caso de Cheonan demuestra una vez más la fragilidad de la situación de seguridad de la Península Coreana. Al mismo tiempo, señala que las armas, o las amenazas de usar las armas, no sirven para manener la paz en la Penísula Coreana. En un foro de la BBC de Londres en el cual se abordó el tema, un internauta señaló con claridad que los juegos de guerra no ayudarán a aliviar la situación de la Península Coreana. Por el contrario, dijo, sólo conducirán a una nueva escalada de conflictos. Con respecto al complicado problema de seguridad de la Península Coreana, la posición de China es consecuente y definida. China ha llamado en repetidas ocasiones a la calma y moderación de todas las partes implicadas, las cuales deben abstenerse de cometer actos que empeoren la situación regional. China se opone decididamente a que los barcos y aviones militares de otros países lleven a cabo actividades que afecten sus intereses de seguridad, en el Mar Amarillo y en otros lugares cercanos de China. En cuanto a los ejercicios conjuntos de EEUU y la República de Corea, la parte china ha manifestado en varias ocasiones ante ambos su posición de principios, exhortándolos a tratar con seriedad las preocupaciones de China. EEUU no se pronunció claramente sobre si el portaaviones USS George Washington participará o no en los ejercicios unidos en el Mar Amarillo, pero ahora comienza a proclamar a voz en cuello sus intenciones de “demostrar poderío”. La amenaza es el núcleo de la teoría estadounidense en materia de prepotencia marítima. A juicio de algunos estadounidenses, quien controla las vías vitales del mar domina todo el océcano, y quien controla los océcanos, domina el mundo. De un tiempo a esta parte, ciertas fuerzas políticas de EEUU han retomado la teoría de la amenaza con pleno sentido de prepotencia marítima. Proclaman que en el Nordeste de Asia, la amenaza con fuerza sirve para hacer comprender a la contraparte que “la provocación es más costosa que el beneficio obtenido”. Pero, en fin de cuentas, ¿quién está provocando? ¿Quién está saboteando la seguridad y la estabilidad de Nordeste de Asia con actos irresponsables? Con respecto a este problema, los estadounidenses obsesionados con “desplegar poderío” deberían escuchar las voces divergentes en su país. Al referirse a las relaciones chino-norteamericans, James Sasser, ex embajador de EEUU en China, destacó que “es sumamente importante el trato en pie de igualdad”. E instó a ponerse en lugar del otro. Citanto el ejemplo de la colisión de aviones chino y estadounidense en el área económica exclusiva de China, dijo: “¿Qué pensarían los estadounidenses si aviones de combate de China volaran en el área marítma de California?” Al opinar sobre si los barcos de guerra de EEUU deben participar en los ejercicios del Mar Amarillo, un internauta norteamericano señaló: “Si la armada de China realizara maniobras militares en el Océano Altlántico, cerca de la capital de EEUU, estoy seguro de que el Gobierno estadounidense se opondría.” A través de la historia, los países nunca han estado tan estrechamente ligados en el tema de seguridad como hoy. Las connotaciones de la seguridad se extienden continuamente. Las amenazas a la seguridad tradicional y no tradicional están entrelazadas. Atañen a multiples áreas, como la política, militar, económica y cultural. Son retos que se plantean ante los diversos países y requieren de esfuerzos mancomunados para hacerles frente. La seguridad no es algo aislado ni absoluto. Sin la paz y la seguridad regionales y mundiales, no habrá seguridad y estabilidad en cada país. La confianza mutua, el beneficio recíproco, la igualdad y la coordinación son exigencias de la época contemporánea, así como la lógica de la historia. En su discurso de término de mandato, George Washington, primer presidente de EEUU, dijo que su país debía tratar a todos los países con sentimientos honestos y amistosos. Desde entonces han transcurrido más de 200 años, pero aquellas palabra recuperan actualidad con el nuevo despliegue de poderío de EEUU, al colocar el portaaviones con el nombre del primer mandatario estadounidense en el Mar Amarillo. ¿A qué obedece esta exhibición? Los descendientes de Washington deben aclarar esta interrogante y dejar que la misma sirva de reflexión a todos los amantes de la paz. DIARIO DEL PUEBLO. 9-8-2010