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«Mili KK» vs «Hash & Co»

Según una encuesta del Plan Nacional Sobre Drogas, aproximadamente el 5% de la población española – 2,5 millones – reconoce fumar marihuana o hachí­s al menos una vez al mes. Sobre estos datos se acomoda estos dí­as Spannabis ´09, un evento con 150 expositores y multitud de conferencias sobre el uso terapéutico de la marihuana que tiene lugar en Barcelona. Lo que un dí­a fue el «mili KK» del consumo de THC en sus diferentes variantes se ha convertido en una floreciente industria: algún dí­a se abrirán franquicias y cotizará en bolsa…

Event de Vendamer, un holandés nacido en un “coffeshop” de Amsterdam – es un decir -, expone en la feria una modernista pipa fabricada por él mismo que promete una “entrada pulmonar” por la vía rápida. Variedades exóticas de semilla de cáñamo, el Wilma Propegator – “un aparato que regula la humedad de la planta” -, ropa, calzado, cosméticos, materiales de construcción… y hasta colchones que repelen los ácaros, forman parte de la oferta a la que los más de 18.000 visitantes que se esperan pueden acceder. Mili KK A finales de los años 80 se extendió desde los ámbitos más de izquierdas hasta los progresistas más moderados, el movimiento “mili KK”; insumisión al servicio militar. Esta reivindicación que tenía sus raíces en la ya conquistada objeción de conciencia fue cambiando su estrategia a medida que se hacía más inminente la profesionalización del ejército: de “insumisión” a “deserción de los cuarteles” a… nada.El propio desarrollo del actual régimen político en la tendencia general a escala internacional hacía prever la profesionalización militar: un ejército adaptado a las exigencias de las estructuras de la OTAN que, al mismo tiempo, eliminase la engorrosa “bolsa” de reclutas flotantes. Tanto las continuas campañas de publicidad, como la incorporación de mujeres e inmigrantes han demostrado que el ejército se puede modernizar, “democratizar” y asimilar sin aspavientos un movimiento que era presentado a la izquierda de la extrema izquierda. Hash & Co Algo así ha pasado con el cannabis pero con un desarrollo totalmente diferente por tratarse de un producto de consumo. La marihuana y derivados siempre ha estado ligada a movimientos “rebeldes”, pacifistas o anti-sistema, y muy especialmente a la cultura “rastafarai” – paz, amor, espíritu y naturaleza -. A nadie le debe caber la menor duda de que el THC –tetrahidrocannabiol -, considerado como “droga blanda”, acabará siendo legalizado como lo ha sido en otros países. De hecho su desarrollo como industria, aunque ralentizado por las dificultades legales, está siendo prolífico. Lo que ocurre en este caso, como ocurrió con el servicio militar, es que se ocultan o desvían los verdaderos puntos calientes.En el caso del servicio militar quedaba oculto por la justa reivindicación inmediata el proyecto concreto de estado que se articuló durante la transición y que sobretodo tenía EEUU para nuestro país, con la inclusión de España en la estructura militar de la OTAN. Con la legalización de la marihuana desaparece cual es el uso y abuso que los monopolios hacen de la salud de todos nosotros. No es legal porque no son los monopolios quienes se benefician de su comercialización. Y mucho menos en el caso de enfermedades que son altamente rentables, como son el cáncer, la fibromialgia, la esclerosis múltiple, o la depresión. No se trata de demostrar sus virtudes terapeúticas, sino cuestionar los parámetros de diagnóstico y prescripción a los que son sometidos, vetando cualquier línea de investigación que se aleje de la oficial. Por lo demás, sin más espacio en esta ocasión, es recomendable leer a Antonio Escotado sobre el papel cultural y social de las drogas, su uso y disfrute, y el control de las mismas para el control de la población desde una visión histórica.

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