Televisión

Milá cruza el charco

«La voz de la credibilidad», como algunos le habí­an bautizado cuando dirigí­a el noticiario «alternativo» de La 2 en tiempos de Urdaci, ha decidido dejar de ser el rostro oficial de los Telediarios para volver, según sus palabras, «a hacer periodismo de calle y salir del escaparate del dí­a a dí­a». Después de haberse colocado al frente del noticiario de mayor audiencia de la televisión pública en 2004, coincidiendo con la entrada de Zapatero en el Gobierno y el despido de Alfredo Urdaci, aprovecha la primera oportunidad que se le presenta para abandonar el cargo, en el marco de una profunda reestructuración que afecta hasta a la televisión vasca, ETB. Una voz quizá demasiado independiente como para permanecer mucho tiempo a la falda del poder.

El cambio se hará efectivo a artir de Septiembre, cuando de comienzo la nueva temporada televisiva. Un carrusel de cambios que Milá ha aprovechado para recuperar la corresponsalía en Washington que hasta 2004 compartió con su mujer, Sagrario Ruiz de Apodaca, actual responsable de TVE para la información de Casa Real. Para encontrar la raíz de este movimiento hay que mirar a Euskadi, donde el cambio de gobierno ha originado una reforma en la televisión pública que ha provocado una reacción en cadena. El corresponsal de TVE en el Reino Unido, Miguel Ángel Idígoras, se marcha a dirigir la ETB y Fran Llorente ha decidido sustituirle con Anna Bosch, hasta ahora corresponsal en Washington. Este cambio de piezasdejaba libre la plaza de Washington y Milá no ha querido perder esta oportunidad. Cansado quizá de tener que bailar al son marcado por la cúpula de Televisión Española, extremadamente politizada y puesta al servicio del Gobierno de Zapatero –al fin y al cabo, ha sido nombrada por él mismo-, Milá decide hacer de nuevo las maletas para recuperar el contacto perdido con la realidad. Pero sobre todo, el trabajo de corresponsal le permite hacer algo que seguramente echaba de menos: Elaborar crónicas con independencia, hacer ese periodismo progresista marcado por lo social que le había hecho popular, y del que Televisión Española se aprovechó para darse un lavado de imagen al fin de la era Aznar. Durante cinco años le ha puesto cara al informativo con mejor horario en la televisión pública, recuperando en este tiempo el liderazgo de audiencia que TVE había perdido. Además había compaginado esta labor con la dirección del programa “Tengo una pregunta para usted”, emitido de forma eventual, mediando entre políticos y ciudadanos. Pero Milá nunca ha tenido pinta de ser de esos que se acomodan fácilmente, o que son capaces de convertirse en auténticos gregarios de la noche a la mañana. El anuncio de su abandono del Telediario no ha sonado como el portazo que históricos como Rosa María Mateo o Jesús Quintero dieron en su día a sus directivos, por razones tan profesionales como ideológicas, pero si parece como una retirada a tiempo, una huida hacia delante. Le deseamos lo mejor en su nueva aventura.

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