La propuesta de Calderón marcha a contracorriente de lo que está aconteciendo en el resto del hemisferio. El 77% de las reservas mundiales de petróleo están en manos de compañías nacionales.
Ante miles de simatizantes reunidos en la plaza del Zócalo, en Ciudad de México, el ex candidato a la presidencia en 2006 por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), Andrés Manuel López Obrador, ha anunciado el domingo una ola de protestas en contra de la privatización de la industria petrolera y en defensa de una «economía popular».El Congreso mexicano aprobó el pasado mes de noviembre la reforma energética que otorga a la empresa estatal Petróleos Mexicanos (PEMEX) autonomía de gestión administrativa y económica, un cambio de régimen ampliamente criticado por la oposición, que considera que abre la puerta a la posibilidad de privatizar parte del sector energético.Irónicamente, los mismos políticos que proponen la entrega de PEMEX a compañías extranjeras, son los responsables, al menos en parte, de la actual incapacidad de la empresa. Lo que todos los informes no mencionan es que gran parte del deterioro de PEMEX se fue dando bajo el régimen del mismo partido político que hoy alega que la única manera de salvar a la empresa es dar en contratación operaciones al sector privado.Calderón desempeñó el cargo de Secretario de Energía en la administración de Vicente Fox de 2003 a 2004. El partido de Calderón se ha mantenido en el poder casi ocho años, durante los cuales PEMEX superó su marca de ventas debido a los elevados precios internacionales del petróleo. ¿Por qué ese dinero no fue reinvertido en la compañía petrolera con vistas a evitar la crisis actual?Si PEMEX está debilitado y enfermo es porque sus recursos han sido confiscados durante tres décadas. En ese periodo se ha sucedido una larga lista de gobiernos corruptos. El desangramiento de PEMEX fue una decisión consciente política y administrativa tomada por dos razones. En primer término, los fondos del gigante petrolero enmascararon el verdadero estado de la economía mexicana. Gran parte de este dinero sirvió para saldar deuda externa.En segundo lugar, los administradores del partido de Calderón buscaron intencionalmente crear un panorama desolador de la empresa estatal a fin de que prosperara su ya ardua defensa de una privatización. Sólo presentando un escenario apocalíptico podían esperar que se aprobaran las reformas legislativas claves con respecto a la industria petrolera que finalmente satisfarían los objetivos para la reforma estructural concebida por el Banco Mundial, el gobierno de Estados Unidos y la Oligarquía Mexicana.La propuesta de Calderón marcha a contracorriente de lo que está aconteciendo en el resto del hemisferio. El 77% de las reservas mundiales de petróleo están en manos de compañías nacionales.En América Latina la tendencia es hacia elevar la participación, regulación y papel del estado en la distribución de las ganancias. Naciones que experimentaron medidas drásticas de privatización en las pasadas décadas, están regresando al control público de sus recursos naturales. La razón es simple: las petroleras trasnacionales saquearon y contaminaron los países donde estaban perforando.Aquí hay mucho más en juego que mitos nacionalistas o aun el control de la mayor empresa de América Latina. Las reformas a PEMEX marcarán un rumbo para la integración regional y el futuro económico de México