SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

‘Merkollande’, al rescate de Europa

Tras su primer encuentro, insisten en que Grecia debe permanecer en el euro, le prometen ayudas adicionales si cumple y sellan una «misión histórica» .Grecia se coló en la agenda de la reunión a última hora y se convirtió en la protagonista del primer cara a cara entre Merkel y Hollande, que llegaba a Berlín antes incluso de formar gobierno y con la voluntad irrevocable de un héroe mitológico, puesto que se sobrepuso incluso al rayo que causó daños en el avión en el que volaba hacia Alemania. El enésimo capítulo de la crisis griega eclipsó el duelo entre dos formas de ver la crisis y forzó a la pareja a dar una imagen de unidad y capacidad ejecutiva. Pero incluso en la pactada declaración sobre Grecia se apreciaban tonos diferentes. «Quiero dejar claro que deseo que Grecia permanezca en el euro. Tenemos un memorando elaborado por la troika que debe cumplirse y, si Grecia quiere, habrá posibilidades adicionales para el crecimiento», prometió Merkel con cierta frialdad. La respuesta de Hollande, sin embargo, fue más emocional. «Yo conozco las tribulaciones y el sufrimiento de los griegos, sus dudas respecto al futuro, pero tienen que saber que les ayudaremos con medidas de crecimiento, de apoyo a la actividad», clamaba el nuevo presidente francés. «Nos acercaremos a ellos para que garanticen su presencia en el euro. Los griegos tienen la palabra», insistía, dando así continuidad al tándem francoalemán en la operación salvamento de Europa, aunque dejando claro que ese dúo debe ser ampliado y rechazando la exclusividad de la que gozaban las relaciones de Merkel y Sarkozy. «He querido venir a Berlín cuanto antes para mostrar que las relaciones entre Francia y Alemania son una constante. Y concibo esa relación como una relación equilibrada y respetuosa con nuestras sensibilidades políticas, capaz de movilizar a los demás socios europeos y a las instituciones comunitarias», advirtió a Merkel.Hollande llegaba con generosas intenciones respecto a Grecia, pero la que había hecho los deberes y la que había hablado por teléfono tanto con Samaras como con Papademos antes de la reunión con el francés, era la canciller alemana, que adoptó la estrategia de dar un paso atrás, permanecer en segunda fila y dejar la iniciativa a Hollande durante la rueda de prensa posterior a su cena de trabajo, pero que en el plano ejecutivo continuaba llevando la voz cantante.

Sobre Grecia y sobre el resto de los temas, Merkel se mostró más comedida y guardó cartas, y eso es precisamente lo que el nuevo presidente francés dejó claro que debe dejar de ocurrir en las negociaciones entre ambos. «Quiero todo sobre la mesa», dijo, en relación a las negociaciones compartimentadas que Merkel ha venido imponiendo hasta ahora y que obligan a tratar el Pacto Fiscal hasta que quede cerrado, ocuparse después de la Agenda del Crecimiento hasta que haya un acuerdo de conjunto y sólo después abordar la negociación sobre los eurobonos. Hollande no parece dispuesto a dejar que sea la alemana la que siga marcando los tiempo en Europa. «El crecimiento no puede ser una palabra vacía, debemos llenarla de actos tangibles. Trabajaré conjuntamente con Merkel y empezaremos a elaborar una propuesta en la cumbre informal del 23 de mayo, pero quiero todo sobre la mesa. La austeridad, el crecimiento, la movilización de fondos europeos y los eurobonos deben estar sobre la mesa y debemos tomar decisiones con todo a la vista». Angela Merkel apostilló al respecto que «como estaba previsto, en enero, en marzo y en junio corresponde hablar de crecimiento», dando a entender que no dará tan fácilmente su brazo a torcer.Esa fue sin duda la principal exigencia que formuló anoche Hollande en Berlín, una exigencia de método, pero no hubo ninguna condición de contenido. Insistió en que «como he dicho en la campaña electoral, quiero renegociar lo pactado anteriormente», pero no se refería al Pacto Fiscal, sino a políticas de crecimiento. Y en cuanto al compromiso de elaborar una propuesta conjunta francoalemana para llevar del brazo con Merkel al Consejo Europeo de junio, se trata de una clara señal de que no habrá confrontación abierta y que la pareja que en cabeza la familia europea no admite la posibilidad de divorcio.

No hubo excesos de familiaridad, por tanto, pero sí la cordialidad obligada. Merkel incluso admitió que «la disparidad de opiniones es enriquecedora» y mencionó la serie de contratiempos anecdóticos que Hollande había superado en una sola jornada como «una buena señal». Hollande por su parte expresó su confianza en la «coherencia, en el trabajo juntos y en la continuidad. No hay por qué disimular lo que nos pueda separar, pero creo en la fuerza del trabajo para encontrar soluciones», dijo el presidente francés.La canciller aprovechó este punto sobre las diferencias entre los partidos a los que pertenecen para clavar una puya de carácter interno, en el lomo de la oposición socialdemócrata, al recordar que «yo no he tenido nunca problemas para trabajar con los socialdemócratas, en Alemania pasa constantemente con las mayorías parlamentarias e incluso con grandes coaliciones», recordando así que en la anterior legislatura gobierno de la mano con los mismos socialdemócratas que piden ahora políticas de crecimiento tratando de escenificar un papel de desacuerdo frontal con la canciller.

A pesar de las diferencias y más que nunca en el contexto actual europeo, el tándem francoalemán «no tiene más opción que la de seguir unido», reconocía anoche un funcionario alemán que ha participado en las reuniones preparatorias de la entrevista. El equipo de la canciller Merkel se ha mostrado especialmente agradado por la decisión de Hollande de nombrar primer ministro a Jean-Marc Ayrault, un diputado que fue profesor de alemán y que tiene abundantes contactos en Berlín, y a quien consideran mejor augurio incluso que la supervivencia al rayo.

Deja una respuesta