La farmacia de los pobres contra Bayer

Mejor ser pirata que asesino

Mientras paí­ses como España o Grecia restringen el acceso de su población a los fármacos, India se enfrenta a las farmacéuticas para multiplicar el suyo.

La diferencia es que India, principal exportador de genéricos del mundo de los que el 67% van a países en desarrollo, ingresó en 2005 en la Organización Mundial del Comercio para someter el sistema de patentes a su soberanía nacional y al bienestar de su población. No al revés.

India respeta las patentes farmacéuticas hasta el punto en que éstas lesionan los intereses del pueblo indio. De esta forma la oficina de patentes de la ciudad india de Mumbai concedió el pasado 13 de marzo a la farmacéutica india Natco Pharma una licencia para fabricar tosilato de sorafenib (Nexavar), un anticancerígeno de Bayer. Con esta medida, el medicamento reduce en un 97 % su precio, pasando de 4.200 euros al mes a menos de 135. O sea, por el mismo dinero multiplica por 37 el número de enfermos tratados.

A pesar de que las normas de la OMC permiten a las farmacéuticas vender al precio que quieran durante 20 años para “compensar sus gastos de investigación”, las leyes indias afirman que “en cualquier momento después de tres años después de la fecha de concesión de una patente, cualquier persona interesada podrá solicitar la concesión de una licencia obligatoria sobre patente por cualquiera de los siguientes motivos: a) que no se han satisfecho de forma razonable las necesidades de la población porque no se ha satisfecho la demanda de forma razonable; la invención patentada no está disponible a un precio razonable; o no se produce en territorio indio” Además, la concesión de una patente tiene que revertir en innovación y transferencia tecnológicas para el país.Pues bien, tras el reconocimiento de la patente de Bayer en 2008, se produjeron hasta el 2010 en India 20 mil casos de cáncer de hígado y 9 mil de cáncer renal. Atender un 80% de la demanda hubiera requerido unas 23.000 botellas del medicamento mensualmente. ¿Cuántas aportó Bayer? Bayer nunca fabricó la droga en India y, según la administración del país, no consta que se importaran botellas del fármaco en 2008 ni en 2010. Oficialmente sólo se importaron 200 en 2009. Lo que es peor, el precio desorbitante del medicamento lo colocaba fuera del alcance de la mayoría de la población. A un funcionario de base un mes de tratamiento le supone el sueldo de 3,5 años, mientras que el fármaco sólo le alarga la vida entre 6 y 8 meses si tiene cáncer de riñón, o entre 4 y 6 años si el cáncer es de hígado. Además, sólo se encuentra en zonas urbanas como las de Mumbai, Delhi, Chennai y Kilkata pero no en el conjunto del país. O sea, mientras las ventas globales del fármaco de Bayer aumentaron de 165 millones de dólares en 2006 a 934 millones en 2010, India no se estaba beneficiando de la patente. Las farmacéuticas acusan a India de piratear sus productos, pero como dijo un ejecutivo indio: “no pirateamos pero si ese fuera el caso mejor ser pirata que asesino” El pasado 28 de marzo se inició también el polémico juicio de la suiza Novartis contra el Gobierno indio por haberle negado la patente de su fármaco anti-leucemia “Gleevec”. En Europa las farmacéuticas hacen muy pocos compuestos nuevos, piden nuevas patentes sobre pequeñas modificaciones de los viejos. En India no cuela.«Un mes de Nexavar vale el sueldo de 3,5 años de un funcionario de base»Bayer en España, el asesino en casa

La relación de las autoridades españolas con Bayer ha sido justo el reverso de lo que acontece en India. Y lo vamos a ilustrar con dos ejemplos.

Años ochenta

“Un producto Bayer envenenó España” fue el título de una portada de Cambio 16 en 1984 para apuntar, por primera vez, al nematicida (producto para matar gusanos en agricultura) Nemacur de Bayer como la sustancia que causó el síndrome tóxico, el mayor atentado a la salud pública que ha sufrido el pueblo español del que ahora se cumplen 31 años. El director de Cambio 16, José Oneto, fue cesado en apenas dos meses y Bayer ganó la querella contra la revista.

Mientras ningún laboratorio del mundo ha demostrado jamás sustancia alguna en el aceite de colza que explicara el atroz envenenamiento que sufrieron 30.000 de nuestros conciudadanos, todos los estudios que demostraron que el nematicida Nemacur de Bayer sí lo explicaba fueron silenciados. Desde el doctor Antonio Muro, el especialista que atendió los primeros casos en el hospital del Rey de Madrid aquel día 1 de mayo y cuyo extraordinario trabajo epidemiológico permitió identificar una partida de tomates tratados con dicho nematicida. Hasta Luís Frontela Carreras, catedrático de Medicina Legal y director del Instituto de Ciencias Forenses de la Universidad de Sevilla, quien demostró que “ratas intoxicadas directamente con Nemacur y con pimientos tratados con Nemacur dos semanas antes de la recolección presentan similares lesiones microscópicas que las que se observan en los fallecidos por el síndrome o neumonía tóxica”; pasando por el médico teniente coronel Luis Sánchez Monge y tantos otros. En su lugar, epidemiólogos norteamericanos viajaron a España para monopolizar la investigación.

Treinta y un año después, la causa real del envenamiento sigue oculta tras un muro de silencio de la clase política y judicial española. Miles de afectados siguen con sus vidas truncadas, habiendo pasado calamidades no sólo por la enfermedad sino para cobrar sus indemnizaciones.* Para ampliar información lee el serial sobre el síndrome tóxico en www.deverdadcontralacrisis.uce.es Años 2000

En 2001, el pueblo español volvimos a sufrir la impunidad de la multinacional cuando, cuando, en plena competencia entre laboratorios por hacerse con el mercado de los anti-hipercolesterolémicos con fármacos cada vez más agresivos, una de sus pastillas ocasionó lesiones en 300 pacientes y mató a 30 (datos de El defensor del paciente). Lipobay era consumido en España por 200.000 personas cuando se retiró del mercado por sus efectos adversos (destrucción del músculo y lesión renal). Tres años después, Bayer reconoció que había pagado en el mundo más de mil millones de euros en indemnizaciones a posibles afectados. Pero ni uno sólo de ellos llegó a España. Los siete juicios fueron ganados por Bayer o fueron sobreseídos. Se le requería a los afectados y familiares que demostraran ellos la relación causa-efecto entre el Lipobay y sus lesiones o muertes. Para más inri, tampoco prosperó la demanda contra el Ministerio de Sanidad por haber permitido la comercialización de Lipobay sin comprobar que las pruebas de seguridad concebidas en Inglaterra no se hicieron sobre suficientes voluntarios. O sea, los verdaderos estudios se hicieron sobre la marcha, ¡con la venta del producto en las farmacias!

Ser soberanos o no, esa es la diferencia entre India y España; la que explica qué India está aumentando el acceso de la población a los fármacos y en España seamos sus meros conejillas de indias.

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