Farmacéuticas y crisis

Medicamentos eficaces, pero no para todos

¿Los grandes monopolios farmacéuticos salen perdiendo con la polí­tica de recortes presupuestarios y la introducción de genéricos en el recetario? ¿Salimos ganando en efectividad de los tratamientos?

Concentración

Toda crisis conlleva un proceso de destrucción del capital sobrante y de concentración del capital superviviente. Y eso es lo que está pilotando el estado; el central, los autonómicos y los locales. Asistimos, de forma totalmente regulada y financiada por el estado, a la fusión y desaparición de bancos y cajas que son absorbidos por otros mayores. Su financiación pública se realiza a expensas de los gastos sanitarios que se ven mermados, de ahí que coloquen en la administración pública sanitaria a economistas y médicos con masters en alta dirección de empresas para realizar ambos procesos. Gente de confianza, de su confianza, encargada de recortar gastos y a la vez optimizar los recursos que quedan. Y en la optimización de estos es donde entran las farmacéuticas.

Optimizar recursos

Por debajo de las quejas de Farmaindustria por el impago de miles de millones de deudas de los hospitales a los laboratorios y por la constante política de rebaja de precios en los medicamentos; se está cociendo un proceso de concentración de los laboratorios que van a tener acceso a la parte del león de los presupuestos públicos sanitarios. En esto la Generalitat se ha puesto la cabeza, en cumplimiento de las exigencias del FMI y la UE. “Acabar con el déficit fiscal” le llaman ellos, porque a los ojos del gran público está bien visto “no gastar más de lo que se tiene”. Pero basta con echarle un vistazo al menú para ver que nos están vendiendo pescado podrido.

«En España el gasto farmacéutico aumenta porque los medicamentos que se introducen son cada vez más caros.»

Firmeza o sumisión

El primer plato del menú es el reciente anuncio del acuerdo al que ha llegado el Departament de Salut con la multinacional anglo-sueca AstraZeneca para introducir su nuevo fármaco Iressa contra el cáncer de pulmón. Cataluña estrena el pago de fármacos según su eficacia”, se puede leer en los titulares de prensa. Si el paciente no responde al fármaco el laboratorio pagará su coste. Si el paciente responde, será la Generalitat quien lo costee. Aparentemente es una medida de firmeza frente al laboratorio, con el objetivo formulado de “ extender esta fórmula a otros fármacos a partir de 2012”. Pero no. Dicen que la fórmula atiende a todos los intereses. Permite, dicen, a los pacientes el acceso a las mejores terapias pero ¿a cuántos pacientes? Que cubre la compensación económica a la investigación para los laboratorios pero el 40% de los beneficios ¡van a gastos de promoción!. Y permite sostenibilidad del sistema, o sea, adaptar la salud a los recursos. Veamos.

El cáncer de pulmón es el principal responsable de las muertes oncológicas en nuestro país. Representa para los laboratorios un negocio millonario*. Pero bajemos más en concreto. En España el gasto farmacéutico aumenta no porque se introduzcan muchos nuevos medicamentos sino porque los que se introducen son cada vez más caros. El gasto principal no proviene mecánicamente de los fármacos más recetados, por ejemplo de los antibióticos o antiinflamatorios que los médicos de cabecera recetan en el ambulatorio, sino de los fármacos más complejos y caros que se administran en los hospitales. Allí se aplican las últimas innovaciones que son las más caras. Y dentro de los hospitales, el 55% del presupuesto farmacológico se destina a los pacientes ambulatorios, no a los ingresados. En concreto los pacientes de cáncer y SIDA se comen más de un tercio de todo el presupuesto. Recapitulemos. El gasto farmacéutico español es el más alto de toda Europa. Y sólo dos campos (SIDA y cáncer) se comen la mayor parte del presupuesto hospitalario. El laboratorio que coloque su fármaco en la primera línea de tratamiento se lleva “el Gordo”, aunque la medida de la Generalitat suponga que el laboratorio tenga que costear hasta un 30% de las terapias (la efectividad de Iressa se calcula en un 70%) que suministre.

En otras palabras, si la multinacional acepta que de la medicación suministrada puede dejar de ingresar un 30% ¿Por qué no entonces abaratar el medicamento y tener la posibilidad de aplicarlo a más gente? No, eso no debe ser pensado. Lo que va a ocurrir es que se implantarán de forma implacable una selección basada en el límite presupuestario de la Generalitat y los criterios de la multinacional para que el medicamento tenga un porcentaje de éxito cercano al 100%. Lo cual le asegura la continuidad del contrato. O sea, criterios de rentabilidad que van a decidir en primer lugar a quién es rentable y a quién no hacerle la prueba genética que dice si el paciente tiene la mutación que le hace candidato al tratamiento.

Por no hablar de otros criterios (edad, el estado de salud previo, etc) que decidirá quién va primero y quién después. No es tan difícil adivinar quién decidirá dichos criterios. Este año ya se han seleccionado 50 pacientes para hacer una prueba piloto del acuerdo con el laboratorio.

Golpe de mano

¿Vamos hacia la creación de comités “éticos” que decidirán para quién es rentable y para quién no el suministro de estos super-medicamentos? Un golpe de mano para que gerentes y monopolios tomen el mando de la sanidad en la tormenta de la crisis. El criterio de unos médicos de base (cada vez más degradados), su libre albedrío, queda cada vez más en manos del gerente y el laboratorio. Eso significa el pacto con vocación de ley general hecho por la Generalitat.«¿Abaratar el medicamento? Eso no debe ser pensado»Los números sangran

* Cada año se diagnostican en nuestro país 20.000 nuevos casos de cáncer de pulmón: es el tumor que más muertes produce entre los hombres españoles y el cuarto entre las mujeres. Globalmene es el más letal. En 2007 mató a 17.162 hombres y 2.706 mujeres y para 2015 se prevé que afecte a más de 25.000 varones y a más de 2.700 mujeres.

* El cáncer de pulmón no microcítico representa más del 85% de los casos. Un 70% de ellos se diagnostican en estadios avanzados con una tasa de supervivencia a 5 años inferior al 5%. De estos, aproximadamente entre un 10 y un 15% presentan una mutación específica del llamado EGFR, el receptor del factor de crecimiento epidérmico. Un receptor de la membrana celular que regula la proliferación celular y por tanto el desarrollo del tumor. La presencia de determinadas mutaciones en el gen que codifica el EGFR provoca una alteración de la proteína que aumenta la afinidad.

* En abril de 2010 AstraZeneca presentaba en España el primer y único inhibidor de la tirosina quinasa (llamado gefitinib, comercializado con el nombre de Iressa) que ha demostrado ser más eficaz en monoterapia que un doblete de quimioterapia para el tratamiento en primera línea de pacientes con cáncer de pulmón no microcítico con mutación del EGFR. Según los expertos, viene a cubrir un vacío en la terapia de estos pacientes y confirma la necesidad de una medicina personalizada. Las mejores series describen respuestas clínicas de hasta el 70% de los pacientes con mutaciones de sensibilidad y tratados con inhibidores con una media de supervivencia de 27 meses versus 11-12 meses en pacientes sin mutaciones del EGFR y tratados con quimioterapia. Para el paciente, hacerse la prueba genética para ver si tiene la mutación significa ser tratado con nuevos inhibidores que son poco tóxicos y muestran una clara respuesta terapéutica con un aumento del periodo libre de enfermedad y de supervivencia.

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