El lunes 3 de noviembre Mazón presentó su dimisión como presidente de la Generalitat Valenciana.
Ha dado por finalizada la etapa de su dirección en la Generalitat y su resistencia a dimitir mantenida con indigna tenacidad desde hace un año.
Ahora nos pintan a un Mazón que ha “reflexionado” y ha decidido marcharse. O que ha sido “convencido” por Feijóo. No.
Mazón no “se va”, lo hemos echado. Mazón ha dimitido forzado por más de un año de lucha popular, arrinconado por un clamor ciudadano encabezado por la firmeza y la dignidad de las asociaciones de víctimas.
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Es un acontecimiento histórico.
Tomemos dimensión de lo que ha ocurrido. Es un acontecimiento político histórico. Nunca, en toda la historia de cuatro décadas de régimen democrático, un presidente autonómico había sido derribado a mitad de mandato. No en unas elecciones, no en una moción de censura, no por un escándalo de corrupción. Por una lucha popular, con manifestaciones masivas, sostenidas a pulso durante un año.
Y esto ha ocurrido en la Comunidad Valenciana, que es la cuarta en el ránking de CCAA, por PIB y también por población.
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Sí, Mazón ha dimitido.
Mazón ha presentado su dimisión con una declaración a la altura de su deleznable catadura moral.

La comparecencia donde anunciaba su retirada ha sido vergonzosa, como corresponde al personaje, persistiendo en la mentira y atreviéndose a presentarse como víctima. Y asistimos a torticeras maniobras: retorciendo la ley para seguir durante unos días como presidente en funciones, mantenerse como diputado para ser aforado y escapar a la acción de la jueza de Catarroja, apelar a una baja médica para evitar comparecer en las comisiones de investigación sobre la Dana en el Congreso, el Senado y las propias Cortes Valencianas a las que se había comprometido.
Y ahora vendrán las negociaciones entre PP y Vox para encontrar un sustituto al frente de la Generalitat que volverá a estar en manos de la ultraderecha.
Algunos sectores de la izquierda enarbolan estas y otras indignantes cuestiones para sugerirnos que no hay apenas nada que celebrar, que Mazón o Vox siguen teniendo la sartén por el mango.
Después vendrán todas las valoraciones políticas que sean necesarias, pero que no nos coman la moral. No dejemos que empañen lo que es una verdad irrefutable: Mazón ha presentado su dimisión. Ya no seguirá siendo president de la Generalitat Valenciana. Es una victoria incontestable.
A Mazón no lo han hecho dimitir Feijóo, el PP o los medios de la derecha que le han respaldado durante doce meses. Si Mazón ha dimitido es porque la lucha, la denuncia y la exigencia de su dimisión ha sido en la sociedad valencia continuada, constante, extendida a todo el territorio, y políticamente transversal, agrupando según todas las encuestas desde la extrema izquierda a una mayoría de votantes del PP..
En la Comunidad Valenciana las demandas relativas a la reconstrucción, desde acelerar las acciones para resolver los problemas de infraestructura a la llegada efectiva para todos del dinero de las ayudas, han ido siempre precedidas por la lucha de las víctimas, de sus asociaciones y las de los damnificados, de la izquierda social, sindical y política valenciana y de las asociaciones de voluntarios, como La Cantina, que siguen prestando su ayuda.
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Una victoria popular incontestable.

«Mazón se va mintiendo. Habla de del daño material pero no de las víctimas que es de lo que es responsable, no ha dimitido él ni le ha hecho dimitir su partido, le hemos hecho dimitir nosotras». «Mazón va a dimitir gracias a la movilización y a las asociaciones de víctimas. No debemos olvidar eso para los siguientes pasos que tenemos que dar».
Así se expresaba Rosa Álvarez, presidenta de la Asociación de víctimas Mortales de la Dana del 29 de octubre, en una entrevista en La Sexta, con Rosa Pastor.
Y Rosa tiene toda, toda, toda la razón. Mazón no ha dimitido. A Mazón se le ha forzado a dimitir.
Quien lo ha dimitido es la fuerza del pueblo valenciano, del viento popular.

A lo largo de estos doce meses, bajo el lema «Mazón dimisión» y convocadas por las asociaciones de víctimas y por un amplísimo tejido de organizaciones, partidos, sindicatos, asociaciones -incluyendo a UCE, Recortes Cero y el Centro de Voluntarios La Cantina- una docena de multitudinarias manifestaciones (algunas de 100.000 o de 130.000 personas) han desbordado las calles de València. Pero muchas, muchísimas protestas más han tenido lugar en Alicante, Castellón y otras ciudades de todo el territorio valenciano, así como en las universidades y casi en cualquier lugar al que acudía Mazón.
A lo largo de este año se ha ido formando una especie de «frente amplio» en la opinión pública, absolutamente abrumador y trasversal, que exigía la dimisión de Carlos Mazón. Según recientes encuestas realizadas por firmas demoscópicas como GAD3, 40dB, o el CIS, el rechazo a Mazón y la exigencia de su dimisión llegaban al 82% de los valencianos… incluyendo un 61% de los votantes del PP.
Esta olla a presión de indignación y furia no ha parado de aumentar, sobre todo al aproximarse el aniversario de la tragedia, conociéndose nuevos y vergonzosos detalles de lo que hizo Mazón el día de la Dana.

Y todo estalló el día del funeral de Estado. Delante del Rey y del resto de las autoridades, las víctimas estallaron ante la presencia de Mazón, al que habían pedido expresamente que no acudiera. Con gritos como “asesino”, “vete a la jueza”, “cobarde”, “rata”, “hijo de puta”, “malparit”, “desgraciado” o “cabrón”, los familiares sentenciaron el destino de este indigno personaje.
Mazón ha dimitido. Es una victoria que debemos celebrar. Es un triunfo incontestable del viento popular que vuelve a demostrar su enorme capacidad e influencia. Esta es una enseñanza que debemos grabar a fuego en nuestra memoria.
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Esto es sólo el principio.
Mazón ha dimitido. Es el primer paso de un proceso de «Verdad, Justicia y Reparación» que no ha hecho más que empezar.
Debe abrirse paso la verdad. Deben salir a la luz todas las circunstancias políticas y administrativas que hicieron que Mazón y los principales responsables de la Generalitat tuvieran un desempeño tan irresponsable, negligente e ineficaz el dia de la Dana, así como las jornadas anteriores.

Debe abrirse paso la Justicia. Ahora más que nunca -como exigen las víctimas- debe respaldarse la ejemplar labor de Nuria Ruiz Tobarra, la jueza de Catarroja, que está avanzando paso a paso en una investigación para determinar todas las responsabilidades penales en la muerte de 229 personas el dia de la riada. Una investigación que está envolviendo al que todos saben que es su máximo responsable, Mazón, y que antes o después deberá acabar con este personaje sentado en el banquillo, y eventualmente entre rejas.
Mazón debe responder ante la Justicia. Pero con esto no basta.
Un año después de la catástrofe, la vida de las poblaciones afectadas dista mucho de haber retornado a la normalidad. Miles de familias que perdieron su hogar, su trabajo, sus negocios o su vehículo, se han empobrecido y endeudado. Miles de infraestructuras o edificios siguen pendientes de reparación. Y planea la angustiosa incertidumbre de qué pasaría ante una nueva DANA, cuando se proyecta reconstruir sobre zonas inundables.

Por eso es imprescindible un Plan Integral de Reconstrucción de las poblaciones afectadas, que ponga como absoluta prioridad las necesidades de la gente. Las ayudas deben multiplicarse, y llegar sin más tardanza a la ciudadanía y a las pymes, agilizando los trámites burocráticos. Las administraciones públicas deben colaborar codo con codo, y actuar al unísono.
Un plan basado en criterios de justicia social y redistribución de la riqueza, que genere riqueza y empleo, elaborado sobre criterios científicos, que tenga en cuenta la voz de los expertos y los damnificados, y que incorpore protocolos municipales y modificaciones urbanísticas de acuerdo a los riesgos que conlleva el cambio climático.
Para todo ello, para que se abra paso la exigencia de Verdad, Justicia y Reparación es imprescindible la misma Unidad y Solidaridad que llevó a miles de personas de València y de toda España a hundir sus manos en el barro en aquellas trágicas semanas. Ahora más que nunca, estamos con las víctimas, con sus familias, con la gente afectada por la DANA.
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Las opciones sobre la mesa
La retirada de Mazón ha sacudido el tablero político valenciano, la cuarta comunidad más poblada. Mazón no va a seguir, pero la forma en que va a resolverse su sustitución está todavía en el aire.
La intención del PP es nombrar a un sustituto que agote la legislatura, evitando unas elecciones anticipadas que afrontarían en las peores condiciones. Pero eso requiere un acuerdo con Vox, los votos de la ultraderecha son imprescindibles para obtener la mayoría necesaria en las Cortes valencianas. Y los de Abascal no van a renunciar a pasar su factura -en forma de políticas de su ultrareaccionaria agenda- para investir al nuevo president.
Si no hay acuerdo entre PP y Vox iríamos a unas elecciones autonómicas anticipadas, que según los plazos que establecen las leyes valencianas podrían celebrarse en marzo.

