La oligarquí­a se prepara para imponer más recortes

Máximo saqueo, mí­nimo coste

¿Gobierno de coalición entre el PP y el PSOE? Parece una opción imposible, dado el grado de enfrentamiento entre los dos grandes partidos. Sin embargo, esto es lo que ha propuesto, sorprendiendo a propios y extraños, Javier Arenas, presidente del PP andaluz, vicepresidente nacional y uno de los históricos pesos pesados de la derecha española. Para Arenas, «la envergadura de algunos problemas del Estado hace que no puedan ser abordados por un partido en solitario (…) Un gobierno de coalición es absolutamente imprescindible en un escenario de seis o diez años». Anunciando que «Rajoy va a inaugurar la próxima legislatura ofreciendo un gran pacto de Estado a todas las fuerzas polí­ticas, pero principalmente al PSOE». ¿Estamos sólo ante la «salida de tiesto» de un dirigente… o detrás de esta propuesta se esconden movimientos de hondo calado?

Javier Arenas no es un mero “barón regional”, sino uno de los dirigentes con más eso político en la dirección nacional del PP, conservado desde los tiempos en que Fraga dirigía Alianza Popular. Varias décadas en primera línea política le han granjeado una privilegiada relación con selectos círculos oligárquicos.Cuando un personaje con esta trayectoria aparece en la escena política no está expresando sólo su opinión personal, sino ejerciendo de portavoz de los sectores de clase a los que representa.¿Por qué entonces Javier Arenas ofrece como salida política a la crisis -justo cuando todas las encuestas auguran la posibilidad de una mayoría absoluta para su partido- una “gran coalición” entre PP y PSOE?Detrás de esta propuesta, insólita para muchos, están los intereses de amplios sectores de la oligarquía por acelerar los recortes, llevándolos hasta sus últimas consecuencias.Tras el hundimiento y saqueo de Grecia, España es el principal objetivo de los ataques norteamericanos y alemanes.Los principales centros hegemonistas exigen una drástica degradación de España en el concierto mundial, persiguiendo con ello un salvaje trasvase a sus arcas de al menos un 25% de la riqueza nacional.No estamos, pues, ante un plan de recortes coyuntural que pueda saldarse con los sucesivos tijeretazos aprobados por Zapatero.Berlín, a través de la UE, ha dejado claro que para 2011 serán necesarios más recortes, por un valor de 18.000 millones de euros, colocando la “reforma de las pensiones” como el próximo campo de batalla. Mientras Washington, por boca del FMI, no se ha limitado a respaldar los recortes ejecutados por Zapatero, sino a exigir que se vaya mucho más allá en la reforma laboral, se abra definitivamente el mercado financiero a la entrada de capital extranjero, o se profundicen los recortes sanitarios.Todo esto, en un escenario global donde es previsible que se agudicen las turbulencias internacionales, marcadas por la emergencia de nuevas potencias y la necesidad, cada vez más aguda, de Washington y Berlín por trasladar las pérdidas sobre los eslabones más débiles y dependientes de la cadena imperialista.En un escenario donde prefigura un incremento de los ataques y presiones sobre España, la oligarquía está tomado posiciones para salvaguardar sus intereses.La degradación de España afecta también a la capacidad de bancos y monopolios para conservar la posición en el ránking mundial alcanzada durante los últimos años. Los distintos sectores oligárquicos necesitan llevar el plan de recortes hasta el final, trasladando su factura al 90% de la población y evitando que las turbulencias que se ciernen sobre España supongan una sangría para sus negocios.Es en estas condiciones que la propuesta de “gran coalición” planteada por Arenas empieza a adquirir su auténtico calado.Es evidente que ni Zapatero ni tampoco el PSOE, dada la debilidad política en que están sumidos, tienen la suficiente fortaleza para llevar los recortes hasta el umbral que el hegemonismo y la oligarquía exigen.Pero, dado el calado del plan de ajuste, del que sólo hemos sufrido los primeros pasos, tampoco es, como resalta Arenas, tarea que pueda abordar “un partido por sí mismo”.Lo que se prefigura es un auténtico “frente oligárquico” que impulse los recortes hasta el final. Y que puede adquirir diferentes formas: desde un gobierno del PP con apoyos puntuales, hasta una coalición con CiU o la “gran coalición” que ahora se ha puesto sobre la mesa. Lo que la oligarquía busca es aplicar el drástico plan de ajuste con el “máximo beneficio” y el “mínimo coste”.“Máximo beneficio”, llevando mucho más allá de donde han llegado los sucesivos recortes: desde la reforma laboral al recorte de las pensiones o el tijeretazo en sanidad y gastos sociales.Y “mínimo coste”, repartiendo -y de alguna manera asumiendo colectivamente- el precio político de ejecutar un ataque masivo a los intereses del 90% de la población.Ellos toman posiciones para acelerar todavía más los recortes. Y nosotros, el 90% de la población, estamos obligados a hacer otro tanto.

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