EEUU seguirá siendo la primera fuerza

«Mantendremos la superioridad militar estadounidense»

Ante un abarrotado auditorio de marines recién graduados, el presidente norteamericano dejó claro que la superpotencia no va a dejar que nadie le arrebate su principal ventaja. «Mantendremos la superioridad militar estadounidense y haremos que sigáis siendo la mejor fuerza que el mundo haya visto», arengó Obama a los nuevos reclutas, entre los que se encontraba Jack McCain, hijo de su oponente electoral. El presidente norteamericano aseguró a los presentes que sólo los enviará a la guerra cuando sea «absolutamente necesario y con la estrategia y los objetivos bien definidos, el equipamiento y el respaldo necesarios» para realizar la misión encomendada. Pero los verdaderos destinatarios del mensaje del presidente no estaban en la sala. A pesar del buen recibimiento de los militares, el severo recorte al despilfarro del Pentágono ha sembrado la inquietud entre algunos contratistas beneficiados durante la era Bush de negocios hipermillonarios con el Departamento de Defensa.

En una ceremonia en la Academia Naval de Annáolis a la que asistieron, según fuentes militares, unas 30.000 personas, el presidente norteamericano prometió a la nueva hornada de Marines que el gobierno les proveerá de todos los medios y el equipamiento militar necesarios para desempeñar su tarea, y que no permitirá que EEUU pierda su aplastante superioridad militar. El presidente dejó claro a los nuevos oficiales los retos a los que se enfrenta la superpotencia: la lucha contra las redes terroristas, el avance de las tecnologías letales –en referencia a la nueva carrera nuclear, las “ideologías que impulsan el odio”, los ataques cibernéticos a las redes estadounidenses o la creciente actividad pirata en el Cuerno de África. Hizo especial hincapié en dos retos a los que se enfrenta ahora mismo el Pentágono, y del que depende toda la estrategia norteamericana en Eurasia: un retirada “responsable” del pantano iraquí, sin que el país degenere en el caos, y la reconquista de `Afpak´, que requiere, según les dijo, de una “estrategia nueva” para desmantelar y derrotar" a la organización terrorista Al Qaeda y a sus aliados en Afganistán y Pakistán. Pero además EEUU se enfrenta a un reto tan o más importante que los geoestratégicos, y totalmente imbricado con ellos: la crisis financiera. Por eso, la Casa Blanca promulgó ayer la legislación que busca controlar los gastos en programas militares, desbocados durante los ocho años de la era Bush. Un estudio reciente detalla como en el último año de mandado del tejano, 95 programas militares devoraron 295.000 millones de dólares de los bolsillos de los contribuyentes. No hace tanto de otro informe que probaba que lo que se conoce como el “poder duro” de la superpotencia –Defensa, inteligencia, subversión, etc…- consumía tanto presupuesto como la mitad del total de beneficios de las 2000 principales corporaciones del mundo. Se trata del principal destino de la plusvalía mundial.Por eso el gobierno Obama ha decidido atajar con el colosal despilfarro y los gastos superfluos del Pentágono. Ante los marines, Obama calificó de “inaceptables” estos gastos en unos momentos donde el país se enfrenta a la peor crisis económica de su historia y cuando los retos geoestratégicos se multiplican y antagonizan. Pero es evidente que los sectores del Complejo Militar Industrial más beneficiados económicamente de los costosísimos programas de Defensa de Bush no compartirán del todo esa visión, cuando los recortes de Obama suponen pérdidas colosales en sus balances contables. La promesa presidencial de que, pase lo que pase, EEUU mantendrá la sideral distancia en poderío militar que la separa del resto de potencias no iba dirigida principalmente a los marines, a la carne de cañón que habrá de morir en las montañas afganas. Más bien puede interpretarse como un mensaje de tranquilidad a la poderosísima industria armamentística norteamericana, y a sus generales afectos: “Mantendremos la superioridad militar estadounidense y haremos que sigáis siendo la industria militar más poderosa que el mundo haya conocido nunca”, parece querer decirles Obama. Al fin y al cabo, se trata de la columna vertebral del poder del hegemonismo. Obama sabe que no puede descuidar los intereses de aquellos a quienes más debe EEUU el rango de única superpotencia.

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