Con la celebración de la Convención de Barcelona -Cataluña es una de sus asignaturas pendientes a nivel de apoyo electoral- el PP ha pretendido dar una imagen de alternativa de gobierno para el conjunto de país, tras los revolcones por el caso «Gürtel» y la guerra abierta en la Comunidad de Madrid entre Esperanza y Gallardón. Pero seguramente de todos los movimientos internos y externos que giran alrededor del PP en los últimos meses, el más relevante se al ascensión de Rodrigo Rato a la presidencia de Caja Madrid. ¿Estamos, como lo presentan la mayoría de los medios de comunicación, ante una encarnizada lucha por el poder entre de las diferentes familias dentro del PP, o hay algo más?
Con un aís instalado en la recesión a medio o largo plazo y un gobierno de Zapatero que cada vez da más signos de agotamiento, no es de extrañar que la oligarquía financiera busque tener una alternativa creíble y posible al gobierno de Zapatero.Lo que dijimos en estas mismas páginas del De Verdad cuando Rato abandonó la presidencia del FMI, empieza a adquirir ahora todo su significado. Rato no dimitía de la presidencia del FMI para nada. ¿Pero para qué?Varios elementos conectan al personaje con la perspectiva de una alternativa al gobierno actual. Rodrigo Rato es un personaje vinculado directamente con la oligarquía financiera. Botín le contrató inmediatamente de su vuelta del FMI como asesor externo del Santander con un sueldo de 200.000 euros anuales. Al mismo tiempo es “colega” íntimo de Francisco González, el presidente del BBVA, a quien él mismo colocó al frente de Argentaria, puesto que le llevaría a la presidencia del BBVA. Ha ejercido como consejero en Criteria de la Caixa. Y acaba de acceder a la presidencia del cuarto poder financiero del país, Caja Madrid, principal accionista del nuevo holding de transporte aéreo surgido de la fusión de Iberia y British Airways. Además Rato tiene excelentes relaciones con los actuales sectores de la Administración norteamericana de Obama, fue el único ministro de Aznar que se opuso a la guerra de Irak.Es el momento de rescatar aquello de que “Botín no da puntada sin hilo”. El rescate de Rato del FMI es una apuesta acumulativa en la que está directamente implicada la oligarquía. Zapatero les ha salvado la cartera –con los planes de rescate- y la cara, pero difícilmente les puede seguir dando más réditos en una crisis que se alarga sin fondo. Rajoy no acaba de cosechar la plena confianza como alternativa de gobierno. Rato, con excelentes relaciones en todos los ámbitos del poder financiero, político, incluso mediático (quizás no sea casualidad que medios como El País hayan suavizado sus críticas al PP por el caso Gürtel) puede ser si no la alternativa exclusiva sí la alternativa compartida con Rajoy y, en todo caso, una vez devuelto a la vida política del país, es parte de la solución. De la oligarquía, claro.