El gobierno paraguayo de Fernando Lugo busca relanzar el apoyo popular a su gestión y, para ello, estaría planeando convocar a una consulta popular para saber qué imagen tiene la gente de cada uno de los tres poderes del Estado. «Estamos analizando la posibilidad de llevar adelante un gran referéndum en el que podamos consultar no solamente sobre el Poder Ejecutivo», señaló ayer el mandatario en conferencia de prensa. «Nos encantaría que nos siguieran diciendo en qué estamos fallando», agregó, aludiendo de ese modo a las fuertes críticas que la iniciativa ya despertó entre las filas opositoras.
La osibilidad de una consulta, por ahora no confirmada, parece agravar el enfrentamiento entre el Ejecutivo y el Legislativo, dominado este último por legisladores opositores y afectados, según el gobierno, por un alto descrédito entre los paraguayos. El cruce se agravó hace unos días a partir de que Diputados ratificó el rechazo a la aplicación del impuesto a la renta personal y el Senado congeló una petición de Lugo de otorgar fondos para un proyecto de reforma agraria. A su vez, el Ejecutivo mencionó al Parlamento en varias ocasiones como una de las instituciones que frenan su proyecto de reformas y los opositores. Por su parte, acusan al gobierno de querer realizar la consulta para disolver el Congreso y renovarlo con nuevas elecciones. «Este gobierno quiere destruir las instituciones para hacer un nuevo gobierno a su medida», aseguró Enrique González, presidente del Legislativo.El vicepresidente de Lugo, Federico Franco, enfrentado con el mandatario casi desde su asunción, agregó a su turno que la consulta «no corresponde» e instó al mandatario a desechar la idea. Sin embargo, el presidente y ex obispo volvió a defender la idea. «Estoy convencido de que una consulta será un aporte positivo a la democracia», señaló ayer. «Sólo queremos conocer el nivel de encantamiento y desencantamiento de la gente con las instituciones. No buscamos enjuiciar a ningún poder del Estado», agregó.La emergencia de Lugo, surge en una nación, dominada por los militares y gobernada por un partido burocrático que se enquistó en el poder a lo largo de seis décadas, incrementando la pobreza, con administración fraudulenta y corrupción generalizada. En este contexto, la candidatura de Lugo fue sostenida por agrupaciones progresistas, que comprenden (federaciones de) sindicatos y movimientos sociales organizados sobre todo entre el campesinado. La figura del ex obispo, entonces, hizo posible la Alianza Patriótica para el Cambio (APC), nacida a fines de 2007, y abrió la perspectiva de un cambio. En ella confluyen fuerzas de derecha, de centro y de izquierda, con distintos matices, que encuentran un punto de contacto en el líder. APC, entonces, plataforma contradictoria que a lo largo de este año obligó a Lugo -quizá como estrategia de supervivencia- a no definirse públicamente en materia ideológica.Precisamente las luchas internas dentro de esta coalición, con el vicepresidente a la cabeza, están boicoteando constantemente cualquier alternativa de gobierno. Los cientos de millones de dólares en ayudas y créditos, que la diplomacia de Lugo a conseguido recaudar se ven frenados constantemente en el parlamento, unos por que se niegan a no estar en el reparto y otros por la izquierda que lo boicotean con acusaciones a Lugo de «continuismo», magnificación de los errores o utilización de sus debilidades, hacen que Lugo tenga que volver a apoyarse en las masas y en su gran apoyo popular. Tanto unos como otros ven en la consulta un refuerzo a la figura de Lugo y una moción de censura hacia ellos, por eso lo tildan como un golpe de estado, saltarse a las estructuras «democráticas», tanto burocracia estatal como partidos tienen miedo de perder sus privilegios.Habría que verificar en qué esferas de la estructura económica, política, social o jurídico-institucional Lugo alteró los equilibrios -que se concretan en privilegios y mecanismos instalados de acumulación de riqueza- la oligarquía vacuna, terrateniente y exportadora, el empresariado corrupto de ascendencia colorado-stronista, los narcos y sus correlatos (policía, ejército, aparato judicial, altos niveles del gobierno), hasta recalar en las multinacionales, una de las caras de la Embajada de EE.UU. en Asunción.