Luchando por la igualdad

Kim Pérez es un símbolo de la lucha por la igualdad en toda España y especialmente en Andalucía, desde donde sigue luchando

Iñaki BL

Kim Pérez es una referencia para la lucha por los derechos trans. Ha sido profesora de ética y filosofía en distintos niveles educativos, salió del armario como transexual con 50 años, y ha recibido premios como el Pluma de la FELGTB, la Medalla de oro al mérito de la ciudad de Granada, o el Premio Triángulo Rosa de COGAM.

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¿Cómo ves las próximas elecciones andaluzas como candidata de Recortes Cero?

Lo primero esperanzada, porque Recortes Cero ha ido creciendo en estos momentos tan difíciles de los últimos años. Desde la seriedad en su manera de actuar representa una esperanza política ahora mismo en la que confiar plenamente frente a la izquierda más convencional.

¿Con qué peligros nos encontramos es Andalucía después los años de gobierno del PP-Cs y con el apoyo de Vox?

Los peligros están en que Vox entre en el gobierno. Muchos retrocesos en libertades están en el aire y creo que esa sensación se va acentuando sobre todo en las personas LGTBI. En Andalucía hay un respeto público y general al colectivo, pero eso puede cambiar. La izquierda me ha apoyado siempre. Me refiero al silencio desde la derecha, no lo dicen pero se ven en dificultades para asimilar nuestra existencia. En el momento en que alguien se atreva desde el poder a hacer explícito lo que hoy es silencio pueden empezar los ataques sistemáticos. Nunca dirán nada suficientemente agresivo para generar una demanda judicial, pero sí pueden crear un ambiente de permisividad ante actitudes violentas contra el colectivo.

“Luchar por la identidad es luchar por la Humanidad”

Al proponer el Premio Nobel de la Paz para las trans de América Latina, insistías en que su lucha es por las libertades de todo el mundo y el avance de la democracia y no reducido al colectivo trans o LGTBI. ¿Por qué?

Porque cuando una persona lucha por su identidad, lucha también por la del conjunto de la humanidad. Porque son también libertades para el conjunto de la sociedad, para más colectivos e identidades sexuales o sociales. Exponemos también nuestras vidas, en América Latina te eliminan… Ser víctimas de un genocidio y al mismo tiempo la actitud es: aunque me maten yo sigo. Esto merece que seamos conscientes de ello y del reconocimiento mundial del Premio Nobel de la Paz. La lucha por la identidad es dar sentido pleno a nuestras vidas: debe ser respetada, conocida y aprovechada para el conjunto de la sociedad.

¿Hay falta de espacios de participación activa y debate para la gente en cuanto a las alternativas políticas?

Necesitamos toda clase de actitudes y foros en los que sea normal hablar, recuperar el gusto por discutir y conversar a fondo entre las personas. Hace falta en muchos ámbitos, en política, cultura o en la sexualidad. En foros como internet se ve en todas las sexualidades “el aquí te pillo aquí te mato”, hay que dar origen a conocerse profundamente y debemos contrarrestarlo dando lugar a encuentros sociales entre la gente, pero físicos, en que la gente hable de nuevo. Porque además es una cualidad que tenemos en España, salir a la calle a vernos y encontrarnos. Debemos buscar eso y mantenerlo, crear una sociedad viva.

Tras más de 2 años de pandemia, ¿te parece necesario retomar la participación directa de la gente en política, crees que Recortes Cero lo está potenciando?

Sí, eso es imprescindible para crear futuro: mezclarse con la sociedad. Hacerse presente, ser identificables con personas concretas con las que se habla. Tener eso es innovador, es totalmente distinto a los demás partidos. Recortes Cero rompe con eso llevando una línea muy tenaz de profundizar con la realidad de las personas e incorporar a la gente al proyecto.

“Recortes Cero da esperanza”

¿Qué desencantos tiene que salvar la izquierda hoy en día y de cara a las elecciones en Andalucía?

Hay una minoría que se apropia escandalosamente de la riqueza. Es una obligación para la izquierda abordar ese problema central de nuestra sociedad. Aclarar nuestra mirada, recuperar la lógica de nuestras acciones y pretensiones. Hay un título de una obra de Lenin que me impresiona, aunque en muchos puntos no coincida, “El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo”. Ahí veo el problema del infantilismo en la política: todo lo que no sea poner en primer lugar transformar esa desigualdad. Es nuestro deber.

¿Algún mensaje que quieras hacer llegar a quien nos lea en esta entrevista?

La profunda amplitud de miras y seriedad como apuesta para llegar a la gente. Eso me convirtió en lectora de Foros21 hace muchos años. Y por eso sigo a vuestro lado.

3 comentarios sobre “Luchando por la igualdad”

  • Hola Kim. Tiene que haber sido muy duro el haber sido trans en la época de Franco, te admiro por la entereza. Me alegro de que seas de Recortes Cero, ya que el problema del movimiento lgtbi es un problema económico-político. Como bien dices y dice éste periódico, para que una minoría se apropie de la riqueza, tiene que oprimir a todos los niveles, incluido el sexual. Vaya, y como filósofa, veo que conoces bien a Lenin, eso te hace muy grande Kim

    Un abrazo

    • Si el problema de gays, lesbianas, trans, etc es el que siempre comento, el de los espartanos y los hilotas. Los hilotas, un pueblo pacífico de agricultores y los espartanos, un pueblo de parásitos guerreros, nada que ver con los heroicos defensores de la democracia, de los que te habla Frank Miller en «300». Pues bien, los hilotas cosechaban y cosechaban, cuál hormiguitas y los espartanos se apropiaban de las fanegas de cereal, debido a su fuerte ejército e imponer a los hilotas dioses terribles (aquí tuvimos al Vaticano, asustando a los pobres campesinos explotados, para bien de la nobleza). Cómo se acabó con Esparta? Pues los tebanos, que eran muy listos, liberaron a los hilotas y así los espartanos se morían de hambre.

      • Te pongo el ejemplo de los espartanos y los hilotas, para que veas que hay que oprimir hasta a nivel sexual. Cual es el motor de la historia? La lucha de clases o la sexualidad? Como buena profesora de filosofía coincidirás conmigo en que todo Estado, hasta el más democrático, como Suiza, no es más que una dictadura de una clase dominante sobre las demás

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