Pakistán, la ofensiva antitalibán

Los Talibanes en retirada

Los talibanes ordenaron hoy la retirada de sus militantes de la ciudad de Mingora, en el valle de Swat, noroeste de Pakistán, tras la ofensiva del sábado del ejército paquistaní­ que consideró necesarios diez dí­as más para controlar totalmente la localidad.

La mayorí­a de nuestros mujahidines han abandonado Mingora, declaró Jan, y advirtió que los talibanes seguirán luchando «hasta la última gota de nuestra sangre ara la aplicación de la sharia(ley islámica)». El ejército paquistaní­ anunció que recupera el control de Mingora calle por calle, y que en algunos barrios se ha topado con fuerte resistencia, pero no dio a conocer si hubo muertos entre los rebeldes o los militares. La ciudad está prácticamente desierta.Las fuerzas armadas anunciaron que necesitarán unos diez dí­as para tener el control total de la ciudad, principal núcleo comercial y administrativo de Swat, que durante las últimas semanas estuvo bajo control de los talibanes.Por otro lado, el ejército informó que expulsó de Malam Jabba -antigua estación de esquí­- a los rebeldes, quienes utilizaban este lugar ubicado al norte del valle del Swat como campo de entrenamiento y base logí­stica para terroristas, según las fuerzas armadas.La prensa y el personal humanitario no tienen acceso a la zona de conflicto, por lo que resulta imposible verificar la información de los militares.A todo esto, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados anunció que el número de desplazados por los combates, desde el 2 de mayo, ascendió a 2.4 millones.Como reacción a la llegada masiva de refugiados, en la ciudad de Karachi (sur), parte de las tiendas estaban cerradas el lunes por la convocatoria de huelga lanzada por el movimiento de defensa de la causa de los nativos del sur de la provincia sureña de Sindh JSQM, opuesto a la llegada de parte de estos huidos de etnia pashtun.Un representante militar, que no quiso revelar su identidad, dijo el lunes que seis milicianos murieron durante la noche en la localidad de Kabal, a unos 20 km al oeste de Mingora. «Estaban intentando poner una bomba frente a una mezquita, pero les explotó» antes de tiempo, dijo el responsable. Señaló que el ejército paquistaní­ todaví­a estaba luchando en Mingora. «Los milicianos se están retirando de diferentes frentes, pero todaví­a nos enfrentamos a algunos disparos en algunas zonas de resistencia», indicó el responsable.Los periodistas y el personal humanitario no tienen acceso a la zona de conflicto y las lí­neas de teléfono tanto de fijos como de móviles parecen haber sido cortadas, por lo que resulta imposible verificar las informaciones de los militares.Según ha manifestado el Embajador estadounidense, EEUU ha empezado a entregar ayuda humanitaria para las personas desplazadas por los combates que están produciéndose en el noroeste de Pakistán. Funcionarios estadounidenses dijeron que un avión del ejército aterrizó el miércoles por la tarde en una base aérea cerca de la capital, Islamabad, transportando un cargamento que incluí­a tiendas con aire acondicionado y 120.000 paquetes de comida preparada.El gobierno ha levantado varios campamentos pero una inmensa mayorí­a de los dos millones estimados de personas desplazadas han acudido a familiares o han buscado alojamiento de forma privada. Hillary Clinton, prometió el martes enviar 110 millones de dólares de ayuda humanitaria a Pakistán, como parte de la estrategia de Washington para ayudar a Islamabad a contener el problema que los desplazados, por la ofensiva exigida por Washington, provoca en concreto un malestar inmenso en la población.Las peores crí­ticas de los desplazados son a los bombardeos indiscriminados del operativo militar, que inicio el Ejército paquistaní­ en Swat, cuando EE.UU. los presionó con un «o lo hacen ustedes o tal vez lo hacemos nosotros». Se puso en marcha después de alarmistas versiones que indicaban que los talibán se encontraban próximos a Islamabad y ante el pánico de las élites del paí­s, que se habí­an desinteresado por el drama del terrorismo talibán porque no habí­a llegado a la capital. Hoy el Ejército está perdiendo apoyo no sólo entre los refugiados sino en la clase media, que lo habí­a respaldado masivamente al inicio. con una crisis económica pavorosa, una multiplicidad de etnias, y un movimiento obrero, estudiantil y popular urbano con importantes tradiciones de lucha, puede hacer que Af-Pak, la guerra de Obama, termine en un desastre no menor que los provocados por Bush.

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