Entrevista a Luis Eduardo Aute

Es evidente, la gente reconoce honestidad y hondura en lo que expresas, especialmente en el mundo hispano. ¿No crees que tratar el amor, la vida y la muerte conecta no solo con una razón universal sino con una particular forma de entenderlos desde el mundo hispano?

La vida lo contiene todo, el amor y la muerte incluidos, lógicamente.El ser humano es universal, es la gran incógnita. El ser humano vivo son todas las posible incógnitas: qué sentido tiene que se haga preguntas y no obtenga respuesta, que sentido tiene solo el hecho de estar vivo…

A Stephen Hawking le preguntaron si creía en la existencia de Dios y contestó que la pregunta que había que hacerse era “por qué se tomó la molestia de crear el universo” No hace falta viajar a espacios siderales, basta viajar al interior porque el hombre es el sujeto protagonista y el universo está contenido en él. En su capacidad de hacerse todas esas preguntas, de ser consciente de su propia existencia… Fueron los griegos los que hablaron de Eros y Tánatos. Lo que ocurre es que la cultura hispánica tiene una densa tradición de literatura y poesía mística.

Al hablar de tu polifacética carrera artística, has dicho “maestro de nada y aprendiz eterno”. ¿Qué es lo que has aprendido en estos 40 años de la gente que escucha tu música y sigue tu obra?

De la gente…, pues que la vida es un largo aprendizaje hasta la muerte. Siempre se aprende salvo que no quieras aprender. La vida no tiene sentido sino se intenta conocer lo desconocido, el enigma indescifrable… y sin embargo vivimos en un mundo que es ajeno al sentido de la vida. Lo que importa es el traje que llevas, no quien lleva el traje.

Precisamente en la presentación de “transfiguraciones”, – la exposición de su extensa obra pictórica que inauguró en marzo del 2008 -, explicabas que entiendes el arte como “un medio para captar el alma de las cosas, su esencia”, pero cada vez se habla más de la apariencia y no de la esencia, ¿por qué?

La verdad es que no tengo ni idea… es solo una opinión, pero yo no creo que exista lo casual, sino lo causal. Y la gente es más manipulable poniéndoles objetivos de simulacro, que objetivos esenciales. Un individuo que se cuestiona la razón y esencia de las cosas es dudosamente controlable. Y lo que interesa al poder es el control, no solo político, sino también cultural… no interesa quien mantiene un criterio propio.

Y más si es un personaje público y con reconocimiento popular… Supongo que si, en cuanto tenga un poco de audiencia…

Siguiendo la imagen del viaje de Ítaca… tú hablas de la búsqueda de la canción perfecta. ¿Qué quieres decir con esto?

Quizás es solo un espejismo, todas mis canciones juntas serian, tal vez, la canción perfecta. Quizás el día que la escriba seré incapaz de escribir nada más, ya estará todo planteado. Por eso creo que es una trampa que me pongo, una coartada… una manera de trabajar por la canción que no tenga nada superfluo, que no sobre ni falte ni una palabra, ni una nota. Con la música, la literatura… es una obligación a la hora de trabajar. Porque esa canción no existe. Una vez pensé que después de “The Future”, de Cohen, no se podía escribir nada más. Y el hombre ha hecho muchas canciones desde entonces.

En una entrevista decías «no tengo la sensación de que las canciones estén ubicadas en un tiempo determinado. Son intemporales, y parece que aún tienen total vigencia” y eso es admirable en tus canciones, como en la canción Aleluya:

“Si aún no ha domado la Bestia el alma del animal, si todavía aletea algún pájaro dulce entre tantas estatuas de sal ay, amor, es porque existes […] Si aún no soporta el vampiro no verse en su identidad. Si todavía hay quien tenga el honor de ser cómplice del crimen de la verdad”

Cualquiera diría que la escribiste ayer para expresar lo que está pasando con la crisis, el capitalismo enseña su verdadero rostro.

Tengo dudas sobre mis capacidades proféticas. Pero se trata de saber ver… hay gente que mira pero no ve. Cualquiera puede ser un artista, ver la realidad de otra manera, ir más allá de lo obvio y lo evidente. Como en un espejo, la luz tropieza sobre un plano y se refleja… lo que se proyecta es el yo, porque la reflexión solo se produce cuando se ve desde fuera. Lo cierto es que vivimos en una sociedad vampírica, en la que se vampiriza a la gente pero al vampiro no se ve a sí mismo en el espejo, por tanto no reflexiona.

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