Alarma social: corrupción

Los sepultureros de Asturias

El modelo polí­tico que nos ha traí­do hasta aquí­ está resquebrajándose, la crisis económica se está convirtiendo en un auténtico polvorí­n polí­tico del que no se escapa ningún miembro de la partitocracia dirigente.

Si hace años un caso de corrución podía ser visto como alguien que se aprovecha de la bonanza económica (los famosos pelotazos) ahora cobran un tinte de agresión. El pelotazo del arquitecto jefe del Ayuntamiento de Gijón suma y sigue a la cuesta de qué gente han implantado la cultura del ladrillo y los servicios que ahora se dice va a causar un dolor extraordinario a la economía, a las familias trabajadoras de toda España.El mismo arquitecto que compra una finca por 20.000 euros la recalifica incluyéndola en un plan urbanístico municipal del 2007 y la vende después por 600.000 euros. La aprobación del plan de ordenación urbana de Gijón se produjo en 2007 y soliviantó un rechazo popular que llegó a movilizarse en manifestaciones de hasta 20.000 personas.¿Quién la compra? La inmobiliaria Reyal Urbis, empresa que pretende desarrollar un gran proyecto y para la que ahora trabaja Ovidio después de pedir una excedencia como arquitecto jefe del consistorio gijonés. –tras pedir una excedencia–, desarrollando un gran proyecto, precisamente, sobre ese suelo.¿En qué consiste el proyecto? El llamado proyecto de El Muro supone que en una zona rural de gran belleza (la parroquia de Cabueñes) llena de hórreos, casonas, algún chalé y vacas pastando se construyen unas 600 viviendas distribuidas en 13 grandes bloques de hasta seis alturas, además de adosados, edificios para servicios y una gran vía de acceso de cuatro carriles.¿Detrás de esta denuncia hay intereses políticos? Obviamente, esta lucha no está a l margen de la reciente explosión de casos de corrupción que acompañan los primeros embites electorales en tiempos de crisis. Este caso apunta alto. Parece ser que el ayuntamiento de Gijón comenzó a comprar parcelas en los años 90, cuando el alcalde era el hoy presidente del principado de Asturias, Vicente Areses. A través de un entramado de intereses y favores cruzados entre el poder local y las promotoras inmobiliarias, el arquitecto gestiona, desde su puesto de poder en el ayuntamiento, la recalificación urbanística para que una de ellas, Hoyant, obtenga 5.597.854 euros de beneficios al mismo tiempo que él obtiene para sí 600.000 al vender ambos sendas parcelas necesarias para el gran proyecto. Y gestiona, desde el mismo puesto de poder, la aprobación del informe técnico para que la inmobiliaria compradora de dichas parcelas, Reyal Urbis, pueda ejecutar la construcción de viviendas en Cabueñes.En manos de esta gente ha estado el futuro de Asturias, una de las zonas más castigadas por la desindustrialización de España y su conversión en un país de servicios y ladrillo. Que sean del PSOE o del PP, a estas alturas, de nada sirve. Unos en un sitio, los otros en otro. Ya lo dice el arquitecto acusado (por cierto se llama Ovidio Blanco), reconoce que los hechos relatados son ciertos, pero asegura que su actuación no fue en ningún momento «irregular», sino siempre «inocente y transparente». Lo normal en la época.

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