Los ricos, sus impuestos y la deuda pública

«Su influencia sobre el Estado de tales paí­ses implica que sus impuestos han ido descendiendo durante los últimos 30 años, haciéndose cada vez más ricos. Esta gran reducción de ingresos a los Estados ha significado que estos han tenido que endeudarse, pidiendo préstamos a los bancos donde los ricos depositan e invierten su dinero. O sea que los ricos, en lugar de pagar al Estado (en impuestos), le prestan el dinero que han ahorrado al evitar pagar impuestos al Estado, el cual les tiene que pagar unos intereses. El sistema es perfecto para los ricos (y para los bancos donde los ricos depositan su dinero)»

Los bancos esañoles poseen el 52% de la deuda española. Reciben préstamos de dinero del Banco Central Europeo a intereses muy bajos (1%), y con este dinero compran bonos públicos del Estado español que les dan una rentabilidad de un 6%. Es difícil diseñar un sistema que sea más favorable para los ricos y para sus bancos. Y mientras se hacen superricos, piden a la ciudadanía que se apriete el cinturón bajo la excusa de que “no hay alternativa”. Y los mayores medios le dicen a la población que la “presión de los mercados financieros” (la frase más utilizada en la cultura dominante del país) obliga al Estado español a seguir políticas públicas enormemente impopulares, presentándolas como necesarias e inevitables. (PÚBLICO) CINCO DÍAS.- El 1% de la población posee el 40% de la riqueza mundial. No solo el idioma chino liga la crisis con la apertura de oportunidades. En el lenguaje de los millonarios esta unión de destinos no es solo un matiz semántico, sino una realidad contante y sonante. El último estudio que lo demuestra lleva el sello de la consultora Boston Consulting Group y supone la undécima edición de su informe sobre la riqueza mundial. Ahí se constata que los ricos no han sufrido la crisis; es más, la han aprovechado para aumentar las ganancias de sus inversiones. Así, los millonarios suponen solo el 0,9% del total (los cálculos no se hacen sobre personas, sino sobre hogares), pero acumulan el 39% de la riqueza mundial (medida en forma de inversiones en efectivo, activos y valores). EL MUNDO.- MARIANO RAJOY asumió ayer su papel de líder del partido que ganó las elecciones del 22-M al enunciar una serie de medidas para reducir el gasto de las autonomías y los ayuntamientos. Estamos ante una iniciativa especialmente oportuna en la medida en que ese gasto amenaza con hacer imposible el cumplimiento del objetivo de déficit presupuestario al que se ha comprometido el Gobierno. La propia vicepresidenta Salgado reconoció anteayer que la Administración Central ha logrado recortar su déficit en un 53% en los cuatro primeros meses de este ejercicio, pero que el déficit autonómico se ha desbocado hasta duplicar el del Estado. EL PAÍS.- La reforma de la negociación colectiva ha seguido una línea caótica durante las últimas semanas debido a la presión de los sectores más duros de la patronal CEOE, defensores a ultranza del contrato único con 20 días de indemnización y del descuelgue universal de los convenios sectoriales. La negociación parecía rota la semana pasada; después, el presidente de la CEOE convenció al comité ejecutivo de que no era conveniente desperdiciar los acuerdos avanzados con los sindicatos; posteriormente la patronal de Madrid, próxima al PP, volvió a colar las exigencias más drásticas en la negociación; pero ayer empresarios y sindicatos decidieron apurar las conversaciones hasta mañana viernes Opinión. Público Los ricos y la deuda pública Vicenç Navarro Los ricos son muy pocos en cualquier país, pero tienen un enorme poder. Y un indicador de este poder es lo que está pasando con la deuda pública tanto en EEUU como en la Unión Europea, incluyendo España. Su influencia sobre el Estado de tales países implica que sus impuestos han ido descendiendo durante los últimos 30 años (en España durante los últimos 15) de una manera muy notable, haciéndose cada vez más ricos. Esta gran reducción de ingresos a los estados ha significado que estos han tenido que endeudarse, pidiendo préstamos a los bancos donde los ricos depositan e invierten su dinero. O sea que los ricos, en lugar de pagar al Estado (en impuestos), le prestan el dinero que han ahorrado al evitar pagar impuestos al Estado, el cual les tiene que pagar unos intereses. El sistema es perfecto para los ricos (y para los bancos donde los ricos depositan su dinero), transfiriendo así una gran cantidad de fondos del sector público a los ricos y a sus bancos. Veamos los datos, comenzando por EEUU. Según Robert Reich, que fue ministro de Trabajo y Asuntos Sociales del Gobierno de Clinton, el tipo máximo de gravamen de los ricos (el 1% de la población con mayor renta) de EEUU era, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, hasta 1980, casi un 70%. O sea, por cada dólar que ingresaba la gente más rica, tenía que pagar 70 centavos al Estado en impuestos. En aquellos tiempos incluso presidentes republicanos como Dwight Eisenhower creían que no era bueno para la sociedad que hubiera desigualdades extremas. Esta creencia respondía a la fuerza que tenían las izquierdas que configuraban la cultura política dominante durante el período 1950-1980. Ni que decir tiene que los ricos intentaban escabullirse de pagar ese 70%. De ahí que, a base de deducciones y otras medidas, este 70% bajaba al 50%. Por otra parte, el impuesto sobre el rendimiento del capital era del 35%. Todo esto cambió con el presidente Reagan, que inició la revolución reaccionaria neoliberal. Tal presidente bajó los impuestos de los ricos de una manera muy notable (aunque subió los impuestos de todos los demás; en realidad fue el presidente que más subió los impuestos en tiempos de paz en EEUU). Se inició así toda una serie de políticas que han llevado a una situación en la que los ricos pagan ahora sólo un 36% al Estado. Del 50% al 36% durante el periodo 1980-2011. Y los impuestos sobre el rendimiento del capital bajaron del 35% al 15%. Tales ventajas fiscales alcanzaron tal nivel que, en 2010, 18.000 familias ricas no pagaron ningún impuesto. En realidad, las 400 familias más ricas de EEUU han pagado únicamente el 18% de sus ingresos en impuestos al Estado federal. Como consecuencia de estas políticas, el 1% de renta superior que en los años setenta ingresaba el 9% de toda la renta nacional, en 2010, ingresó nada menos que un 20% de la renta nacional. Tal concentración de las rentas crea un enorme problema económico: la falta de demanda que estimule la economía y cree empleo. Los ricos tienen tanto dinero que, cuando consiguen más dinero, en lugar de aumentar su consumo, lo invierten, a fin de acumular más y más dinero, creando un problema grave. En momentos de recesión, se necesita que la gente consuma para que crezca la demanda. Pero si el 20% de la renta nacional la tiene el 1% de la población que (en términos proporcionales) consume menos, se crea un gran vacío en la demanda. Y esto es lo que está ocurriendo en EEUU, en la UE y también en España. Es más, como no hay mucha demanda en la llamada economía productiva, donde se producen bienes y servicios (resultado del descenso de las rentas del trabajo como porcentaje de la renta nacional) los ricos no invierten en actividades y áreas productivas sino en actividades más rentables, que son las especulativas, creando las burbujas que nos conducen a los desastres que conocemos. La burbuja inmobiliaria es un ejemplo. Pero, ahora que la burbuja ha explotado, los ricos, a través de los bancos, compran deuda pública, es decir, bonos del Estado. Y, a través de las agencias evaluadoras de los bonos, como Moody’s, Standard & Poors y otros (que son instrumentos de la banca), crean una percepción de alto riesgo, a fin de que los estados tengan que pagarles elevados intereses. Los bancos españoles poseen el 52% de la deuda española. Reciben préstamos de dinero del Banco Central Europeo a intereses muy bajos (1%), y con este dinero compran bonos públicos del Estado español que les dan una rentabilidad de un 6%. Es difícil diseñar un sistema que sea más favorable para los ricos y para sus bancos. Y mientras se hacen superricos, piden a la ciudadanía que se apriete el cinturón bajo la excusa de que “no hay alternativa”. Y los mayores medios le dicen a la población que la “presión de los mercados financieros” (la frase más utilizada en la cultura dominante del país) obliga al Estado español a seguir políticas públicas enormemente impopulares, presentándolas como necesarias e inevitables. Pero esta presión, en el caso español, deriva primordialmente de los bancos y de los ricos españoles, que causaron la crisis (sus especulaciones en el mercado inmobiliarios), y ahora se están beneficiando de tales políticas, exigiendo dinero al Estado (con intereses elevados de los bonos) para prestarles su dinero, el mismo dinero que consiguieron pagando menos impuestos. Es obvio que hay alternativas. De este análisis se deduce que la mejor manera de evitar el endeudamiento del Estado no es bajando el gasto público (muy bajo en el caso español), sino subiendo los impuestos de los ricos y superricos a los niveles del periodo anterior (y en el caso español a niveles homologables a los países nórdicos). Un trabajador de la manufactura paga ya el 78% de lo que paga su homólogo en Suecia. Un rico (el 1% de renta superior) paga en impuestos un 20% de lo que paga su homólogo en Suecia. Y así nos va. PÚBLICO. 2-6-2011 Desigualdad. Cinco Días Los millonarios no entienden de crisis Inés Abril El 1% de la población posee el 40% de la riqueza mundial No solo el idioma chino liga la crisis con la apertura de oportunidades. En el lenguaje de los millonarios esta unión de destinos no es solo un matiz semántico, sino una realidad contante y sonante. El último estudio que lo demuestra lleva el sello de la consultora Boston Consulting Group y supone la undécima edición de su informe sobre la riqueza mundial. Ahí se constata que los ricos no han sufrido la crisis; es más, la han aprovechado para aumentar las ganancias de sus inversiones. Así, los millonarios suponen solo el 0,9% del total (los cálculos no se hacen sobre personas, sino sobre hogares), pero acumulan el 39% de la riqueza mundial (medida en forma de inversiones en efectivo, activos y valores). Eso significa que en doce meses su participación en el capital global ha subido, porque estaba entre el 37% y el 38% en 2009, según Boston Consulting Group. Con un total de 121,8 billones de dólares en inversiones (la cifra en euros es solo un poco menos estratosférica), los millonarios han aumentado un 8% su riqueza durante 2010, un año azotado por la crisis. Pero está claro que no la han notado mucho, porque entre 2009 y 2010, lo peor de la Gran Recesión, su capital ha aumentado en 20 billones de dólares. Eso si, estos porcentajes de crecimiento arrojan una mala noticia para los ricos y es que el incremento se está desacelerando; es decir, cada día son más ricos, pero a menor velocidad que antes. Pese a este obstáculo, el selecto club de los millonarios admite cada vez a más gente. Crecen las fortunas y sube el número de personas que las poseen. El año pasado eran 12,5 millones los hogares millonarios, un 12,2% más que el ejercicio anterior. Y eso que para formar parte de este grupo hay que tener un millón de dólares o más en inversiones (depósitos, acciones, fondos…), porque las casas, los coches, los bienes de lujo o la participación en la compañía de uno mismo no valen, según el criterio que rige el estudio. Llegan los ultramillonarios Con varios millones de millonarios en el mundo y un crecimiento anual de dos dígitos, Boston Consulting Group ha decidido inventarse una nueva categoría de potentados para hacer un nuevo club más exclusivo aún: el de los ultramillonarios. Para llegar a este nivel hay que tener más de 100 millones de dólares invertidos. El estudio de la consultora no da cifras globales, pero sí dice dónde están. Estados Unidos es el país que más tiene en términos absolutos, hay 2.692, y Arabia Saudí donde mayor es la concentración proporcional. Le siguen Suiza, Hong Kong, Kuwait y Austria. Europa y Japón sufren Pese al aumento global de las desigualdades durante la crisis, hay dos zonas donde los ricos sí han sufrido algo, aunque poco, la inestabilidad financiera mundial. Son los potentados de Europa y Japón. Los primeros, porque su riqueza ha crecido menos que la media durante 2010; los segundos, porque se ha reducido ligeramente. Este tropezón europeo ha hecho que ahora, por primera vez, la región donde se acumula más riqueza sea Norteamérica, con 38,2 billones de dólares. Europa se queda solo un poquito atrás. La zona de Asia-Pacífico (excluyendo Japón) es la que más crece. Los países con más ricos son Estados Unidos (con 5,2 millones), Japón, China, Reino Unido y Alemania. CINCO DÍAS. 2-6-2011 Editorial. El Mundo Rajoy asume su responsabilidad frente al derroche MARIANO RAJOY asumió ayer su papel de líder del partido que ganó las elecciones del 22-M al enunciar una serie de medidas para reducir el gasto de las autonomías y los ayuntamientos. Estamos ante una iniciativa especialmente oportuna en la medida en que ese gasto amenaza con hacer imposible el cumplimiento del objetivo de déficit presupuestario al que se ha comprometido el Gobierno. La propia vicepresidenta Salgado reconoció anteayer que la Administración Central ha logrado recortar su déficit en un 53% en los cuatro primeros meses de este ejercicio, pero que el déficit autonómico se ha desbocado hasta duplicar el del Estado. Rajoy defendió la aplicación inmediata de un paquete de medidas de ahorro en las comunidades y los ayuntamientos que gobierna el PP, que son la gran mayoría tras su éxito de hace 11 días. Por tanto, no se trata de propuestas retóricas ni condicionadas a las circunstancias sino de iniciativas cuyo cumplimiento podrá ser verificado en los próximos meses. En este sentido, la credibilidad de Rajoy quedará comprometida si sus alcaldes y Gobiernos autonómicos no llevan a cabo el programa de «austeridad» que el líder del PP explicó ayer. Entrando en su análisis concreto, casi todas las medidas propuestas nos parecen lógicas, coherentes y necesarias. La más importante de ellas es, tal vez, la fijación de un techo de gasto autonómico para llegar al equilibrio presupuestario, algo que el Gobierno de Zapatero ha sido incapaz de hacer. Ese techo habría que aprobarlo por ley, pero entre tanto las comunidades que gobierna el PP podrían dar ejemplo de la austeridad que predica Rajoy. Igualmente urgente nos parece la reducción del número de empresas, organismos y agencias públicas y la realización de auditorías -aunque Rajoy no quiso emplear este término- para conocer su nivel real de endeudamiento. En este capítulo, hubiera sido deseable un compromiso de Rajoy para acabar con las televisiones autonómicas, que cuestan al año más de 1.000 millones de euros, pero el líder del PP se conformó con precisar que cambiará la ley para poder privatizarlas aunque dejará esa decisión a cada Gobierno autonómico. Es una posición demasiado tímida. El PP debe tener un criterio homogéneo como parte de su programa. Rajoy propuso también limitar a diez el número de consejerías y un recorte del número de funcionarios, especialmente en el ámbito autonómico, subrayando que es posible reducir asesores, eliminar duplicidades, adelgazar las delegaciones de las comunidades en las provincias y, en general, coordinar mejor las Administraciones Públicas. Resulta igualmente inaplazable, tanto por razones económicas como puramente ejemplarizantes, el recorte del parque de vehículos, teléfonos móviles y prebendas de tipo personal. Ruiz-Gallardón anticipó ayer que va a reducir en el Ayuntamiento de Madrid el número de coches oficiales, aunque el alcance de la medida nos parece insuficiente. Rodríguez Ibarra anunció también ayer que va a dejar de acudir a la oficina que le paga la Junta de Extremadura hasta esperar la decisión de la nueva Asamblea regional. Veremos si cambia la ley, pero sería también muy ejemplificador para la opinión pública que se suprimiesen todos los privilegios del ex presidente, que cuestan cientos de miles de euros anuales a los contribuyentes y no se justifican con el planteamiento paternalista de un Ibarra que dice que presta «servicios de asesoría» a los extremeños. No es posible mantener estas prebendas en una situación tan dramática como la que atravesamos, como tampoco es posible entender que el número de funcionarios haya crecido en 244.000 personas en los últimos tres años y en plena crisis, según un estudio de Funcas. Es evidente que hay que redimensionar el tamaño de las Administraciones Públicas y, especialmente, el de las comunidades autónomas, cuyas competencias y personal han crecido de forma desmesurada hasta convertirse en réplicas del Estado. Las propuestas de Rajoy no sólo van en la buena dirección sino que comprometen también a Zapatero, que algo tendrá que hacer al respecto EL MUNDO. 2-6-2011 Editorial. El País Contaminación política La reforma de la negociación colectiva ha seguido una línea caótica durante las últimas semanas debido a la presión de los sectores más duros de la patronal CEOE, defensores a ultranza del contrato único con 20 días de indemnización y del descuelgue universal de los convenios sectoriales, condiciones que no estaban en la mesa de conversaciones. La negociación parecía rota la semana pasada; después, el presidente de la CEOE, Joan Rosell, convenció al comité ejecutivo de que no era conveniente desperdiciar los acuerdos avanzados con los sindicatos; posteriormente la patronal de Madrid (CEIM), próxima al PP, volvió a colar las exigencias más drásticas en la negociación; pero ayer empresarios y sindicatos decidieron apurar las conversaciones hasta el plazo fijado por el Gobierno, que acaba mañana viernes. Un vodevil. Mucho y muy rápidamente tendrá que cambiar el ánimo negociador, en particular de la CEOE, para que antes de mañana se consiga un acuerdo. Este comportamiento errático sugiere que Rosell, el presidente recién elegido, carece de las palancas dentro de la organización para imponer sus criterios de negociación que, en términos sencillos, significan aceptar que es mejor pactar una reforma, aunque no sea la que los empresarios consideran óptima, que pagar los costes de un enfrentamiento con los sindicatos en todas las empresas a cuenta de una legislación sin acuerdo. Pero la deducción más alarmante es que una facción del empresariado español considera amortizado al Gobierno, sobre todo después del resultado electoral, de forma que, acabado el tiempo político, es mejor esperar a que las elecciones lleven a La Moncloa a un partido que representa mejor sus intereses. El argumento se entiende, pero los resultados de la táctica son impredecibles. No es evidente que un Gobierno del PP (si gana las elecciones) vaya a profundizar en todos los aspectos de la reforma laboral hasta los límites que desea el ala más radical de la CEOE; quizá porque algunas condiciones de esa reforma le costarían votos o quizá porque sea preferible estratégicamente llegar a un acuerdo global con los sindicatos para guardar el flanco de la conflictividad laboral.En todo caso, una reforma tan importante como la de la negociación colectiva, que viene de lejos (casi cinco meses de negociaciones) y debería implicar una mejora en las relaciones negociadoras en las empresas, no puede quedar al albur del análisis político parcial que haga una parte de la organización empresarial. Si fuera cierta la queja empresarial de que en el PSOE "ya no hay nadie autorizado", también es cierto que la CEOE no ha conseguido unificar sus criterios de negociación y es presa del desorden. En el peor de los casos, si fracasa la negociación, existe la salvaguarda de que el Gobierno producirá por decreto una reforma de la negociación colectiva, con fecha límite el 10 de junio. Eso es lo que debe hacer, con independencia de las interpretaciones sobre el calendario político que abrigue la patronal. EL PAÍS. 2-6-2011

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