EEUU

Los respaldos de clase de Biden

Las últimas elecciones norteamericanas han sido las más caras de la historia, y de largo, la campaña de Joe Biden (1.379 millones de dólares) recaudó mucho más que la de Trump (863 millones). Como reza el refrán «quien paga manda», así que sigamos la pista del dinero para entender qué sectores de la gran burguesía norteamericana han aupado a Joe Biden a la Casa Blanca.

Llegar a la Casa Blanca cuesta mucho, muchísimo dinero. Tanto que la democracia norteamericana ha puesto reglas y normas para que el mecenazgo por parte de las grandes fortunas y grandes corporaciones no resulte demasiado evidente. Una ley federal de EEUU prohíbe a las empresas contribuir directamente en las campañas presidenciales, y limita a los millonarios en sus donaciones individuales a apenas 5.600 dólares. 

Pero quien hace la ley hace la trampa, y hay una forma de esquivar estas limitaciones y lograr que los candidatos elegidos por cada bloque monopolista o sector corporativo puedan recibir un sustancioso dopaje. Lo hacen a través de los llamados Comités de Acción Política (PAC, por sus siglas en inglés, entre los que destacan los Súper-PAC), que adoptando la forma de «organizaciones de votantes independientes», pueden recibir fondos de manera anónima e ilimitada. Muchas veces las grandes corporaciones «animan» a sus ejecutivos y empleados a donar grandes sumas al candidato de su preferencia.

A través de estos y otros mecanismos, una serie de importantes sectores de la burguesía monopolista norteamericana han venido propulsando a Joe Biden o a su vicepresidenta, Kamala Harris, en el periplo que hizo ganar al primero las primarias demócratas (febrero a agosto de 2020) y luego lo aupó a la Casa Blanca. 

Los primeros mecenas monopolistas de Joe Biden son los gigantes tecnológicos de Silicon Valley, grandes corporaciones de las redes sociales o ligados al comercio online, cuyas «colectas de empleados» (PAC) aportaron 20 veces más dinero para Biden que para Trump. Tenemos a Alphabet (que incluye a Google o YouTube), Amazon, Microsoft (Skype, LinkedIn, Xbox), Apple, Facebook (WhatsApp, Instagram), Twitter, u Oracle. 

Otro sector monopolista que ha apostado fuerte por Biden es el de la industria del entretenimiento y los medios de comunicación. Grandes de Hollywood o de la televisión como Paramount, Disney o Netflix, o corporaciones de la comunicación como Bloomberg están entre los principales financiadores de la campaña demócrata.

Los monopolios ligados al comercio y el consumo son otro de los grandes apoyos de Biden. Tenemos a Walmart, la gran cadena de grandes almacenes de EEUU, o gigantes de la alimentación como Mars, Pepsico (fusión de Coca-Cola y Pepsi), Starbucks o Mondelez. Grupos monopolistas que venden en todo el globo y que necesitan que EEUU vuelva a promover un comercio mundial abierto.

Los estímulos económicos y la construcción de infraestructuras que promete Biden le han granjeado el mecenazgo de grandes corporaciones del ramo de la construcción como Honeywell, Jacobs Engineering, o Quanta Services. Y el «New Green Deal» (la revolución industrial verde) que promete Biden ha hecho que las grandes empresas de energías renovables (AES Corporation, NRG Energy, NiSource) también hayan respaldado su escalada a la Casa Blanca.

El cambio de trincheras

En las últimas semanas de la campaña electoral, y sobre todo a raíz de la victoria demócrata en las presidenciales del 3 de noviembre, se ha producido un movimiento, cada vez más masivo, de cierre de filas de la gran mayoría del mundo de las finanzas, la gran industria y los gigantes monopolistas con Biden. Muchos de esos sectores han sido, durante los últimos cuatro años, algunos de los más sólidos respaldos de la línea Trump, así que podemos hablar de un auténtico «cambio de trincheras».

Hasta el punto en el que podemos afirmar que, a día de hoy, Biden es la apuesta que cerrada y mayoritariamente hace el conjunto de la gran burguesía norteamericana para gestionar la hegemonía de EEUU en el mundo. Y esto es algo que le confiere una notable fortaleza, tanto a nivel interno como de carta de presentación internacional. 

Así, días antes del asalto al Capitolio se conoció la carta de doscientos presidentes ejecutivos de grandes empresas de EEUU que instaban al Congreso a certificar el resultado de las elecciones y a acabar con los intentos de Trump de impugnar el resultado. 

Entre los firmantes había una amplia representación de ejecutivos de las compañías del exclusivo club Fortune 500 (la lista anual de la revista que elige a las 500 mayores empresas del país). Estaban los CEOs de Blackrock, Goldman Sachs, Blackstone, Carlyle Group (banca de inversión), Microsoft (tecnológica), Mastercard o American Express (tarjetas de crédito), Pfizer (gigante farmacéutica), American International Group (AIG, seguros), Hearst (medios de comunicación), Moody’s (agencia calificación), PwC o Deloitte (auditoría financiera)…

Una carta de censura a Trump y de cierre de filas con Biden que se completó tras los sucesos de Washington con el manifiesto de la Asociación Nacional de Fabricantes, que agrupa a 14.000 grandes empresas manufactureras -la «gran patronal norteamericana»- y que exigía la destitución inmediata del republicano.

Un voto de censura que ha tenido réplicas en el mismísimo corazón financiero de Wall Street. Algunos de sus más importantes e influyentes bancos, como Goldman Sachs o JP Morgan, no solo han roto relaciones con las empresas de Trump, sino que han anunciado que no financiarán al Partido Republicano mientras no depure el trumpismo de sus filas.

El cambio de trinchera ha llegado al mismísimo complejo militar-industrial, la mayor concentración de capital del planeta y cuyos intereses están históricamente ligados a gobiernos republicanos como el de Reagan o los Bush. 

Entre los respaldos de Biden tenemos a grandes contratistas del Pentágono como Raytheon, uno de cuyos ex-altos ejecutivos, el general de cuatro estrellas Lloyd Austin es ahora el secretario de Defensa. Y los diez anteriores jefes del Pentágono firmaron hace semanas una carta en las que llamaban al Ejército a «abstenerse de cualquier acción política», desautorizando así a Trump y respaldando a la nueva administración.

One thought on “Los respaldos de clase de Biden”

  • Parece que el club Bilderbergh tambien le apoya https://youtu.be/DgpgYIxp1sg .Es impresionante, toda la burguesia monopolista con Biden, hasta el complejo militar industrial. Coca-Cola, Wallmart, General Dynamics ,el petroleo, Microsoft, Google,Netflix etc y asi cientos.Se ve que se han dado cuenta de que por la linea belicista de Trump no iban a ningun lado contra los chinos, rusos, brasilenyos e indios (no olvidar Venezuela, que es un grano en el culo de los monopolios norteamericanos ) y han optado por el capitalismo dinamico pacifico (bueno, de vez en cuando algun Vietnam ).Les va a dar igual, los chinos en 4 anyos van a ser la primera potencia mundial

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