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Los problemas de España: sensación de hundimiento

La oleada de problemas no hace más que crecer. El PIB se contrajo en el primer trimestre de 2012, empujando a España formalmente en recesión por segunda vez en dos años. Otras 366.000 personas han perdido sus puestos de trabajo, con lo que el total de desempleados es de 5,6 millones, el más alto de la historia. Standard & Poor, una agencia de calificación crediticia, ha rebajado la nota de España y de 11 de sus bancos. La Bolsa de Madrid está de vuelta a los niveles de 2003 ya que los inversores huyen. Y José Manuel García-Margallo, ministro de Relaciones Exteriores, ha dicho que los riesgos de la Unión Europea han llegado a ser como el Titanic, con la mayoría de los pasajeros ahogándose.Para cumplir con sus objetivos de déficit, España ya ha subido los ingresos y los impuestos de las empresas. El recorte en el gasto público está empujando hacia abajo el consumo. Una subida de impuestos por un valor mínimo de 8.000 millones están previstos el próximo año, llevando a los consumidores más abajo aún. La recesión podría extenderse hasta 2013, con el desempleo, ya en la asombrosa cifra del 24%, empeorando todavía más. Cerca de 3 millones de empleos han desaparecido en cuatro años. El único punto brillante es el repunte de las exportaciones.Nadie puede acusar a Mariano Rajoy, primer ministro de centro-derecha desde finales de diciembre, de inactividad. Promete por lo menos una nueva reforma en cada reunión del gabinete de los viernes. Pero incluso esta frenética actividad puede no ser suficiente. Los bancos, la vivienda y los gobiernos regionales son las tres mayores preocupaciones. Los bancos se enfrentan a mayores daños por los préstamos de riesgo concedidos durante una burbuja inmobiliaria que estalló. Un «banco malo» para los activos inmobiliarios más tóxicos aún puede ser necesario.Algunos mensajes del gobierno han sido incoherentes. Existe una gran confusión acerca de si un aumento de impuestos al consumo está en perspectiva. En cuanto a las regiones, los ministros oscilan entre la gravedad (amenazando con tomar el control financiero de los peores incumplidores) y los llamamientos a que cumplan sus objetivos de déficit sin coacción. Teniendo en cuenta sus resultados anteriores, muchos dudan de esto. ¿Puede Castilla-La Mancha realmente reducir su déficit del 7,3% al 1,5% del PIB regional en un solo año? Si Cataluña o Andalucía, que representaron la mayor parte del exceso de gasto regional del año pasado, no asumen el objetivo, ¿habrá tiempo (y voluntad política) para obligarlos a actuar?Dos caminos aparecen ahora como posibles en las predicciones de los analistas. Algunos, como el FMI, creen que España no conseguirá su ajustado objetivo de déficit este año y el próximo, pero también esperan crecimiento y creación de empleo en 2013, aunque sólo modesto. La deuda pública, a continuación, podría elevarse al 90% del PIB en el plazo de cinco años (…) Otros, como la fundación FUNCAS, ven al señor Rajoy dispuesto a aplicar una disciplina germánica para cumplir sus objetivos de déficit. Eso significaría menos deuda, pero a un precio: dos años de crecimiento negativo, con un aumento del desempleo superior al 26% en 2013.Los primeros signos de euro-escepticismo están surgiendo, especialmente en la izquierda. Si Alemania se niega a respaldar los eurobonos es el momento para comenzar a debatir una salida del euro, dice un joven y popular bloggero, Ignacio Escolar. Criticar la integración europea ya no debe ser visto como resistirse al progreso, dice Ignacio Sánchez-Cuenca, del Instituto Juan March, una organización de investigación social sin fines de lucro.Tales actitudes, inusuales en un país euro-entusiasta, pueden ser importantes. El Gobierno del Sr. Rajoy tiene la mayoría absoluta y casi cuatro años por delante, pero si el desempleo no se ve significativamente reducido en 2015 sus perspectivas serán malas. Muchos en la izquierda española han estado animando la perspectiva de una victoria de François Hollande, el socialista francés candidato a la presidencia, no porque piensan que va a abrir un espacio para que España eluda sus objetivos fiscales, sino para ayudar a equilibrar la austeridad impuesta en Europa por Alemania, con medidas para promover el crecimiento.

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