Los nuevos ayuntamientos marcan, por un lado, la influencia de la mayoría que rechaza los recortes y el avance de la alternativa de “gobiernos de progreso”, y por otro la capacidad pero también los límites para la formación de “gobiernos de los recortes”, articulados en torno al PP y con la participación de Vox.
Frente a la falsa visión de una “victoria del PP”, mediatizada por el “efecto Madrid”, la realidad es que -cogiendo las 81 principales capitales de España- los ayuntamientos con gobiernos que representan a la mayoría progresista -en diferente grado y bajo múltiples formas- suman una población de 10 millones, frente a los 7,2 de los ayuntamientos con alcaldes o influencia del PP.
Esto es lo que ha sucedido en los 81 municipios más importantes:
Impulsada por el voto popular la alternativa de un “gobierno de progreso”, para evitar un gobierno encabezado por el PP y con la participación de la ultraderecha, se ha impuesto bajo diferentes formas en 29 grandes capitales con una población de 7 millones.
En 19 poblaciones -con 4,1 millones de habitantes- se han alcanzado acuerdos entre fuerzas de izquierdas, mayoritariamente encabezados por el PSOE. Pero en 6 localidades se han sellado acuerdos entre PSOE y Ciudadanos -con una población de 639.000 habitantes-. Y, especialmente, en cinco grandes ciudades (Santa Cruz de Tenerife, Leganes, Las Palmas, Logroño y sobre todo Barcelona) se han elegido alcaldes sobre la base de un acuerdo entre PSOE, Podemos o fuerzas similares -Más Madrid- y Ciudadanos o partidos no encuadrados en “la izquierda”, como el Partido Riojano o Nueva Canarias.
La alternativa de “gobiernos de progreso” ha recorrido toda España, también en pequeñas o medianas poblaciones. Impulsada por el Partido en 2016, se ha convertido en un centro político, una alternativa de largo alcance, y una referencia para cada vez mas sectores, que “reaparece” permanentemente.
El PSOE ha aumentado el número de grandes capitales con alcaldes, de 32 a 42, y también su población, de 6,1 millones a 7,7.
El PP ha perdido 14 alcaldías y solo ha añadido cuatro nuevas, retrocediendo en números globales de 27 a 16. Pero el efecto de Madrid y Zaragoza -donde el PP ha recuperado la alcaldía- provoca que pasen de gobernar sobre una población de 4,2 millones a 6,9.
La fortaleza territorial del PP, y la posición de Ciudadanos, le permite conservar o en alguno casos ganar poder municipal y autonómico. Este es un aspecto negativo. Pero las condiciones políticas hacen que, incluso allí donde ha conservado o recuperado la alcaldía, el PP afronte una mayor debilidad. La pérdida de apoyo electoral -920.000 votos menos en las municipales- provoca que necesite gobernar con un acuerdo que incluya no solo a Ciudadanos sino también a Vox. Así ha sucedido en 8 grandes capitales que concentran un 64,4% de la población dentro de las que tendrán alcalde o influencia del PP. Lo que, como ya se está comprobando, agudiza todas las contradicciones.
Donde eso no ha sido posible, se ha puesto de manifiesto el retroceso del PP. Como en Galicia, donde el PP queda por primera vez fuera de la alcaldía de las siete principales ciudades, consiguiendo solo entrar indirectamente en Orense. O incluso en Madrid, donde excluyendo la capital el PP solo puede gobernar en otra gran ciudad, Torrejón.
Ciudadanos ha ganado poder municipal que antes no tenía. De gobernar solo en una pasa a tener alcaldes en siete grandes capitales. Además de la dirección de diputaciones, y la presencia en el gobierno de otras 11 grandes capitales.
La línea encabezada por Rivera apuesta a pactos con el PP como principal opción, a pesar de que ha obtenido mejores resultados en los acuerdos con el PSOE, y consiente el apoyo de Vox. Ha dado un nuevo paso rompiendo relaciones con Valls en el grupo municipal de Barelona. O expedientando a los dos ediles de Santa Cruz de Tenerife que llegaron a un pacto con PSOE y Podemos. Esto no es una buena noticia pero es una reacción que evidencia las contradicciones en el seno de Ciudadanos.
En sus bases hay numerosos sectores afines a “gobierno de progreso”: en 11 grandes capitales han participado en ellos, y en las encuestas una mayoría de votantes prima el pacto con el PSOE o rechaza acuerdos con Vox. Esto ya se expresa en la misma dirección, desde el desafío de Valls a las críticas de uno de los fundadores del partido como Francesc de Carreras, o de dirigentes como Garicano, opuesto a una mayor cercanía con Vox. Y provoca enfrentamientos con aliados intenacionales como la República en Marcha de Macron.
El punto más débil para la plasmación de la mayoría progresista ha sido el hundimiento de Podemos y las confluencias, que de tener 15 alcaldías en las capitales de más de 50.000 habitantes han pasado a tan solo 6. Lo que ha provocado una excesiva concentración del voto progresista en el PSOE, y la pérdida de “alcaldías del cambio”, que en algunos casos tan importantes como Zaragoza han pasado a manos del PP.
El resultado de la constitución de los ayuntamientos en Cataluñaconstituyen la mayor victoria de la línea de “gobiernos de progreso”.
La reelección de Ada Colau como alcaldesa de Barcelona, con un pacto con el PSC y el apoyo de tres diputados del grupo de Ciudadanos encabezados por Valls, son un éxito de largo alcance.
El daño infringido con la pérdida de la alcaldía de Barcelona puede medirse por las virulentas reacciones de las élites del procés y sus representantes.
Las condiciones en que se ha producido multiplican el carácter de esta victoria. Poniendo encima de la mesa el valor de los “gobiernos de progreso”, justo allí donde, por las posiciones de Barcelona en Comú, parecía a priori más difícil. Y explicitando la amplia mayoría en la izquierda en defensa de la unidad, con más del 70% de las bases de Barcelona en Comú avalando llegar a la alcaldía con los votos de Valls.
Los resultados en Cataluña han debilitado a los sectores más agresivos del proces encabezados por Puigdemont. Junts per Catalunya ha sido la fuerza con más alcalías -370- pero ha perdido 60 de las que tenía CiU. Y ha retrocedido especialmente en las grandes capitales. En las población de más de 50.000 habitantes ha pasado de tener 5 alcaldías a 3, y en las de más de 100.000 se ha quedado solo con Reus y Girona. Mientras que ERC -en un mundo municipal históricamente dominado por Convergencia- ha pasado de 259 a 359.
Las contradicciones en el campo independentista se han plasmado en el medio centenar de municipios donde ERC y Junts per Catalunya se han quitado la alcaldía pactando con el PSC.
El cuadro en Cataluña se completa con un cinturón rojo en torno a Barcelona donde se ha reforzado la hegemonía del PSC, con 19 de 36 alcaldes, entre ellas las 10 con mayor población.
En Euskadi se ha confirmado la hegemonía del PNV, con 122 alcaldes de 251, entre ellos los cuatro municipios con mayor población -las tres capitales de provincia y Barakaldo-. Recogiendo los frutos de la línea “pragmática” de Urkullu. Bildu ha ganado 6 alcaldes en Euskadi, pero ha sufrido un duro golpe en Navarra, donde ha pasado de gobernar en 9 de los 20 municipios más poblados a solo uno, perdiendo Pamplona.
Y en Galicia, el BNG ha aumentado el número de alcaldes, de 24 a 29, pero debe conservar Pontevedra a través de un pacto con el PSG, la fuerza que más ha crecido, aumentando en 45 alcaldías.
La formación de los gobiernos autonómicos va a ser la siguiente batalla donde se dirima un reparto territorial que afectará a la correlación de fuerzas general.
El curso más probable de los acontecimientos es que acabe formalizándose el acuerdo entre PP y Ciudadanos, con el apoyo de Vox, que permita al partido de Casado gobernar en Madrid, Castilla y Leon y Murcia. A pesar de que fue el PSOE la fuerza más votada, y que podrían formarse gobiernos de progreso con el apoyo de Ciudadanos. En Canarias el acuerdo entre Coalición Canaria, PP y Cs, que daría la presidencia al PP, se ha roto. Y en Navarra, depende de la posición del PSOE, que necesita la abstención de Bildu.
Pero las contradicciones que genera la inclusión de Vox hace que esta sea una batalla todavía abierta.
Se ha manifestado en Aragón, con la posición del PAR, históricamente vinculado al PP, de no formar parte de un acuerdo en el que figurara Vox, firmando un acuerdo con los socialistas.
Y, sobre todo, es la debilidad del PP -que no fue la fuerza más votada en ninguna de las comunidades el 28-A- la fuente principal de problemas, al entregar el gobierno autonómico a un partido que ha sido rechazado en las urnas. Obligando a tener que contar con Vox para alcanzar mayorías.
Sea cual sea la configuración final del gobierno central, va a estar marcado por la influencia de la mayoría progresista, contra los recortes y por la regeneración democrática. La disputa ahora es hasta donde llega esa influencia y sobre que bases de fuerza y estabilidad se constituye el nuevo gobierno.
carlos dice:
Jojojo,el PP y Vox se han ido por la barranquilla,lo único que saben decir como un mantra es:»Madrid,Madrid».Si,son gobiernos de progreso pero lo que hay que decirle a Pedrito Sánchez es:»que no nos exploten».¿Qué es eso de que la burguesía se quede con las mercancías?(eso para el siglo XVI,cuando la burguesía era progresista)..pero vamos,que eso está más allá de las limitaciones de Pedrito,con su «Estado del Bienestar»….los únicos que pueden hacerlo es un gobierno de Recortes Cero