Arte Rupestre

Los neandertales ya tenían Bellas Artes

El estudio de las pinturas rupestres en tres cuevas españolas ha demostrado su autoría neandertal, confirmándolas como las más antiguas del mundo

Uno de los axiomas de la antropología ha sido derribado. Desde hace décadas se pensaba que el arte, y con él el pensamiento simbólico, eran patrimonio de nuestra especie, el hombre moderno, Homo sapiens sapiens. Pero el estudio publicado en Science (que ocupa ni más ni menos que la portada) por un equipo multidisciplinar de científicos, entre los que destacan catorce españoles, ha demostrado que el origen del arte se remonta a otros humanos: nuestros extintos primos neandertales, el Homo sapiens neanderthalensis.

Los dos artículos publicados en Science han sido acogidos con júbilo por la comunidad científica. Se ha documentado el arte rupestre más antiguo de Europa y del mundo en tres cuevas españolas: las cuevas de Ardales (Málaga), Maltravieso (Cáceres) y La Pasiega (Cantabria). Desde hace tiempo, los espeleólogos habían identificado en esas simas distintos motivos geométricos, figuras de manos en negativo, y la pintura de espeleotemas, todo ello realizado en rojo de ocre. Pero ¿cuál era su antigüedad? y sobre todo ¿quién las hizo?

Para averiguarlo, se usó un método nuevo, la datación por uranio/torio de las formaciones de calcita que se forman en contacto directo sobre los pigmentos rupestres. Este sistema precisa pequeños fragmentos de mineral -que no afectan a la conservación de la pintura- y permite superar las limitaciones del método del radiocarbono, que solo llega hasta los 50.000 años. Las 54 dataciones obtenidas dieron un resultado sorprendente: las pinturas tenían una antigüedad de 64.800 años (La Pasiega), 66.700 años (Maltravieso) y 65.500 años (Ardales), lo cual las convierte en el arte rupestre documentado más viejo del planeta.» El neandertal ya tenía pensamiento simbólico»

Pero además, esas fechas son muy, muy anteriores (al menos en 20.000 años) a la llegada de los humanos modernos a Europa. Ello certifica, más allá de cualquier duda, que las más antiguas manifestaciones de arte paleolítico son de autoría neandertal. 

Por si fuera poco con este descubrimiento, varios de los autores del estudio con uranio/torio -encabezados por Dirk L. Hoffmann del Instituto Max Planck (Alemania)- publican simultáneamente un artículo complementario en Science, donde demuestran que las conchas perforadas y pintadas de Cueva de los Aviones (Cartagena, Murcia) tienen una edad comprendida entre 115.000 y 120.000 años.  Este resultado confirma que los neandertales utilizaban mezclas de pigmentos sofisticadas y practicaban la ornamentación del cuerpo incluso mucho antes que tales conductas se hayan podido documentar entre los primeros hombres modernos de África. 

La antigüedad -hasta ahora insospechada- del arte paleolítico y su autoría neandertal «implican un replanteamiento de los modelos vigentes sobre el origen del pensamiento simbólico y la expansión de las primeras capacidades artísticas de los humanos».

Para los autores, queda así demostrado que «desde el punto de vista cognitivo y del pensamiento simbólico, los neandertales en nada se diferenciaban de las primeras poblaciones africanas de hombres anatómicamente modernos y que estas características definidoras de nuestra especie han aparecido en las etapas iniciales de la evolución humana, hace más de medio millón de años». 

 

 

2 comentarios sobre “Los neandertales ya tenían Bellas Artes”

  • Creo que el propósito de tales pinturas entraba dentro de la racionalidad de la producción de existencias, y por tanto difícilmente puede ser calificada como «arte» (el lo que se refiere a su sentido; admito que, estéticamente o formalmente, se le puede llamar una creación artística).

    El sentido del llamado «arte» rupestre es sobre todo lingüístico-productivo: las representaciones proporcionan información respecto de la fauna existente, respecto de qué medios de producción usar, respecto de las distancias a emplear en relación a la presa, respecto de qué grupos de «edades» ubicar y dónde a cada uno, respecto de la oportunidad o no de emplear niños en la distancia imitando los sonidos del animal o atrayéndolos con simulación de otros sonidos animales, etc.

    Tales representaciones se destinaban a otras bandas de cazadores-recolectores nómadas por llegar a las cuevas/refugios en sus itinerarios nómadas cíclicos o estacionales respectivos.

    Eran también un registro mnemónico o «crónica» informativa para generaciones subsiguientes de la misma banda, ya que, en su concepción cíclica del tiempo, regresarían una y otra vez al enclave de caza y refugio en un Eterno Retorno de la comunidad.

    • Cualquiera un poco fino en deducir, inferirá que este Sentido objetivo de las pinturas rupestres prueba la condición no utilitaria en sí del género humano, sino histórica, ya que las bandas cazadoras y recolectoras estaban comunicando conocimiento y guías visuales de caza, compartiéndolas para el uso de otras comunidades terceras no relacionadas con ellos, y que así lo tendrían más fácil para disponer del nicho ecológico. Es decir: es una forma de producir, y un producto pintado, que en sí es un don a los demás, y que ni pide correspondencia (no hay valor), ni tampoco espera reciprocidad (pues los receptores/usadores de tal información no quedan ligados ni vinculados a corresponder a sus antecesores, ni con mercancía ni tampoco con producto social no mercantil). En el caso del llamado «arte» rupestre, no es la finalidad adquisitiva o apropiativa aquello que guía la producción (de la pintura y su representación figurativa escénica); la producción es un gasto de tiempo, materiales, procesos productivos intermedios (pigmentos, utillaje), riesgos, etc., sin expectativa de amortización de lo gastado, ni propia comunitaria (y ni digamos ya «individual» por así llamarlo).

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