¡A por Bankia, oé!

“Privatizar Bankia cuanto antes”. Este es el primer mensaje que ha lanzado el exministro Luis de Guindos, cuando aún no ha sido nombrado oficialmente vicepresidente del Banco Central Europeo

De Guindos ya trabaja en su primer servicio a la gran banca y al capital extranjero y desde su nuevo cargo presiona exigiendo un calendario para privatizar Bankia cuanto antes porque eso “inspiraría confianza entre los inversores internacionales”.

El exministro de Economía y próximo vicepresidente del BCE ha aprovechado una entrevista en la revista Actualidad Económica para fijar dos de sus principales prioridades con respecto a nuestro país: acelerar la desinversión del Estado en Bankia: “Hay que privatizar Bankia lo antes posible porque eso inspirará confianza entre los inversores internacionales”. Y favorecer “nuevas iniciativas” para las pensiones entre las que desde luego no está la revalorización: “Actualizar las pensiones según el IPC no es lo fundamental. La sostenibilidad del sistema de pensiones requiere nuevas iniciativas, y no siempre populares”.

De Guindos pisa el acelerador de la privatización de Bankia que tiene que ser completamente privada a finales de 2019, una de las exigencias impuestas por Bruselas en el rescate financiero de 2012. Y refuerza así las declaraciones del propio presidente de la entidad, José Ignacio Goirigolzarri, en el Financial Times: “Bankia es un objetivo de compra, somos una buena combinación para todo el mundo”.

Privatizarla. Ese es el objetivo con el que se ha diseñado el plan estratégico de Bankia 2018-2020, en el que lo más destacable es elevar los beneficios para repartir más dividendos y hacerla más atractiva a los compradores.

El plan prevé pasar, de unos beneficios de 816 millones de euros netos en 2017, a 1.300 millones netos en 2020, un 62% más. Y en estos tres años del 2018 al 2020 repartir 2.500 millones de euros entre los accionistas.

De Guindos, Goirigolzarri y en definitiva el gobierno de Rajoy están ofreciendo el principal diamante financiero de la corona -tallado con 25.000 millones de euros de nuestra sanidad, educación, servicios sociales…- a la gran banca y al capital extranjero.

Cómo perder 17.666 millones de euros

Se les ofrece el cuarto gran banco del país (tras la integración en Bankia de BMN) con unos activos superiores a 223.000 millones de euros, más de 2.500 oficinas y 8,2 millones de clientes. Completamente saneado con 25.000 millones de dinero público y unos beneficios anuales que en tres años superarán los 1.300 millones.

A cambio para las arcas públicas, es decir para nuestras cuentas, la privatización supondrá la pérdida definitiva de 17.666 millones de euros, de los 25 mil del rescate de Bankia y BMN. Ya que hoy Bankia si se vende tiene un valor en bolsa de unos 12.020 millones y el Estado (con el 61% de las acciones) solo recibiría aproximadamente 7.333.

Y no solo eso, de los 2.500 millones que pretende repartir Bankia hasta 2020 al gobierno le corresponderían 1.525 millones de euros. ¿Por qué hay que vender Bankia y renunciar a unos dividendos anuales por encima de los 1.000 millones de euros?

Dice De Guindos que “privatizar Bankia cuanto antes inspirará confianza a los inversores internacionales”. ¿Confianza? Lo que sí es cierto es que dará a precio de saldo una renta vitalicia superior a 1.300 millones de euros anuales.

El gobierno ya ha vendido dos partidas de Bankia (el 7,5% en 2016 y otra del 7% en 2017) y, como pone de manifiesto el cuadro adjunto, el capital extranjero es el que mayor tajada está sacando de la privatización de Bankia. Así, mientras la participación de los accionistas minoritarios se ha desplomado, del 21,89 % en 2013 al 8,75% actual, el capital extranjero ha multiplicado por más de 6 su participación, de 3,85% a 24,2% el 1 de enero de este año.

La venta de Bankia no es solo una operación ruinosa para el país y una nueva autopista de entrada para el capital extranjero y un negocio para la banca; es la renuncia a una gran Bankia Pública, un potente brazo financiero al servicio de la reindustrialización del país, del crédito a las pymes y familias y una fuente de ingresos segura.

¡Y luego dicen que no hay dinero para las pensiones!

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