Los pueblos nativos amazónicos, históricamente ignorados por el Perú oficial y occidental, en la última semana saltaron dramáticamente al centro del escenario político, luego de la violenta represión que sufrieron por oponerse a una serie de leyes impuestas por el gobierno de Alan García, que amenaza quitarles sus tierras para entregárselas a las transnacionales. El enfrentamiento entre policías e indígenas se concentró en el territorio habitado por los aguarunas y los huambisas, como se conoce a las etnias awajún y wampis, que pertenecen a la familia etnolingüística de los jíbaros. Con aproximadamente 60 mil miembros, la de los jíbaros es la más numerosa de las trece familias etnolingüísticas de la Amazonía peruana, que en total agrupan a unos 300 mil nativos. Entre los jíbaros, los aguarunas son la mayoría. Población originaria de la Amazonía, habitan ancestralmente la zona selvática de la cuenca del río Amazonas que está entre Perú y Ecuador. Famosos por su práctica de reducir las cabezas de sus enemigos vencidos para conservarlas como trofeos de guerra, los aguarunas y los huambisas son guerreros duros, defensores tenaces de sus territorios.
Viven de una agricultura ara la subsistencia, de la caza, la pesca y la recolección. Su actividad comercial es mínima. Son un pueblo guerrero, que a lo largo de la historia ha resistido numerosos intentos de invasión. «En la Amazonía todas las tribus son guerreras, pero entre todas ellas los guerreros más duros son los aguarunas y los huambisas. Ellos son implacables cuando se trata de defender su territorio», asegura Róger Rumrrill, escritor e investigador de la Amazonía. Y ahora están defendiendo su territorio frente a la amenaza del ingreso de las empresas transnacionales al amparo de las leyes que el presidente García quiere imponer, como a lo largo de su historia lo han hecho de otros enemigos.La orden del sátrapa Alan García y su partido es clara, acabar de la forma que sea con el movimiento indígena. El presidente peruano y su partido tienen un largo historial como genocidas en la defensa de los intereses del imperialismo y sus monopolios. En la memoria de los peruanos está la matanza de los penales de Lima o el infame comando «Rodrigo Franco», un escuadrón de la muerte formado por el gobierno de Alan García en su anterior gobierno, que utilizo la escusa de la guerra antisubversiva, para hacer desaparecer a dirigentes sindicales, estudiantiles en la década de los ochenta. Fujimori no es el único genocida que queda por juzgar en Perú. A la hora de defender los derechos de los monopolios y la oligarquía vendepatrias de Perú, Alan García Pérez y su partido el APRA, desvelan su autentica cara genocida y fascista.La magnitud de la masacre del 5 de junio, a la que se suma la vendetta policial, que para saciar su sed de venganza sacó heridos de los hospitales para matarlos, arrojando sus cuerpos al río o cremándolos, tal como dan cuenta diversos medios alternativos, no sólo muestra la fibra genocida del gobierno aprista sino también el carácter mismo del Estado peruano, efectivamente fallido, roto, que sólo existe para los pueblos indígenas cuando se trata de expoliarlos y que descarga sus ráfagas asesinas cuando esas «minorías» se rebelan a sus atropellos. Se acusa a esta «minoría» nada menos que de «egoísmo» por defender sus territorios ancestrales y los recursos naturales existentes en el subsuelo. Se ha pretendido una ridícula ingeniería social para «acomodar» a las poblaciones nativas con el fin de que los pulpos multinacionales de hidrocarburos puedan hacer lo suyo, destruyendo la naturaleza y la vida. Pero es evidente que los poderosos, masacre de por medio, agitando además una supuesta «conspiración internacional» contraria al «desarrollo» del Perú, no han logrado imponerse.La estrategia de los sátrapas del Apra, criminalizando a los indígenas, llamándolos asesinos de policías, persiguiendo a sus lideres como a Alberto Pizango asilado en la embajada de Nicaragua al cual acusan de sedición e instar a la violencia. Los «bufalos» apristas descargan todo su arsenal mediático y judicial contra los indígenas, prometen mano dura si esto vuelve a suceder. Si lo que ha ocurrido es el aspecto mas «blando» de la respuesta hitleriana del Apra, a mucho se les ponen los pelos de punta, solo pensando en que tipo de holocausto tendrán en mente cuando hablan de mano «dura «Pero toda esta diatriba con el objetivo de dividir al pueblo peruano no a funcionado. Al contrario, al intentarlo han desatado una nueva crisis política cuya dinámica es por ahora imprevisible, más aún cuando no ya tal o cual «minoría» sino la inmensa mayoría del pueblo trabajador, en uno u otro lugar del país, se está movilizando en repudio al gobierno. La solidaridad con los pueblos amazónicos se expresó el jueves 11 de junio en una jornada nacional de protesta convocada por diversas organizaciones obreras, campesinas, estudiantiles, barriales y culturales. Los pueblos originarios, de norte a sur, en los Andes y en la Amazonía, nuevamente responderán al mandamás de turno, a su TLC y a sus crímenes. El Frente Nacional por la Vida y la Soberanía anunció ayer la radicalización de las medidas de fuerza en respaldo de la protesta de los indígenas de la Amazonía con la realización del Paro Nacional los días 7, 8 y 9 de julio próximo y el compromiso de impulsar un juicio en tribunales internacionales contra el presidente Alan García por genocidio y violación de tratados internacionales de derechos humanos.El secretario general de la Confederación General de Trabajadores de Perú, una de las organizaciones integrantes del frente, Mario Huamán, llamó a todas las organizaciones que el jueves participaron en la jornada nacional a demostrar nuevamente su rechazo a «la prepotencia y soberbia del gobierno que incluso ha llegado a excluir a Aidesep del diálogo, exigir la renuncia del Gabinete Ministerial ilegítimo y la derogación de los decretos legislativos inconstitucionales».Dijo que el pueblo se ha pronunciado multitudinariamente contra la muerte de policías y nativos en Bagua, la suspensión de los decretos legislativos. «Demandamos la dimisión inmediata del premier Yehude Simon y la ministra del Interior, Mercedes Cabanillas, quienes están descalificados moralmente para reanudar algún diálogo», sostuvo.Después de la masacre de los indígenas ocurrida hace una semana y la respuesta del gobierno, que ha pretendido negar los hechos, cada vez con más claridad se borra el maquillaje democrático del APRA para dejarnos ver en toda su crudeza su esencia prohegemonista y fascista. En el ambiente político comienza a imponerse la sensación de un peligroso deterioro de la democracia. El gobierno está más debilitado que nunca y ha perdido legitimidad. Ya ha demostrado de lo que es capaz, ahora esta como una alimaña herida y se vuelve más peligroso por momentos.