Los controladores dan la puntilla al gobierno

«Desde las 17 horas de la tarde de ayer nuestro paí­s descendí­a de categorí­a por la ineptitud del Gobierno -Blanco tendrí­a que presentar su dimisión de modo inmediato por su oportunismo e imprevisión— y por la intolerable irresponsabilidad de un colectivo profesional que se ha ganado a pulso su reformulación absoluta y total. La situación creada en la tarde de ayer -con la estela que irá dejando en los próximos dí­as— no tiene precedente»

La semana terminaba con este estrambote de incometencia gubernamental y de obscena irresponsabilidad del colectivo de controladores, después de otros episodios bochornosos. El miércoles, improvisadamente y como ocurrió el pasado mes de mayo, el presidente del Gobierno, ante el ataque de pánico con la deuda soberana española, tambaleante, y la Bolsa en caída libre, regresó precipitadamente de Libia articulando sobre la marcha –por imperativo del Directorio Europeo— nuevas medidas de ajuste: privatización parcial de AENA, gestión concesional privada para Barajas y El Prat, venta del 30% de Loterías y verduguillo a las Cámaras de Comercio suprimiendo las cuotas empresariales obligatorias. (EL CONFIDENCIAL) LA VANGUARDIA.- El decreto del estado de alarma y la consiguiente militarización de los aeropuertos ha resuelto en menos de 48 horas un colapso de proporciones gigantescas que podía haber sido catastrófico para la economía y la estabilidad política en el momento de mayor debilidad de España en el marco europeo. El recurso a la coerción militar se ha demostrado muy eficaz, ha causado sensación en la sociedad y, al mismo tiempo, ha enviado un mensaje muy ambivalente a los centros de poder europeos (políticos y económicos). España se ha confirmado estos días como el gran problema de la Unión Europea. El Directorio, con sede en Berlín, tiene más motivos para la alerta máxima. El anticipo o no de las elecciones generales puede ser en las próximas semanas el gran campo de batalla entre Gobierno y oposición. Se oirán al respecto opiniones provenientes del exterior de la esfera política. Y el Directorio Europeo examinará la cuestión. Opinión. El Confidencial Los controladores dan la puntilla al gobierno J. A. Zarzalejos Lo que ocurrió ayer en los aeropuertos españoles, y singularmente en el de Madrid-Barajas, con el abandono masivo por los controladores de sus puestos de trabajo y el consiguiente cierre del espacio aéreo nacional, remite a la última y exasperante incompetencia del Gobierno de Zapatero. El Ejecutivo, a propuesta del ministro de Fomento, sin consulta ni negociación previas con los sindicatos y representantes de los controladores, en una fecha tan crítica como el comienzo del puente vacacional más largo del año, aprobó un Real Decreto sobre el sistema horario de los trabajadores de AENA. La disposición –que se fue conociendo a lo largo de las primeras horas de la tarde— desembocó en una huelga salvaje, irresponsable y presuntamente delictiva de los controladores, que ha afectado al menos a doscientos cincuenta mil pasajeros, quebrado el sistema de enlaces aéreos con varios países de Europa y el continente americano y causado un quebranto de decenas y decenas de millones de euros a compañías aéreas, así como al sector de la hostelería. Desde las 17 horas de la tarde de ayer nuestro país descendía de categoría por la ineptitud del Gobierno –Blanco tendría que presentar su dimisión de modo inmediato por su oportunismo e imprevisión— y por la intolerable irresponsabilidad de un colectivo profesional que se ha ganado a pulso su reformulación absoluta y total. Entre el Gobierno y los controladores, miles de ciudadanos fueron virtualmente secuestrados, expoliados en sus derechos y tratados como mercancía infligiéndoles, no sólo un daño material, sino también moral. La situación creada en la tarde de ayer –con la estela que irá dejando en los próximos días— no tiene precedente. La comparecencia del ministro de Fomento pasadas las 20.30 horas no sólo resultó tardía, sino también insustancial y tópica, sin ofrecer garantía alguna sobre la apertura inmediata del espacio aéreo español, limitándose el responsable político del transporte en España a convocar a los representantes de los controladores a toro pasado. Blanco transmitió en su comparecencia una insufrible impotencia y una evidente sensación de perplejidad y estupor. Los controladores le han dado jaque mate a un ministro que no ha sabido en ningún momento con qué tipo de colectivo jugaba su particular partida política. Los sindicatos no salen mejor parados de este envite del que ni se enteraron, noqueados después de una fracasada huelga general que por no tener no tuvo ni interlocutor empresarial: el presidente dimisionario de la CEOE (¡qué país!) tiene embargado su patrimonio por la mala gestión de sus empresas, mientras sus colegas se han tomado los tiempos reglamentarios para elegir a su sucesor. Un plan forzado por Europa, ministros que se enteran por la prensa La semana terminaba con este estrambote de incompetencia gubernamental y de obscena irresponsabilidad del colectivo de controladores, después de otros episodios bochornosos. El miércoles, improvisadamente y como ocurrió el pasado mes de mayo, el presidente del Gobierno, ante el ataque de pánico con la deuda soberana española, tambaleante, y la Bolsa en caída libre, regresó precipitadamente de Libia articulando sobre la marcha –por imperativo del Directorio Europeo— nuevas medidas de ajuste: privatización parcial de AENA, gestión concesional privada para Barajas y El Prat, venta del 30% de Loterías y verduguillo a las Cámaras de Comercio suprimiendo las cuotas empresariales obligatorias. Y más aún: supresión precipitada de la ayuda de 426 euros a los parados sin subsidios y adelantamiento a uña de caballo –sin dictamen todavía de la Comisión del Pacto de Toledo— de la reforma del sistema de pensiones. Con estas dos últimas medidas, Zapatero desactivaba a su nuevo ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, que apostaba por mantener la ayuda a los desempleados que hubieran agotado su subsidio y difería la reforma de las pensiones a la próxima primavera. La rebaja fiscal a las pequeñas y medianas empresas –cuando los Presupuestos Generales del Estado están prácticamente cerrados en el Parlamento— dejaba también en mal lugar a la vicepresidenta segunda y ministra de Economía, que había venido manifestando que en ningún caso habría rebajas impositivas. Por no hablar del ministro de Industria, incapaz de solventar ni uno sólo de los problemas que –también en área de Comercio y de Turismo— tiene planteados en el ámbito de sus competencias. El fiasco de Zurich Tras el fiasco de Zurich (el tándem ibérico España-Portugal no obtuvo la sede del mundial de futbol de 2018, tras una presentación presidencial absolutamente vulgar), Zapatero, sin comparecer en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, se encama en la Moncloa y deja al Rey que lidie solo y con la menguada ayuda de una afónica ministra de Exteriores –Trinidad Jiménez— la cita anual en la que España viene asumiendo su único liderazgo internacional: la cumbre Iberoamericana que se celebra en Argentina. En vez adelantar las medidas a tomar en un Consejo de Ministros extraordinario, ahorrándose el estéril viaje a Suiza, el Presidente del Gobierno marca otro precedente: es la primera vez en las veintiuna ediciones de la cumbre iberoamericana que no asiste el jefe del Ejecutivo español. Para que nada falte, las filtraciones de Wikileaks, publicadas en España por El País, sacan a la luz la doble moral política y el frágil esquema de convicciones de este Gobierno sedicentemente progresista:fiscales que chalanean con la embajada americana acerca de casos extremadamente delicados –Couso, vuelos ilegales de la CIA, acogimiento a presos de Guantánamo— y doble discurso con los representantes de EEUU: distanciamiento en público y complicidad en privado. O sea, progresismo de salón, de consumo mitinero. La conclusión no puede ser más desoladora: un “nuevo” gobierno que iba a coordinarse mejor y comunicar de manera excelente, terminó en la lona un sábado posterior a un domingo –el pasado día 28 de noviembre— en el que los electores catalanes castigaron al PSE-PSOE con una severidad sin antecedentes desde la primera confrontación autonómica en Cataluña. La debacle del Partido de los Socialistas de Cataluña –desalojado a boinazos de la Generalidad- amenaza, además, con una ruptura interna que puede repercutir en el conjunto del socialismo y, desde luego, en la composición de los grupos parlamentarios en el Congreso si prospera la iniciativa de los catalanistas del PSC para la próxima legislatura. Metáfora de la ineptitud del Gobierno En una sociedad hay acontecimientos que no responden ni a la fuerza mayor ni al caso fortuito. Como el caos de ayer, corolario necesario, consecuencia irremediable del desgobierno que consiste en la incompetencia en la gestión de los asuntos públicos, en combinación con la pérdida de cualquier autoridad moral frente a la sociedad civil y a sus colectivos articulados. No es cuestión, pues, ya de pactos de Estado, ni de más o menos reformas, ni de cambiar a este ministro y poner otro. La cuestión es que el actual Gabinete carece de rumbo, incurre en ridículas precipitaciones, yerra en las políticas internas y externas, no suscita la adhesión ni de sus electorados más resistentes y demuestra día a día, crisis a crisis, que, literalmente, no es capaz de conducir este país. España le rebasa al Gobierno. Ayer, con una plasticidad lastimosa, cuando cientos de miles de ciudadanos se tomaban un respiro, el caos en los aeropuertos españoles resultó la metáfora terminal de una gestión gubernamental insoportable. Tan insoportable como la prepotencia incívica de los controladores. Barra libre en el país –la España de 2010— que es ya el de los despropósitos. EL CONFIDENCIAL. 4-12-2010 Opinión. La Vanguardia La crisis aérea acentúa la sujeción de España al Directorio Europeo Enric Juliana El decreto del estado de alarma y la consiguiente militarización de los aeropuertos ha resuelto en menos de 48 horas un colapso de proporciones gigantescas que podía haber sido catastrófico para la economía y la estabilidad política en el momento de mayor debilidad de España en el marco europeo. El recurso a la coerción militar se ha demostrado muy eficaz, ha causado sensación en la sociedad y, al mismo tiempo, ha enviado un mensaje muy ambivalente a los centros de poder europeos (políticos y económicos). España se ha confirmado estos días como el gran problema de la Unión Europea. El Directorio, con sede en Berlín, tiene más motivos para la alerta máxima. Efectos positivos y negativos se entrelazan en la resolución de la situación más anómala que ha debido afrontar el poder ejecutivo desde los atentados del 11 de marzo del 2004 y el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Fortaleza y debilidad siempre van juntas. El Gobierno ha superado el trance liderado públicamente por el vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba, cuya contundencia y eficacia comunicativa le hace aparecer ante la opinión pública como el verdadero jefe del Ejecutivo. Pérez Rubalcaba ha encarnado estos días el orden, mientras el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, hundido en las encuestas, se ha mantenido en un discreto segundo plano. (Un sondeo publicado ayer por el diario El País otorga al PP una ventaja de 18,8 puntos. con una fortísima caída de la fidelidad de los votantes socialistas). Rubalcaba se vio obligado ayer a relativizar su protagonismo en la resolución de la crisis, subrayando que el timonel ha sido en todo momento el presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Avisado de la posible situación crítica –y agobiado por la grave recaída de la deuda pública–, el presidente anuló su viaje a la Cumbre Iberoamericana de este pasado fin de semana evitando así una ausencia que había suscitado un alud de críticas. Zapatero, sin embargo, no compareció ante la opinión pública para anunciar el decreto del estado de alarma. Había motivo. Es la primera vez que esta cautela constitucional (artículo 116) se activa en democracia. Hace un año, un hiperactivo Zapatero –inspirado en el dinamismo del presidente francés, Nicolas Sarkozy– informaba de todas y cada una de las medidas del Gobierno para intentar atajar la crisis. El debate sobre el futuro liderazgo electoral del PSOE, latente desde hace meses, ha encontrado estos días nuevos incentivos. A saber, la consagración de Rubalcaba como la única personalidad del Ejecutivo capaz de mantener intacta la autoridad y la credibilidad en pleno temporal; la implosión del PSC en las recientes elecciones catalanas, y el agravamiento de las encuestas. El mantenimiento del calendario de la legislatura (elecciones municipales y autonómicas en mayo del 2011 y elecciones generales en febrero o marzo del 2012) deviene a partir de ahora una labor titánica. Desde este fin de semana el sendero es más estrecho. Fortaleza y debilidad forman siempre una unidad dialéctica. La tranquilidad de los españoles y el prestigio de ese intangible denominado marca España se hallan estos momentos en manos de doscientos oficiales de alta graduación del Ejército del Aire, en su mayoría coroneles, tenientes coroneles y comandantes. Las escuadrillas de Control Aéreo Operativo son las encargadas de garantizar el cumplimiento del estado de alarma en todos los aeropuertos españoles y muy especialmente en los de Madrid. Barcelona, Sevilla y Las Palmas, nódulos básicos del sistema aeronáutico español. El recurso a la militarización ha causado sensación en tanto que ejercicio de autoridad. Los más jóvenes –la generación que no se ha visto obligada al servicio militar– han visto por primera vez para qué puede servir el ejército en el orden interno. Las generaciones más mayores tienen elementos históricos para leer el subtexto del estado de alarma: un contundente gesto de la autoridad democrática, el poder del Estado en acción y también una señal para navegantes (basta leer algunas portadas de ayer de la prensa de Madrid). El operativo militar ha funcionado a la perfección, lo cual evidencia que el Gobierno conocía con antelación el riesgo de crisis durante el puente de la Constitución. Los altos oficiales del Ejército del Aire estaban todos en sus puestos. La ministra de Defensa ha ejecutado su labor de manera intachable, y ese dato cuenta en el espeso y problemático momento de la esfera socialista. El Gobierno prorrogará con toda probabilidad el estado de alarma para enviar un mensaje de tranquilidad de cara a las Navidades. El Parlamento deberá autorizar esa prorroga, y ello pondrá a prueba al principal partido de la oposición. El Partido Popular empezó a enviar mensajes de apoyo institucional, mientras mantenía su crítica a la gestión del Ministerio de Fomento, reclamando incluso la dimisión del ministro José Blanco. La música del “cuanto peor, mejor”, orquestada el sábado por el portavoz Esteban González Pons, dio paso a una melodía más serena, interpretada por la mañana por Soraya Sáenz de Santamaría y por la tarde por el propio Mariano Rajoy, que emitió desde Lanzarote su primera comunicación pública. El PP no ha proyectado estos días la imagen ganadora de un partido que ya está pensando en la gobernación de España, ante el elocuente diagnóstico de las encuestas. El grupo dirigente del centroderecha aún se halla en la fase A, consistente en esperar ante la puerta de la tienda que el socialismo español se derrumbe estrepitosamente como consecuencia de la crisis y sus derivados. El PP aguarda, y esa arábiga espera trasluce algún temor; temor, sobre todo, a la figura de Alfredo Pérez Rubalcaba. Conclusión: el anticipo o no de las elecciones generales puede ser en las próximas semanas el gran campo de batalla entre Gobierno y oposición. Se oirán al respecto opiniones provenientes del exterior de la esfera política. Y el Directorio Europeo examinará la cuestión. LA VANGUARDIA. 6-12-2010

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