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Los Cinco Principios de Coexistencia Pací­fica siguen siendo relevantes

Los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica iniciados hace seis décadas se han enriquecido con el desarrollo de los tiempos y se han vuelto cada vez más importantes en la gestión de las relaciones internacionales.

En 1954, los líderes de China, la India y Myanmar formularon los Cinco Principios, incluyendo el respeto mutuo de la soberanía y la integridad territorial, la no agresión mutua, la no interferencia en los asuntos internos del otro, la igualdad y el beneficio mutuo, y la coexistencia pacífica.

Los últimos 60 años han exprimentado un rápido ritmo de globalización que ha derivado en un mundo cada vez más interdependiente. Sin embargo, los retos como las injustas relaciones internacionales y los conflictos regionales y las guerras nos recuerdan que todavía queda un largo camino para salvaguardar la paz mundial y promover el desarrollo común.

En estas circunstancias, según ha indicado el presidente chino, Xi Jinping, el espíritu de los Cinco Principios, en vez de quedar obsoletos se mantiene más relevante que nunca; su significado, en vez de disminuir, sigue siendo más importante que nunca; y su rol, en vez de debilitarse, ha continuado creciendo.

Hoy por hoy, se ha añadido nuevo contenido a los Cinco Principios en seis aspectos: la igualdad soberana, la seguridad común, el desarrollo común, la cooperación en beneficio mutuo, la inclusividad y el aprendizaje mutuo, así como la equidad y la justicia.

Primero, no se permite ninguna infracción contra la soberanía y la integridad territorial de un país. Los crecientes intereses comunes compartidos por la comunidad internacional no deben convertirse en una excusa para incitar a los disturbios domésticos, a la separación y al derrocamiento de gobiernos legítimos.

Esas acciones que violan la soberanía de otros países y su integridad territorial disfrazadas de «humanidad» o «antiterrorismo» han causado bajas civiles y han supuesto un grave reto para el orden internacional.

Segundo, un concepto integral, sostenible y de cooperación que busca la seguridad común supone la continuación y el desarrollo de los Cinco Principios.

Este concepto rechaza buscar seguridad absoluta sacrificando los intereses de otros países; pide promover la cooperación regional e internacional para contrarrestar las crecientes amenazas no convencionales y el terrorismo; y lo que es más importante, urge a los países a resolver sus disputas a través del diálogo y la negociación.

Tercero, el cambio desde la «coexistencia pacífica» al «desarrollo pacífico» refleja la filosofía de China de inclusividad y apertura, y su claro entendimiento del desarrollo sostenible.

Todos los países deben salvaguardar y promover una economía mundial abierta y oponerse a cualquier intención o acción que dañe a otros en beneficio propio. Además, solo si los países en desarrollo mejoran sus capacidades de autodesarrollo, y si los países desarrollados asumen mayores responsabilidades, se podrán construir unas relaciones internacionales equilibradas y equitativas.

Cuarto, la cooperación en beneficio mutuo se lleva a cabo no solo en el campo económico, sino también en el de la política, la seguridad y la cultura. Urge a los países a que asuman responsabilidades comunes, hagan frente a asuntos globales como el cambio climático y el problema de la seguridad en Internet, y construyan una comunidad con un destino común.

Quinto, desde el comienzo del nuevo siglo, la guerra se ha extendido desde Afganistán a Irak, desde Libia hasta Siria, causando graves pérdidas. Una falta de respeto y tolerancia entre las diferentes civilizaciones es uno de los orígenes del conflicto. Solo admitiendo la diversidad de las civilizaciones, comunicándose unos con otros sobre la base de la igualdad, acomodando y aprendiendo los unos de los otros, podrá el mundo conseguir la paz a largo plazo.

Por último, los derechos legítimos de los países en desarrollo pueden mantenerse mejor a través de la democratización, la legalización y la racionalización de las relaciones internacionales, así como con la aceleración de la reforma de la gobernanza mundial.

Desarrollando sus relaciones tanto con los países desarrollados como con aquellos en desarrollo, China, a pesar del aumento de su poderío y de su influencia global, ha probado que se adhiere firmemente a los Cinco Principios, y participa activamente en y contribuye a la mejora del sistema internacional.

«China no buscará la hegemonía incluso si se hace más fuerte», dijo Xi. China ha tomado esta elección estratégica de acuerdo con el desarrollo de los tiempos y con sus propios intereses fundamentales.

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