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Concejales de ERC denuncian ‘oscuras’ maquinaciones de la cúpula del partido

Quien tiene un amigo tiene un tesoro. Eso es lo que le ocurre a Convergència i Unió (CiU) con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). Los republicanos pasaron de ser el azote de los convergentes en el primer Gobierno de Artur Mas a ser sus más acérrimos defensores en esta segunda legislatura gracias a un pacto sellado que tiene como único objetivo que la Generalitat convoque un referéndum independentista.

Y si alguien ha de quedarse en el camino, se queda. De ahí que entre algunos cuadros de Esquerra se critique la deriva de la organización y se apunte directamente a la cúpula republicana de haberse vendido al mejor postor. El último episodio de esta guerra larvada interna tuvo lugar esta misma semana, después de la operación que culminó con la detención del alcalde de Torredembarra, el convergente Daniel Masagué, que está en prisión sin fianza, y siete concejales. Dos empresarios, entre los que se encuentra Jordi Sumarroca, de una de las familias con más peso del sector de la construcción a través de Teyco y con negocios vitivinícolas, y la interventora del ayuntamiento, Ester Arroyo, también han sido imputados en la causa.

La investigación de las presuntas irregularidades (tratos de favor a determinadas empresas) se produjo como consecuencia de una denuncia de la concejal Montserrat Gasull, de ERC, y otra del socialista Enric Granjel. Esta denuncia era de junio del 2012 y narraba varios posibles delitos, como la adjudicación de la limpieza viaria, el alquiler de dos locales propiedad de una empresa privada a precios desorbitados, la contrata de aguas, la construcción de un parking por parte de Teyco y la contratación de la consultora Efial por 18.000 euros al mes. Casi nada.

Todo empezó en el primer pleno de esta legislatura. Ahí se realizó la adjudicación de la recogida de basura, una adjudicación harto sospechosa. Gasull pidió al secretario del consistorio que expusiera las condiciones de esta adjudicación, pero el alcalde no le dejó hablar. A partir de ahí, según los denunciantes, siguieron cacicada tras cacicada.

Dinero bajo mano

Gasull relató que durante los últimos años se ha movido mucho dinero bajo mano. Y no sólo eso: “Había empresas innecesarias, contrataciones dudosas, adjudicaciones directas, abogados carísimos… se contrataron 24 trabajadores a dedo con una falta de transparencia total… Esto sólo es el comienzo, pero no sabemos dónde acabará. Aquí se ha arruinado a familias enteras por favoritismos. Han quedado muchas personas por el camino».

Lo malo, sin embargo, fue que ERC dejó sola ante el peligro a su concejala. Gasull no tuvo inconveniente en denunciar esta situación tras estallar el escándalo como consecuencia de las detenciones. Reconoció “muchas presiones de todo tipo” ante la impasibilidad de la dirección republicana. Y tanta fue la presión que acabó abandonando el grupo municipal de Esquerra en el año 2013, pasando a ser no adscrita, aunque una semana más tarde dirigió otro escrito a la alcaldía dando marcha atrás y ratificando su pertenencia al grupo municipal republicano.

Pero durante estos años, a Gasull no la ayudaron ni los suyos. Es más, a mediados de mayo del 2014, Daniel Masagué le presentó una querella por injurias y calumnias en la que le reclamaba 15.000 euros de indemnización por sus comentarios en los plenos y en las redes sociales. La querella fue admitida a trámite y la concejala fue imputada por un juez un mes antes de desarrollarse la operación que acabó con el encarcelamiento del primer edil.

No fue el único dirigente local dolido con la cúpula de ERC. Ramon Xena, exconcejal de Esquerra en Vilafranca del Penedès, desveló también esta semana oscuras presiones de la dirección del partido en temas relacionados con Caixa del Penedès (cuya cúpula fue juzgada hace poco por corrupción). ¿Motivo? ERC había recibido de la caja el crédito para comprar nueva sede.

Xena señala que vivió oscuros episodios como concejal de Esquerra y relata anécdotas sobre favores del partido, desde recalificaciones de terrenos hasta llamadas personales para orientar el voto en un determinado sentido. Una de las historias que vivió en primera persona es muy ilustrativa. “Yo tenía una orden de derribo de parte del edificio de la Rambla [de Vilafranca], por volumetría excedida. Yo no sé qué pasó. Sé que el arquitecto municipal tenía algún problema, pero también es cierto que por este tema saltó el arquitecto municipal. Sobre Caixa Penedès, una vez me llamaron de la sede central de Esquerra diciendo que tenía que votar a favor de una cosa y me dijeron ‘pero no digas nada, ¿eh?’. Y cuando tomé la palabra en el pleno, lo primero que dije es que votaba a favor de aquella cosa, pero no por las presiones que había tenido ni del partido ni de la caja”.

No se queda ahí la cosa. Después de cesar como concejal, afirma que hubo una recalificación de terrenos. “Con la rebaja que se hizo a Caixa Penedès en una urbanización [se refiere a los impuestos], tendríamos los servicios sociales pagados durante un año. Y ahora resulta que aquello es ahora de Caja Murcia”.

Las actuaciones de ERC quedan también en evidencia a la hora de alinearse con CiU en el Parlamento catalán. Durante los últimos meses, fue Esquerra quien impidió que se crease una comisión de investigación sobre el Centro de Seguridad de la Información (Cesicat), en cuyo seno se había gestado el embrión de lo que sería el CNI catalán. Claro que Esquerra tenía aquí mucho que ocultar, puesto que la persona que elaboró el documento más importante de este CNI catalán era, precisamente, militante de este partido. Y, además, los que elaboraron dosieres de seguimientos a activistas del 15-M estaban también muy cercanos a ERC, cuando no eran directamente afiliados. Para ocultar algunas conductas sospechosas del Cesicat, ERC fue la única que apoyó a CiU en la cámara para rechazar la comisión de investigación.

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