Jim Henson

Lo que esconde Espinete

Coincidiendo con el 75 aniversario del nacimiento de Jim Henson, el creador de Barrio Sésamo y de Los teleñecos, se ha inaugurado una exposición en el Museum of the Moving Image, en Nueva York. Todaví­a hoy Barrio Sésamo ofrece una visión revolucionaria del papel educativo de los medios de comunicación, que abrieron un mercado prácticamente virgen hasta entonces, la infancia.

Es el Instituto Smithsonian quien ha organizado el homenaje al marionetista Jim Henson, que inventó un nuevo tio de programación infantil en televisión. En 1966, el Instituto Carnegie contrató a una productora de televisión, Joan Ganz Cooney, para que analizase las posibilidades de utilizar la tele para ayudar a los niños a prepararse para ir a la escuela. Aquel informe fue tan positivo que, apenas dos años después, Ganz creó una productora, Children’s Television Workshop (CTW), especializada en programas educativos. Entonces fue Jim Henson quien se incorporó a la productora para dar cuerpo a su idea. “Sesame Street” revolucionó la televisión dirigiéndose al público preescolar. En España se estrenó como Barrio Sésamo y su objetivo era enseñar a los más pequeños a leer, contar y relacionarse con la ayuda de unos muñecos, los muppets. La televisión democratizó la educación básica y convirtió a la infancia en un prolífico mercado. La trayectoria del genio marionetista se inició a los 20 años, con un período de 15 años de investigación en torno a las marionetas y trabajando en publicidad. Antes de Sesame Street participó en “Sam and Friends”, diseñando los muñecos que intervenían. Fruto de ese concienzudo trabajo no solo “parió” Barrio Sésamo, también series como Fraguel Rock, películas como “El cristal oscuro” o “Dentro del laberinto”. Hasta 1981, la famosa serie sumó 235 millones de espectadores en más de cien países. Henson falleció en 1990 por una neumonía bacteriana. Tenía 54 años. En España ningún programa, a excepción de “La Bola de Cristal”, llegó a alcanzar las cuotas que alcanzó Barrio Sésamo. Aquí el éxito llegó con la emisión de una versión española del programa adaptada. En ella Emma Cohen interpretaba a la Gallina Caponata, emulando al personaje de “Big Bird” de Henson, Jesús Alcaide al caracol Pérez Gil, y José Riesgo a Julián el quiosquero. Las cuotas más altas de audiencia se alcanzaron a partir de 1983 y hasta 1988, con el Barrio Sésamo de Espinete, Don Pinpón y todo un elenco de personajes que reproducían la vida de cualquier barrio español. Los programas que le siguieron, como “Los Mundos de Yupi” o el desastroso y olvidado “Bluki”, no consiguieron calar ni en la epidermis del público infantil, y pronto la programación infantil se transformó en una concatenación de series de dibujos animados. Algo parecido a lo que ocurrió con “La Bola de Cristal”, aunque por diferentes motivos. Lo cierto es que el programa dirigido por Lola Rico realmente transgredió cualquier formato que hasta el momento se había utilizado. En primer lugar porque se dirigía a los niños como si fueran adultos, aun para tratar temas acordes a su nivel de conciencia. Y segundo porque apuntaban con la crítica constante a Felipe González, Ronald Reagan o Margaret Thacher. Lo que le costó la desaparición de antena, orquestada por Pilar Miró. Todo este período televisivo, desde 1970 hasta 1990, revolucionó, en los dos sentidos, positivo y negativo, la televisión infantil. Por una parte porque el equipo de Henson y la productora CTW concibieron por primera vez la posibilidad de que la televisión sirviera para educar. Y por otra parte proporcionaron alguna de las claves para expandir un mercado televisivo prácticamente virgen, el de los niños. Hasta el punto de convertir en espectadores a las nuevas generaciones, incluso antes de los tres años.

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