Cien años de la muerte de Lenin

Lo que es imposible ocultar

Cuando se cumplen cien años de la muerte de V.I. Lenin, rescatamos de nuestra hemeroteca la conmemoración del centenario de la Revolución de Octubre

Jamás se había hablado tanto de algo que se considera obsoleto, cuando no muerto y enterrado. El primer centenario de la Revolución de Octubre en Rusia, la primera vez que, en 1.917, los explotados tomaron el poder, ha obligado a todos a tomar partido. Y todos, desde los historiadores a los grandes centros de poder mundial, desde los principales medios de comunicación a las organizaciones revolucionarias, han debido destacar la capital importancia que tuvo -y continúa teniendo- en el desarrollo de la historia mundial.

El gran terremoto del siglo XX y del XXI

El 7 de noviembre se ha celebrado en todo el mundo el aniversario de la Revolución de Octubre. El cambio desde el calendario juliano al gregoriano tras el triunfo de la revolución explica este baile de fechas.

Desde meses antes se ha producido en todo el mundo una efervescencia de actos, libros, exposiciones, celebraciones… en torno a esta efeméride.

Que se ha convertido en una avalancha al acercarse la fecha del centenario. No era posible leer los grandes periódicos o ver las principales televisiones sin encontrarse con reportajes o debates sobre la Revolución de Octubre.

Y todos, incluso aquellos que utilizaban su tribuna para atacarla, han resaltado que es el acontecimiento más decisivo del último siglo.

Por poner solo algunos ejemplos, un periódico tan poco sospechoso de “filocomunismo” como El País, confiesa que “las influencias tanto del acontecimiento histórico (comparable con la Revolución Francesa de 1789) como de la ideología que lo animaba se dejaron sentir en toda Europa y en el mundo durante varias generaciones, y marcaron el siglo XX en todos los aspectos: de la economía a la política, pasando por la sociología, el arte y la cultura”.

Incluso desde EEUU, The New York Times o The Wall Street Journal, dos de los principales portavoces de la gran burguesía norteamericana, se refieren a la Revolución de Octubre como “un gran terremoto del siglo XX” y “un acontecimiento que cambiaría para siempre el curso de la historia rusa y mundial”.

Y “El Periódico” concentra muchas de las valoraciones al concluir que “aquellas jornadas de las que ahora se cumple un siglo, fueron el primer paso de un cambio telúrico en la correlación de fuerzas a escala planetaria”.

Un historiador como Josep Fontana lo clarifica en su libro “El siglo de la Revolución. Una historia del mundo desde 1914”, donde nos recuerda que “la Revolución Rusa sigue siendo un fantasma que atemoriza las noches de los poderosos”.

Y estos días se han recordado las palabras de Eric Hobsbawn, una de las principales referencias de la historiografía progresista, explicitando que “las repercusiones de la Revolución de Octubre fueron mucho más profundas y generales que las de la Revolución Francesa (…) La revolución de Octubre originó el movimiento revolucionario de mayor alcance que ha conocido la historia moderna (…) Solo 30 o 40 años después de que Lenin llegara a la estación Finlandia de Petrogrado, un tercio de la humanidad vivía bajo regímenes que derivaban directamente de los 10 días que estremecieron al mundo”.

La explosión revolucionaria que siguió a Octubre de 1917 fue un “big bang” de todas las luchas que han recorrido el mundo desde entonces.

De 1917 a 1923 se produjo una oleada revolucionaria en toda Europa: se proclamaron repúblicas socialistas en Finlandia (1918), Hungría (1919), Baviera (1919), Estrasburgo (1918), Eslovaquia (1919) y Mongolia (1921), y hubo insurrecciones obreras en Holanda (1918), Italia (1918-1920) y Alemania (1918-1923). En España el período de conflictividad social durante la crisis de la Restauración se conoció como el trienio bolchevique (1918-1921) e incluso la anarcosindicalista Confederación Nacional del Trabajo (CNT) llegó a estar afiliada a la Tercera Internacional –más conocida por su acrónimo ruso, Komintern– desde diciembre de 1918 hasta 1922. Y, al calor de la victoria revolucionaria en Rusia, se levantaron los movimientos de lucha de los pueblos bajo dominio colonial en India, China o Egipto, prefigurando el terremoto que tras la IIª Guerra Mundial daría origen al Tercer Mundo.

¿Pero son las repercusiones de la Revolución de Octubre una cuestión del pasado, algo que tuvo una enorme trascendencia hace décadas pero que ahora apenas tiene relevancia?

La principal televisión pública alemana para el extranjero -DW- contradice estas visiones al afirmar, tras “dejar claro la relevancia central de la Revolución Rusa para la historia del siglo XX”, que “las actuales estrategias de la izquierda latinoamericana y de los movimientos revolucionarios en su lucha contra «el enemigo imperialista» demuestran que el espíritu de la Revolución de Octubre no ha muerto”. Reafirmando que “los sucesos ocurridos en los últimos 10 años en países como Venezuela, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Colombia, Bolivia y, por supuesto, Cuba, muestran que la influencia de ese suceso histórico no es un asunto del pasado”.

Muchas visiones de una misma revolución

El centenario de la Revolución de Octubre se ha celebrado en todo el mundo, y no solo por parte de partidos comunistas o grupos revolucionarios.

En Rusia el gobierno de Vladimir Putin ha minimizando al máximo los actos y advertido del “peligro de repetir los desórdenes, pero también se ha visto obligado a celebrar la efeméride.

En Asia, la que es ya la segunda potencia mundial, China, ha celebrado el centenario resaltando, por parte del PCCH, que “la Revolución de Octubre mostró a China el camino del socialismo”, y reivindicando que “se debe escribir un capítulo nuevo del marxismo del siglo XXI”.

En Vietnam -uno de los países del mundo que, tras derrotar a los norteamericanos, disfruta de uno de los mayores índices de crecimiento del mundo- se ha celebrado la Revolución de Octubre en una conferencia de partidos comunistas cuya conclusión ha sido que “el socialismo es la única alternativa real a la crisis capitalista”.

Y en América Latina, Evo Morales, presidente de Bolivia calificó la Revolución de Octubre como “ejemplo en la lucha contra la tiranía y la desigualdad”, en un mensaje donde se recordaba que “hace 100 años, como hoy, triunfó la Revolución Rusa, campesinos y obreros unidos lograron conformar el primer Estado socialista del mundo”.

Nadie puede quedar al margen de la Revolución de Octubre, de su dimensión y consecuencias. Pero sobre ella se ha vertido estos días, semanas y meses, múltiples y contradictorias valoraciones.

Desde los grandes centros de poder mundiales, y los principales medios de los cuales son propietarios, se ha presentado la Revolución de Octubre como “un golpe de Estado ejecutado por los bolcheviques”, donde una minoría se aprovecho del desorden generado por la caída del zarismo y las calamidades provocadas por la Iª Guerra Mundial, para tomar el poder, instaurando una dictadura que no sería producto de “los crímenes de Stalin”, sino que ya estaría prefigurada en el leninismo.

Una versión poco remozada del tradicional mensaje anticomunista, que desprecia la participación del pueblo ruso -en abierta contradicción con la valoración de Lenin, considerando al proletariado de Petrogrado, entonces capital rusa, como los verdaderos héroes de la revolución- y aprovecha para atacar al marxismo.

Pero ha sido Vladimir Putin quien ha situado el mensaje principal de los grandes centros de poder en este centenario: “Cuando miramos a las lecciones de hace un siglo, vemos lo ambiguos que fueron los resultados y que hubo consecuencias positivas y negativas (…)Tenemos que preguntarnos: ¿realmente fue imposible avanzar no con la revolución, sino con la evolución, sin destruir el Estado ni arruinar sin piedad el destino de millones de personas, y en cambio hacerlo mediante una evolución gradual y progresiva?”.

Evolución frente a revolución. Un debate que algunos consideran ya superado… pero que quienes de verdad mandan en el mundo tienen muy presente… para seguir combatiendo el fantasma de la revolución.

Y este es también el nódulo de las visiones que hoy nos ofrecen de la Revolución de Octubre las corrientes dominantes en la izquierda. Cojamos dos destacados ejemplos.

Josep Fontana, historiador, ex militante del PSUC y autor del libro “Un siglo de revolución” propone la siguiente lectura: “Entre las aportaciones positivas de la revolución rusa figura en primer lugar la de haber alentado en todo el mundo las esperanzas de cambio y la voluntad de protesta de los de abajo hasta forzar a los gobiernos del capitalismo avanzado a desarrollar políticas de “reformismo del miedo” (…) lo que favoreció que la socialdemocracia crease lo que llamamos el estado del bienestar”.

La Revolución de Octubre no aspiraba a “suavizar” los efectos del dominio del capitalismo, sino a cuestionarlo radicalmente, a hacer realidad la consigna de la Internacional: “el mundo ha de cambiar de base”.

Por su parte, Pablo Iglesias, secretario general de Podemos, al valorar las enseñanzas de la Revolución de Octubre, nos dice que “hoy el debate sobre reforma o revolución o sobre la construcción del socialismo está fuera de nuestros mapas políticos, no es un debate que forme parte de la práctica, de los desafíos que se encuentran los movimientos sociales o las organizaciones políticas que aspiran a llevar a cabo procesos de transformación”. Remachando que “los proyectos políticos no se definen por los objetivos políticos de los revolucionarios, se definen por la dura realidad”. Y considerando que “la realidad nos pone delante de un desafío aparentemente menos ilusionante que el de la construcción de una sociedad más justa y diferente al capitalismo pero que no es menor, y es como se puede trabajar desde el Estado para construir sociedades postneoliberales (…) en las que las políticas que salvaguarden la dignidad de los sectores subalternos puedan ser una realidad”.

¿Cuál es la realidad que se impone forzosamente… la de la obligatoriedad de aceptar el capitalismo? ¿Los revolucionarios no podemos hacer nada, puesto que “la realidad” siempre se impone a la posición que tomemos?

La cuestión central que define el carácter de la Revolución de Octubre es la toma del poder del Estado por parte del proletariado y el pueblo ruso.

No fue un cambio de gobierno o un giro hacia políticas más favorables a “los de abajo”. Supuso la primera vez que las clases explotadas tomaban el poder, ese es su significado histórico y ese es el horizonte revolucionario que nos plantea.

11 comentarios sobre “Lo que es imposible ocultar”

  • Fátima nos dice que «ser obrero no es ser comunista». Pues si pones a un obrero en la Moncloa tomará medidas comunistas, como Lula da Silva

    En la Comuna de París,se votaba en listas abiertas,por distrito,a los delegados de la Comuna y como la mayoría eran obreros el Ayuntamiento estaba compuesto de proletariado, que tomaron medidas revolucionarias

    Un saludo Fátima

  • Pablo Iglesias, como de costumbre, soltando chorradas.»no se puede tomar el poder», en pleno alarde de eurocomunismo de Carrillo «dictadura ni la del proletariado»

    Manda cuyons. Y eso lo dice uno que quería gobernar como loco y fue vice-presidente del gobierno

    Entonces para qué querías gobernar Pablete? Para tener muchos chalets? https://www.vozpopuli.com/dolcevita/pablo-iglesias-e-irene-montero-casas.html?amp=1

    Menos mal que se piró de Podemos 🙄

  • Con la Revolución de Octubre se abren las puertas a las demandas del 90% de la población mundial,ya para siempre: el segundo gobierno obrero de la historia ( el primero es la Comuna de París en 1871)

    Y eso no tiene vuelta atrás

  • «No fue un cambio de gobierno o un giro hacia políticas más favorables a “los de abajo”.»……con ésta tesis no estoy de acuerdo.Como bien decía Nurieta(Nuria Suárez,presidenta de Recortes Cero):»un partido para gobernar»,¿o acaso Evo Morales o Hugo Chávez no tomaron el Gobierno y emprendieron las transformaciones revolucionarias pertinentes?.En España,tenemos el caso de Marinaleda,donde el alcalde te lo dice bien claro:»de lo que se trata es de tener un Gobierno comunista,pero de verdad».Nuestra labor es poner a un obrero de la construcción en la Moncloa(y en el Ministerio del Interior a un ama de casa),que verás cómo cambia el pais éste de pandereta

    • Ser obrero no es garantía de ser ser comunista, o ser mujer tampoco de defender los derechos y a las mujeres
      Por eso no entienden muchos q haya currantes q voten derechas.
      No es donde o como has nacido, ni siquiera el papel que ocupes en la cadena de producción sino la posición que tomes ante el mundo, ante la revolución

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