Batiscafo

Llorarán, pero de la risa

Con la reforma tributaria, empresarios y productores agropecuarios pagarán lo que dejarán de hacer monopolios y multinacionales

Al comparar lo dicho el pasado 27 de abril, en Tibú – Norte de Santander – por el Presidente de la República, acerca de una reforma tributaria en la que, según él, los estratos altos, (……) van a chillar, con el texto del proyecto presentado el pasado 4 del mes en curso, llegó de manera automática a mi memoria el famoso poema del mejicano Juan de Dios Peza, aquel de yo soy Garrick, cambiadme la receta el cual intituló Reír llorando, que termina así:

Aquí aprendemos a reír con llanto

Y también a llorar con carcajadas.

La razón: la reforma deja en firme las innumerables y enormes ventajas tributarias que generosamente han entregado éste y pasados gobiernos a monopolios financieros y multinacionales. Seguirán incólumes los pactos de estabilidad jurídica, las zonas francas y las deducciones por inversiones en activos fijos. Carecen de motivo para llorar y al contrario podrán reír a carcajadas en los directorios de esos poderosos pulpos económicos porque se establecerán nuevas prerrogativas en su favor, como las de bajar el impuesto de renta del 33% al 25% y el de ganancia ocasional del 35% al 10%.

¿Y de dónde saldrán los recursos que se esfumarán de esa forma? De aquellos a los que Santos invitó a reír, aunque deberían llorar y rebelarse contra la reforma: las capas medias que viven de su trabajo, la pobrería que consume el popularcorrientazo, y mucho ojo: un importante grupo de productores agropecuarios serán grandes damnificados de este nuevo paso neoliberal: porcicultores, avicultores, lecheros y productores de carne en general. Veamos.

Hasta el momento, los productores de res, cerdo, pollo, huevo y leche, bienes catalogados como exentos de IVA -no lo pueden cobrar al vender-, solicitan cada 2 meses a la Dian, la devolución de ese gravamen -que si pagan al comprar materias primas e insumos-. Esas devoluciones en el año 2011 y solamente para el sector avícola, ascendieron a $ 340.000 millones de pesos según lo informó Fenavi, lo que permite afirmar que para todo el sector pasa de lejos del billón de pesos.

Pues bien, en adelante no será posible solicitar esas devoluciones y solamente podrán cruzar esos valores con el impuesto de renta cada año. La Dian afirma que ese dinero se abonará al impuesto de renta, pero resulta que todos los sectores mencionados han reportado rentabilidades negativas, lo que en buen romance significa que no tendrán de donde descontarse el IVA pagado. Como dicen por ahí, esa platica se perdió.

La Dirección de Impuestos alega que la reforma baja el IVA para las materias primas de los concentrados animales – maíz, sorgo, soya y otros-. Cierto, como igualmente verdadero es que los concentrados, que representan el grueso de los costos del sector, siguen con el mismo 16% y la inmensa mayoría de los productores no los fabrican.

Hace demagogia el Gobierno con el hecho de que para unos cuantos empresarios que están en capacidad de elaborar sus propios alimentos balanceados, efectivamente la materia prima tendrá un costo un poco menor. En adelante pagarán menos IVA, pero será irrecuperable; hoy en cambio, a pesar de ser mayor el impuesto, cada dos meses lo recuperan en su totalidad. La consecuencia inevitable es que al entrar en vigencia la reforma, si los colombianos dejamos que pase, tendrán que cargar cada peso abonado al IVA al precio de venta, es decir, al consumidor.

Pero en esto tal vez lo más preocupante es que la propuesta del gobierno aparece casi de manera simultánea con la entrada en vigencia de varios tratados de libre comercio, en particular el suscrito con Estados Unidos. De allá llegarán contingentes – volúmenes de importaciones que no pagan arancel-, de todos estos productos, que no arrastran la carga del IVA, sino por el contrario, vienen aliviados en sus costos por enormes subsidios estatales. El consumidor pagará un precio mayor y el productor nacional perderá todavía más competitividad, palabra que tanto gusta a los yuppies que redactaron la reforma.

Por eso los invitados por el gobierno a celebrar, pues maliciosamente presenta la reforma como tendiente a favorecer a los más pobres, verán convertida su risa en llanto. Por el contrario, a quienes Santos les auguró que chillarían, evidentemente llorarán………..pero de la risa.

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