Latinoamérica tendrá un crecimiento en 2009 quizá de 0.3 por ciento, muy debajo de lo previsto, lo que pone de relieve que la crisis financiera impactó mucho más en esa región de lo que se creyó en un principio.
Si a rincipios del 2008 se hablaba de que la economía latinoamericana seguiría creciendo a pesar de la crisis mundial, a fin de año se descartó este concepto de «desacople».Latinoamérica tendrá un crecimiento en 2009 quizá de 0.3 por ciento, muy debajo de lo previsto, lo que pone de relieve que la crisis financiera impactó mucho más en esa región de lo que se creyó en un principio, señaló hoy el Banco Mundial (BM).De acuerdo con las previsiones pesimistas para las dos mayores economías latinoamericanas, el PIB de Brasil crecerá un 0,5%, y el de México se contraerá un 1,2%.Habrá países más afectados como México por su vínculo con Estados Unidos o Centroamérica por su relación con el turismo. Pero en Sudamérica impactará la reducción de los precios de las materias primas. Sólo unos pocos países como Perú, Panamá y Uruguay crecerán pero más por una inercia del crecimiento actual.Los países que exporten productos terminados a EEUU sufrirán menores volúmenes de ventas, debido a la baja en el consumo de los estadounidenses, un ejemplo de esto es la industria manufacturera mexicana.Las tasas de desempleo en Norteamérica también son un factor que perjudica a los países receptores de remesas como México y Centroamérica, ya que los empleos de los sectores inmigrantes normalmente sufren más ante el fenómeno del desempleo estadounidense.Los altos precios internacionales de las materias primas facilitaron en gran medida el crecimiento económico regional en el período 2003-2008, pero su caída tendrá un impacto diferente en distintos paísesLos exportadores de materias primas alimenticias (países productores de soja como Argentina, Brasil, Paraguay) sufrirán una caída menor de los precios que los de metales o productos energéticos (el cordón andino: Chile, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela).El sector financiero regional no quedó directamente involucrado en la crisis «subprime» (hipotecas de alto riesgo estadounidenses), aunque dada la importancia de los bancos extranjeros en América Latina, no hay que descartar algún coletazo de esta crisis en 2009.La crisis financiera internacional ha tomado a Latinoamérica en un momento de fuerte crecimiento económico. Pero no solamente los países latinoamericanos estaban disfrutando de un histórico período de crecimiento, sino también sus gobiernos (al menos en la mayoría de los países de la región), se encontraban llevando adelante importantes reformas e impulsando medidas tendientes a lograr el desarrollo económico de la región y el crecimiento sostenido en el largo plazo.La crisis actual también genera una oportunidad para profundizar el desarrollo de las finanzas regionales. Los acuerdos de la Unasur por un lado, y los de Argentina y Brasil en su alianza estratégica por otro, tiende a apuntar novedosamente a la configuración de un sistema multilateral de pagos y de crédito.De este modo se comienzan a generar consensos bastante inéditos hasta hace poco sobre la construcción de un sistema multilateral de pagos, de una coordinación macroeconómica que apunte a tener una moneda de reserva y generar crédito para infraestructura y producción sin condicionamientos externos.Hoy como ayer, todo indica que la gran crisis se manifestará no solo en una caída de las exportaciones tradicionales (por falta de demanda de los países centrales). Una cierta desconexión resulta inevitable y como antaño se vuelve a enfatizar en la necesidad de incentivar el mercado interno, fortalecer el trabajo nacional, recuperar (y en algunos casos construir) las instituciones públicas, reafirmar la soberanía nacional (el distanciamiento de Washington, del Banco Mundial y del FMI sería uno de sus síntomas más claros).