Las subvenciones las carga el diablo

«El secretario de Estado de Asuntos Europeos, Diego López Garrido, se encuentra imputado por una querella admitida en un juzgado de primera instancia. Aparentemente es un asunto menor: dos subvenciones a la Fundación socialista Alternativas, de la que fue patrono López Garrido hasta su incorporación al Gobierno. El problema es que las dos subvenciones, 60.000 euros la primera (2008) y 18.000 la segunda (2009), las otorgó Exteriores con la firma del secretario de Estado». (Estrella Digital)

Los 78.000 euros del resupuesto de Exteriores que fueron adjudicados servían para una encuesta sobre la Europa que queremos y un portal relacionado con la propia encuesta. Y aquí pueden empezar los problemas: ¿tiene sentido un encargo de ese tipo?, ¿necesita el Gobierno que ese tipo de informe lo haga una fundación privada y partidista?, ¿no estamos ante otro caso semejante al de esos informes encargados por el Gobierno catalán al servicio de la nada?, ¿cuántas subvenciones, informes, dictámenes, encargos…, innecesarios e inútiles se pagan con dinero de los contribuyentes?, ¿cómo y cuándo se han hecho esos trabajos? EXPANSIÓN.- Son cada vez más las voces críticas sobre las deficiencias que destila el nuevo sistema de financiación regional. Dichas críticas también están floreciendo en las propias filas socialistas. La última, la del experto en materia fiscal y financiación autonómica José Víctor Sevilla –secretario de Estado de Hacienda en el primer Gobierno de González y actual colaborador de la Fundación Alternativas, vinculada al PSOE–, que en un exhaustivo documento advierte de que el nuevo modelo es mucho más complejo y no resuelve los dos problemas nucleares que se plantean, esto es, la autonomía fiscal de las regiones y la nivelación de los recursos entre comunidades ricas y pobres. EL PERIÓDICO.- La histórica visita de Richard Nixon a China en 1972, la primera de un presidente estadounidense, fue una demostración del más puro pragmatismo en un mundo que ya estaba dibujado por la guerra fría. La que ahora realiza Barack Obama al gigante asiático tiene también su razón de ser en el pragmatismo, pero de ella saldrá el dibujo de un nuevo orden en el que se reconocerá a China el papel de gran potencia, y al Pacífico, ser el nuevo centro de gravedad del siglo XXI. Opinión. Estrella Digital Las subvenciones las carga el diablo F. González Urbaneja El secretario de Estado de Asuntos Europeos, Diego López Garrido, se encuentra imputado por una querella admitida en un juzgado de primera instancia. Aparentemente es un asunto menor: dos subvenciones a la Fundación socialista Alternativas, de la que fue patrono López Garrido hasta su incorporación al Gobierno. El problema es que las dos subvenciones, 60.000 euros la primera (2008) y 18.000 la segunda (2009), las otorgó Exteriores con la firma del secretario de Estado. Aparentemente es un asunto enojoso, más aún en vísperas del semestre de presidencia europea que exige dedicación esmerada y plena del secretario de Estado responsable directo de esa responsabilidad. El demandante es otra fundación con un perfil ideológico contrario y con ganas de meter en problemas al Gobierno. Los jueces determinarán si hay caso y si se puede configurar algún delito con los hechos denunciados, que son bastante claros. Al margen de lo que digan los tribunales, que se tomarán tiempo en las distintas instancias que actúen, el caso plantea algunas preguntas sobre la naturaleza de estas fundaciones de partido (de todos los partidos con poder) y la naturaleza de las propias subvenciones. Los 78.000 euros del presupuesto de Exteriores que fueron adjudicados (supongamos que con un procedimiento transparente y competitivo) servían para una encuesta sobre la Europa que queremos y un portal relacionado con la propia encuesta. Y aquí pueden empezar los problemas: ¿tiene sentido un encargo de ese tipo?, ¿necesita el Gobierno que ese tipo de informe lo haga una fundación privada y partidista?, ¿no estamos ante otro caso semejante al de esos informes encargados por el Gobierno catalán al servicio de la nada?, ¿cuántas subvenciones, informes, dictámenes, encargos…, innecesarios e inútiles se pagan con dinero de los contribuyentes?, ¿cómo y cuándo se han hecho esos trabajos? La transparencia de las fundaciones de partido es manifiestamente mejorable. Por ejemplo, la memoria de Alternativas, pública en su página web, informa que el 2008 obtuvo casi dos millones de euros de ingresos y unos gastos ligeramente superiores. Los ingresos llegaron en un 10% de sus socios y el 90% de patrocinadores. Pero ni un solo detalle de esos patrocinios, ni origen ni destino. A la vista de la nómina de patronos (de Zapatero a Felipe González, pasando por Almunia) cabría esperar un exquisito cuidado en la gestión, en las cuentas, en los encargos, en la transparencia. Es probable que la administración sea escrupulosa, que todo esté claro, contabilizado, bien gestionado… pero esa memoria podría ser más generosa en las explicaciones contables. La demanda contra López Garrido puede ser aviesa, puede ser interesada, pero es pertinente, pretende clarificar el uso de fondos públicos gastados con ¿liberalidad?, ¿ligereza?…, cualquier cosa menos ejemplaridad y exigente diligencia. Seguramente no estamos ante un delito pero sí ante un incómodo tropiezo con consecuencias imprevisibles. ESTRELLA DIGITAL. 17-11-2009 Editorial. Expansión El PSOE también critica la financiación regional Desde el precario acuerdo que el Gobierno alcanzó el pasado verano con los dirigentes autonómicos sobre la nueva ley de financiación regional hasta su aprobación la semana pasada en el Congreso de los Diputados, por los pelos, son cada vez más las voces críticas sobre las deficiencias que destila el nuevo sistema. Dichas críticas también están floreciendo en las propias filas socialistas. La última, la del experto en materia fiscal y financiación autonómica José Víctor Sevilla –secretario de Estado de Hacienda en el primer Gobierno de González y actual colaborador de la Fundación Alternativas, vinculada al PSOE–, que en un exhaustivo documento advierte de que el nuevo modelo es mucho más complejo y no resuelve los dos problemas nucleares que se plantean, esto es, la autonomía fiscal de las regiones y la nivelación de los recursos entre comunidades ricas y pobres. Como el propio Sevilla reconoce, con el traspaso de nuevas competencias impositivas, las comunidades disponen de instrumentos que les permiten ejercer su autonomía financiera, pero en la práctica no se acaba con la inercia de los últimos años y se mantiene la perversa dinámica de que las regiones continúan reclamando recursos a la Hacienda central como en un sistema de ingresos centralizados, para eludir el coste de impopularidad de asumir eventuales subidas de impuestos o ajustes en el gasto. Respecto al segundo reproche, los sistemas de nivelación –el mecanismo que utiliza el Estado para cerrar la brecha de rentas entre comunidades e igualar el nivel de recursos por habitante–, Sevilla censura el componente arbitrario que incorporan las ponderaciones para el reparto de los fondos –población, envejecimiento…–, fruto de que la negociación ha quedado subordinada más a criterios políticos que a una lógica de los ingresos y gastos del Estado. El mercadeo político que ha dirigido las negociaciones deja abierta a futuros cambios una ley que por su importancia –financia casi todos los servicios públicos- no debería ser devaluada con tanta facilidad cada poco tiempo. En síntesis, Sevilla cuestiona que el galimatías de nuevos fondos que se crean realmente contribuyan al objetivo de estimular la convergencia regional. Todos estos argumentos abonan la tesis que hemos venido defendiendo desde estas páginas de que el modelo, ahora en trámite en el Senado, ni responde a una lógica financiera en la que prime el interés general ni aprueba los criterios constitucionales de solidaridad, en tanto que favorece a las regiones más ricas frente las pobres. Esto, en la práctica, agravará las desigualdades. EXPANSIÓN. 17-11-2009 Editorial. El Periódico El nuevo orden de China y EEUU La histórica visita de Richard Nixon a China en 1972, la primera de un presidente estadounidense, fue una demostración del más puro pragmatismo en un mundo que ya estaba dibujado por la guerra fría. La que ahora realiza Barack Obama al gigante asiático tiene también su razón de ser en el pragmatismo, pero de ella saldrá el dibujo de un nuevo orden en el que se reconocerá a China el papel de gran potencia, y al Pacífico, ser el nuevo centro de gravedad del siglo XXI. Antes de pisar territorio chino, Obama dejó bien claro que considera aquel país tanto un socio vital como un competidor. No es ningún secreto que EEUU necesita a China para resolver muchos de sus problemas, ya sea la amenaza nuclear que representan Corea del Norte e Irán, países con los que el Gobierno de Pekín mantiene provechosas relaciones comerciales, o la estabilidad financiera para superar la crisis global. China es el mayor comprador de deuda pública estadounidense. Sin ni siquiera haberse iniciado el encuentro entre Obama y Hu Jintao, los dos países demostraron la sintonía y el peso determinante de esta relación, que algunos ya denominan G-2, cuando desactivaron la futura cumbre de Copenhague sobre el cambio climático que debe reunirse el próximo 7 de diciembre. China y EEUU son los mayores contaminantes del mundo y sin su contribución no es posible alcanzar un acuerdo destinado a reducir las emisiones de dióxido de carbono. En esta relación, que va más allá de una normal relación bilateral, quien más necesita del otro es EEUU. Por esta razón, a Obama le ha correspondido la parte más difícil en este encuentro. Ha tenido que defender los intereses de su país para obtener resultados concretos sin que en casa le puedan echar en cara haberse sometido al dictado de Pekín. El presidente estadounidense ha debido echar mano del pragmatismo que define las relaciones exteriores de su Administración. Antes de que iniciara su periplo asiático, la Casa Blanca ya había soslayado temas que molestan a Pekín, como el Tibet, Taiwán o las minorías étnicas. Sin embargo, el pragmatismo no ha impedido que el presidente hiciera una defensa de los derechos y las libertades fundamentales al recordar que se trata de valores universales. Ciertamente, la audiencia a la que se dirigía no eran las autoridades chinas, pero los estudiantes que le escuchaban le permitieron salvar la cara en este espinoso asunto. EL PERIÓDICO. 17-11-2009

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