Las ocultas conexiones internacionales del soberanismo catalán

Es impensable que los Mas y Puigdemont se atrevan a llevar hasta el final el desafío contra la unidad en un país como España sin contar cuanto menos con el amparo y aliento de los grandes centros de poder mundiales.

Ante la sociedad española permanece oculto cómo las principales potencias han utilizado -y seguirán haciéndolo- el peligro de fragmentación al servicio de sus intereses de dominio sobre nuestro país.

La inmensa mayoría de analistas dan por supuesto que ningún centro de poder mundial va a respaldar una hipotética independencia de Cataluña. Esgrimen para ello los comunicados de la embajada norteamericana o de Angela Merkel respaldando una “España unida”, o los numerosos pronunciamientos de Bruselas advirtiendo que una Cataluña independiente quedaría fuera de la UE.

Pero sabemos que la diplomacia internacional juega siempre un doble juego. Finlandia negaba públicamente la posibilidad de que Estonia se independizara mientras en secreto respaldaba a las fuerzas favorables a la disgregación. En el caso de las grandes potencias esta doble moral adquiere proporciones mucho mayores.

Mas y Puigdemont insisten en “internacionalizar” el procés, afirmando que para tener éxito es necesario “tejer complicidades internacionales” que permitan avanzar hacia la independencia.

Frente a quienes califican esta estrategia de suicida y condenada al fracaso, los hechos demuestran que desde importantes centros de EEUU o de la UE se ha dado cobertura y alentado el desafío secesionista en Cataluña.

La pista americana

El ex ministro de Exteriores de Rajoy, José Manuel García Margallo, ha reconocido que la participación española en las misiones de la OTAN en el Báltico fue “un ejemplo de favor” para parar el proceso soberanista. Aparentemente para evitar que alguno de los países bálticos -Estonia, Letonia o Lituania- se pronunciaran a favor del procés soberanista catalán. En realidad, quien se cobraba el precio era EEUU. A cambio de pronunciamientos como la declaración de la embajada norteamericana respaldando la unidad de España, nuestro país era obligado a multiplicar sus servicios a la OTAN, desde más misiones a duplicar nuestra contribución económica.«Los hechos demuestran que desde importantes centros de EEUU o de la UE se ha dado cobertura y alentado el desafío secesionista en Cataluña.»

Esta es una prueba de como EEUU ha utilizado como arma contra España las heridas contra la unidad, aún cuando exhiban públicamente un nada desinteresado apoyo.

No se trata de un ejemplo aislado. Son muchos los hechos que demuestran como Washington ha usado el “conflicto catalán” como vía de intervención en España.

El congreso norteamericano -en la figura de su presidente del “subcomité para asuntos europeos”, Dana Rohrabacher- ha avalado el “derecho a decidir de Cataluña”, recibiendo tanto a Mas como a Puigdemont.

Está confirmado que el gobierno catalán ha contactado con el Mossad israelí, además de con los servicios de inteligencia alemanes y franceses, demandándoles apoyo para crear “el CNI” del futuro Estado independiente. La “pista israelita” vuelve a conectar el soberanismo catalán con EEUU, como lo confirmaba un artículo publicado por El País: “los nacionalistas catalanes consideran que el proceso soberanista sería más fácil si actores internacionales como Israel, con gran ascendiente sobre Estados Unidos, lanzaran algún guiño a favor de la consulta”.«Quienes afirman que el rechazo internacional es un dique de contención frente a los intentos de ruptura pretenden que confiemos en nuestros más íntimos enemigos»

Un peligroso juego contra la unidad de España que siguen practicando. La Vanguardia publica como el segundo de Junqueras en la conselleria de Economia se ha reunido varias veces en Londres con bancos de inversión internacionales -fundamentalmente norteamericanos- para conseguir los 50.000 millones que necesitaría un “nuevo Estado catalán” para garantizar su funcionamiento durante un año.

Y el Foreign Office británico -prolongación de EEUU en Europa- ha reconocido que se ha reunido con los representantes de una Generalitat que pretenden separarse de España, o que dispone de informaciones, relativas al procés soberanista catalán, que perjudicarían los intereses españoles o las relaciones de España con otros países. Y que seguirán siendo secretas… también para el gobierno español.

La conexión bávara

Los apoyos internacionales al secesionismo en Cataluña vienen también desde Alemania, a través de la CSU, en el poder en Baviera desde el final de la IIª Guerra Mundial y socio del partido de Merkel.

A través del Comité de las Regiones de la UE, los proyectos compartidos entre Baviera y Cataluña, o iniciativas comunes como la “Liga europea de naciones que reclaman el derecho a limitar la solidaridad interterritorial”, una reaccionaria plataforma impulsada por la CSU a la que Convergencia se sumó entusiasmada.

Roland Vaubel, uno de los principales asesores económicos de Merkel, recomienda que “Europa respete una hipotética independencia de Cataluña”. Declarando que “la Comisión Europea intenta desanimar la secesión de Cataluña afirmando que dejarán de ser miembros de la Unión (…) pero a mi juicio una Cataluña independiente será perfectamente viable y aportadora neta de la UE”.«Tanto Artur Mas como Puigdemont han reiterado que una Cataluña independiente sería un peón todavía más fiable de los intereses norteamericanos o alemanes»

Y el partido de la Alianza de los Liberales y Demócratas Europeos (del que forman parte el ex comisario económico Olli Rehn -representante de la inflexibilidad en la ejecución de los recortes- o el ex secretario general de la OTAN, Andres Rasmussen) aprobó un manifiesto a favor del derecho a decidir de Cataluña, incorporándolo a su programa para las elecciones europeas.

Estos son solo algunos ejemplos de como desde los principales centros de poder de la UE se ha amparado y alentado los proyectos de ruptura en Cataluña.

Amigos que son enemigos

Quienes afirman que el rechazo de las instituciones internacionales es un dique de contención frente a los intentos de ruptura pretenden que confiemos nuestra tranquilidad a nuestros más íntimos enemigos.

Los Mas y Puigdemont siguen insistiendo en la internacionalización del procés, alegando que, a pesar de las declaraciones de la UE sobre que una Cataluña independiente no formaría parte de la Unión, “Bruselas es pragmática, y aceptará la independencia si es un hecho consumado”.

Y tienen razón en ello. Las grandes potencias no tienen aliados, solo intereses de dominio. Y actúan, no en función de la legalidad sino de lo que le conviene en cada momento.

Tanto Artur Mas como Puigdemont han hecho los deberes, insistiendo ante todos los centros de poder mundiales en que una Cataluña independiente seguiría siendo un peón fiable de los intereses norteamericanos o alemanes, desde la participación en las misiones militares de la OTAN al cumplimiento de todos los dictados de la UE. Ofreciéndose incluso como una plataforma donde tanto Washington como Berlín podría aumentar su nivel de intervención.

El hegemonismo no va a renunciar a este ariete de intervención sobre España. Por el contrario, le interesa que las heridas contra la unidad permanezcan abiertas, en un momento donde deben dar nuevas vueltas de tuerca en su presión sobre nuestro país.

Las posiciones que dan por supuesto que un reconocimiento internacional a la independencia de Cataluña es imposible rebajan nuestras defensas. Esperando amparo de quienes son los principales valedores de los ataques contra la unidad.

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