SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Las Marchas de la Dignidad toman Madrid en una manifestación histórica

Las Marchas de la Dignidad han superado las expectativas con las que partían los organizadores. No sólo por la gran afluencia, sino también por el ambiente de unidad que se ha podido apreciar entre manifestantes de distintas regiones del país y las mareas, que hasta hoy tenían un objetivo de protesta común pero no una guía de acción conjunta.

Se hacía extraño ver en Madrid ikurriñas, banderas independentistas catalanas, y andaluzas y extremeñas adornadas con una estrella roja en el centro, pero más raro resulta que todas ellas marchen codo con codo unidas bajo una reivindicación común: “Pan, trabajo y techo”, aunque pronunciada en muchos acentos diferentes.

Resulta complicado delimitar en qué momento comenzó la manifestación, convocada a las 17.00 horas, ya que la cabecera de la misma, que plantó la columna andaluza a las 15.00 a la altura del Museo del Prado, tuvo que ir adelantándose para dar cabida a las personas que se aglomeraban en los alrededores de Atocha.

Mientras la cabecera seguía avanzando la densidad de la manifestación aumentaba, llenando los dos carriles del Paseo del Prado e incluso gran parte del Paseo de Delicias. Era difícil caminar sin chocar con alguna pancarta o sin que una bandera tapara la cara a los más altos. Las consignas eran por la renta básica, contra la subida de la tasas, pidiendo una sanidad pública y de calidad, entre otras reivindicaciones.

Los cánticos y lemas siguieron sucediéndose en un ambiente lúdico, en el que no se vivió ningún tipo de incidente ni momento de tensión. Esta fluidez y la prematura partida de la manifestación provocó que el principio de la misma llegara a Colón a las 18.00 horas, una antes de lo previsto. La plaza estaba repleta de gente incluso antes de que llegara la comitiva del Sindicato Andaluz de Trabajadores, punta de lanza de los manifestantes y escoltada en todo momento por un cordón de bomberos.

Los mismos bomberos tuvieron que hacer un pasillo para conducir a los representantes del mundo de la cultura, de las columnas y organizadores que iban a participar en el acto de cierre de la manifestación. Las palabras que dedicaron a la gente que pudo llegar a Cibeles sonaron a gallego, vasco y catalán pero todas compartieron la esencia de lo que dijo Sonia Resina, de la columna catalana: “queremos tener el derecho a decidir sobre nuestra vida, pero no solo los catalanes, sino todas las personas de todos los lugares, hombres y mujeres”.

Eran las 20.00 horas, mucho después de que el acto central comenzara, cuando el final de la manifestación era capaz de pasar la glorieta de Cibeles, minutos antes de que la policía antidisturbios comenzara a cargar. Mientras comenzaron los gritos de las personas asustadas ante la policía, las arengas del escenario seguían sonando de fondo.

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