Opinión

Las funerarias locales

Mientras se cierra esta edición la intervención militar en Libia es ya un hecho. Indeendientemente de la forma en que se desarrollen los acontecimientos, asistimos a una nueva escalada imperial de violación de la soberanía nacional. Ni un solo gesto creíble en defensa de la lucha legítima del pueblo libio por liberarse de la tiranía, más bien lo contrario, su uso fraudulento en la justificación del dominio a sangre y fuego. Vaya la defensa de las libertades y la soberanía por delante. Es inapelable y sin matices. Cientos de páginas se han escrito levantando la “bandera de la libertad”, basada en la “no-violencia” ejercida a través de la “desobediencia civil” vía Internet, para loar las “nuevas revoluciones” del siglo XXI. Como si existiera un solo espacio de libertad que hubiera sido conquistado sin demoler la arquitectura de dominio de las principales potencias que lastran la independencia de países, naciones y pueblos. Ese es el principal papel que han cumplido las redes sociales en los acontecimientos que recorren el Norte de África y Oriente Medio en los últimos meses, ocultar la intervención de la superpotencia norteamericana, dirigiendo la disidencia y articulando el “recambio” más beneficioso para sus intereses. Como la expresión utilizada por el Jefe de la Sección de Asuntos Europeos en una conversación con Wells Stabler, el embajador estadounidense en España entre 1974 y 1978, hablando sobre la sustitución de Franco: “estamos en contacto con las funerarias locales”. Las redes sociales han actuado de resistentes neumáticos del coche fúnebre. La vinculación de las grandes compañías de la red con los principales aparatos del Estado norteamericano ha sido ya un tema tratado en estas páginas, pero, desgraciadamente, hemos podido encontrar en estos días un clarificador ejemplo de cuál es el uso que los principales centros de poder, especialmente EEUU, saben dar a uno de los campos más avanzados del desarrollo científico-técnico: Centralizan la información elaborando gigantescos registros en los que se incluyen a millones de personas y organizaciones; almacenan billones de datos y bytes de información en sus servidores; dirigen la opinión y articulan el control de los movimientos sociales. La red ofrece una cantidad de oportunidades, espacios de libertad y sistemas de relaciones inimaginables hace dos décadas. Pero como en cada cosa, debemos saber separar el polvo de la paja, y no dejar que los cantos de sirena nos confundan, aunque se disfracen de “mayoría de opinión” mediática: No es posible la libertad si no existe la independencia de los principales centros de poder. No es posible el desarrollo del pensamiento, la ciencia y la cultura si no es en beneficio de los ciudadanos. Si verdaderamente las principales redes sociales se guían por estos intereses, quiere decir que EEUU dirige sus portaaviones y submarinos hacia Libia buscando exclusivamente la sincera defensa de la libertad y la libre capacidad de decisión del pueblo libio.

Deja una respuesta