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Las encuestas apuntan crisis de modelo

La encuesta del CIS con preguntas y estimaciones sobre intención de voto abren líneas de tendencia para los expertos demoscópicos, la base de datos del instituto público son material de trabajo para los demás que cocinan sus estimaciones con referencias al CIS y con sus propias encuestas. De lo publicado por el CIS el miércoles conviene retener más datos que el resultado final de sus estimaciones.

El primero es que el 55% de los encuestados o van a votar en blanco o no van a votar, porcentaje más alto del habitual en las convocatorias electorales, aunque pudiera aproximarse al de las europeas del 25 de mayo que sin una improbable agitación puede movilizar a menos de la mitad del censo. Las del 2009 alcanzaron un 46%, cuatro puntos más que la media del conjunto de la UE.

El segundo dato es el de la estimación directa de voto: 11,8% para PSOE, 10,8 para PP que se traducen en algo más del 25% para los primeros y dos puntos menos para los segundos. El bipartidismo salta por los aires al no lograr ni la mitad del voto. Si a esa intención de voto se suma la simpatía de los encuestados el resultado es bastante parecido 17% para socialistas (que supondría menos del 30% de los votos que cuentan para signar escaños) y 14% para populares (del orden del 25%). El bipartidismo también sale malparado. Los dos partidos complementarios, IU y UPyD, alcanzarían respectivamente el 15 y el 10% de los votos válidos, magnífico resultado pero insuficiente en cualquier caso para una alianza a dos.

Finalmente la atribución que los expertos electorales del CIS hacen favorece al PP con un 32% del voto válido y deja al PSOE donde estaba, en el 26%; el bipartidismo sale algo mejor pero por debajo del 60%, el resultado más bajo de la historia de la democracia. En este caso los dos partidos siguientes obtienen el 11,3% (IU) y 9,2% (UPyD) que son también insuficientes para formar una mayoría absoluta con cualquiera de los grandes.

En cualquier caso estamos ante estimaciones poco útiles ya que las elecciones europeas van a trastocar estrategias y liderazgos para abrir una fase nueva con el bipartidismo cuestionado y con una geometría electoral incierta. Se abre la hipótesis de una gran coalición de los dos grandes partidos, incentiva por la cuestión catalana y por sus propias debilidades. De manera que estos son momentos finales de un modelo agotado que requiere nuevas propuestas y otro tipo de acuerdos. Otra transición que está en puertas.

El barómetro del CIS tiene otros datos de interés sobre los sentimientos de los españoles que merecen otro comentario.

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